¿Es que acaso nadie controla a los arquitectos?


Un día en la mañana, 7.30 am, me encuentro sorprendido de escuchar hablar de arquitectura en la televisión, mientras tomo el desayuno. Interesado en el poco común hecho de que algún tema de arquitectura sea de interés público, me dispongo a escuchar:

Locutora: Y vamos en directo con nuestro contacto en la comuna de Vitacura, quien nos hablará de los continuos robos que sufren los pobres habitantes del sector.

Periodista: Buenos, días. Acá podemos ver uno de los edificios de vivienda afectados por la creciente ola de robos que afectan a los vecinos de Vitacura

(imágenes de una mujer mostrando como elementos arquitectónicos como balcones, barandas, desagües e incluso las mismas rejas sirven e incluso fomentan que los infames ladrones trepen hacia los departamentos para robar lo que con el esfuerzo de una vida los pobres vecinos han conseguido)

Periodista: Ahora nos encontramos con el jefe de seguridad ciudadana de la comuna, para conversar sobre estos lamentables sucesos a los que los vecinos ya casi deben acostumbrarse…

Jefe de seguridad: Buenos días en el estudio.

Locutora: Buenos días. Necesito hacerle esta pregunta ¿No es posible acaso que alguna norme regule a los arquitectos que diseñan estos edificios inseguros? ¿No es posible evitar que usen esos tipos de adornos, jardineras en los balcones y cosas que fomentan que los ladrones trepen por ellos? ¿Cómo es posible? ¿Es que acaso nadie controla a los arquitectos?

El tema de la seguridad, la ciudad y la arquitectura ha sido discutido en otros posts de plataforma, sin embargo, ahora ocurre que directamente los medios interpelan a los arquitectos y sus responsabilidades en el noble y popular “combate contra la delincuencia”.

En materia urbana, el legado de Rudolph W. Giuliani en el Nueva York de los noventas ha calado hondo en el imaginario de los alcaldes de todo el mundo, incluido Chile. Cómo no recordar las torres de vigilancia de Joaquín Lavin en el Paseo Ahumada, tratando de acercarse en algo al referente republicano creador de la Tolerancia Cero. En nuestro país existe toda una cultura-fundación-paz-ciudadana, transformándose este tipo de instituciones e incluso este tipo de medidas políticas las más populares. Así se vio reflejado, por ejemplo, en las preferencias elegidas por los vecinos de providencia en una de las últimas consultas ciudadanas, por medio de la cual el alcalde Labbé pudo estar seguro que las cámaras de seguridad son una prioridad en la comuna.

Ahora, por lo menos a mí no se me había ocurrido la idea de plantear algún tipo de instrumento normativo que regule el diseño de los arquitectos para que no “fomenten” la delincuencia. Pero los buenos periodistas siempre exceden la creatividad del pueblo. Al parecer, ¡por fin los arquitectos encontramos un tema en el que causamos interés público! Pero… ERROR. Se trata diseños que “fomentan” la delincuencia.

Si a Ud. le parece que plantear las cosas así es un sin sentido, que se está enfocando el problema muy lejos de su origen y solución real, sepa que hay referentes internacionales al respecto.

El sociólogo norteamericano Mike Davis ha escrito unos cuantos libros acerca de la tendencia al control de los espacios públicos en las ciudades norteamericanas. En “Mas allá de Blade Runner: la ecología del miedo”, hace una completa descripción de cómo en la ciudad de Los Ángeles, California, las administraciones republicanas – con el beneplácito de sus colegas demócratas – han ido fortaleciendo los presupuestos en control, seguridad y cárceles. En el caso descrito por Davis, los recursos necesarios para éstas medidas – y para la creación del circuito de cárceles más grande de los estados unidos, al punto de generar casi-ciudades de 300.000 habitantes – han sido retirados del dinero destinado a la educación pública. El hecho de que California ahora cuente con uno de los sistemas penitenciarios más caros, junto con uno de los sistemas universitarios más empobrecidos en EEUU, refleja cómo una sociedad que se rige fuertemente por una cultura análoga a la de “paz ciudadana”, llega a privilegiar las estructuras punitivas por sobre el gasto social.

Claro, en Chile estamos lejos de esa situación.

Pero al menos la prensa, esa que encabeza y conduce el “sentido común” de los chilenos, está pidiendo que controlen a sus inconscientes arquitectos. Por algo se parte.