Los problemas diarios del Transantiago
Por estos días mucho se habla sobre quién tiene la culpa de la contaminación, de la mal hecha pavimentación de la Alameda, del atraso del Transantiago… Pero, ¿alguien propone algo para mejorar la situación?
Nadie habla de lo mal que están funcionando algunas cosas en los buses del Transantiago.
Son pequeñas situaciones que muchos han vivido, que tienen una solución no tan compleja, pero que si persisten terminarán por hacernos odiar a estos nuevos buses que nos llenaron de alegría en un principio.
Primer problema: Buses Articulados
Partamos por algo básico. Los buses articulados son para las vías troncales, cumplirán una función parecida a la del metro. Requieren también de mucho espacio, de ahí la idea de las vías segregadas en los troncales.
En resumen: necesitan mucho espacio ya que son máquinas grandes de viraje amplio. Bastan dos de ellas en un paradero para causar una congestión, ya que obstruyen el paso a cualquier otra. Entonces… ¿Quién fue el genio que las mandó a convivir a la selva de micros que aún existe en la ciudad?
He aquí nuestro primer pero al manejo del Transantiago: se debió haber guardado los articulados hasta la puesta en marcha total del plan, se debió suplir el cambio de micros con las nuevas blancas, o esperar y cambiar todo de una vez.
Al interior del bus
¿A quién no le ha pasado tocar el timbre y que el micrero, perdón ahora es conductor, se le olvide abrir las puertas?
Esto es porque el sistema se bloquea al primer pitazo, impidiendo indicarles de que hay gente que quiere bajar. Esta situación en un bus de 18.5 metros de largo se hace caótica, ya que no basta el grito para que el conductor reaccione, siendo necesario recorrer la mitad del bus para recordarle al conductor que nos queremos bajar.
Los diseñadores instalaron unos inútiles espejos para que el conductor viera donde está el problema, pero sería mucho más simple quitar el bloqueo o cambiarlo por un sistema que realmente alerte al conductor que hay gente esperando bajar.
Indicadores que no indican
Para que decir de los indicadores luminosos de recorridos. Muchos lucen ilegibles o dicen sólo “OK”. Por otra parte, el pésimamente mal instalado indicador trasero ya ha sido tapado por publicidad (lo que era de esperar). Tendrían mucho más sentido ponerlos a un lado en los buses articulados y en los simples, quitarlos.
Quizás haya más cosas que se puedan mejorar, esperando a el postergado debut en sociedad del nuevo sistema, del verdadero Transantiago. Por lo pronto los operadores Alsacia, Subus, y otros podrían leer esta pequeña evaluación de los puntos negros con el fin de modificar algunos aspectos del uso del servicio. Conflictos que surgen en el día a día y que cada vez hacen menos grato el viaje por Santiago.
El problema es que cada día que pasa, los buses blancos se están poniendo más amarillos.
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