El proyecto de Niemeyer para la ex cárcel de Valparaíso
Hace tiempo ya que se habla de que Oscar Niemeyer quiere donar un proyecto de arquitectura para la ex cárcel de Valparaíso. El terreno de la ex cárcel es una plataforma de 19 mil metros cuadrados, sumamente bien ubicada dentro de la ciudad. Actualmente se utiliza para actividades culturales, desde que la cárcel se trasladó hacia la parte alta de la ciudad. Es increíble entrar a este recinto en donde pulula gente y juegan niños, en medio de los pabellones de que fueron las celdas, que aún se mantienen casi intactas.
La cosa es que parece que finalmente se concretó que es lo que se hará en el recinto. Niemeyer propone (propuso hace tiempo en realidad) donar un proyecto a la ciudad de Valparaíso, pese a nunca haber estado en ella, debido a la amistad que el arquitecto sostuvo con Pablo Neruda y Salvador Allende.
El proyecto, a grandes rasgos, son tres volúmenes de hormigón unidos por una pasarela, con una rampa de acceso sobre un espejo de agua. El proyecto comenzaría a construirse el próximo año en septiembre. La superficie sería de 4.300 metros cuadrados y el presupuesto aproximado de 5.300 millones. El programa será de talleres de producción y formación artística y dormitorios para pasantías de artistas extranjeros. Además, habrá un salón de convenciones de 40 metros de diámetro, salas de exposiciones y una biblioteca. Se propone mantener las galerías de la ex cárcel, así como el polvorín existente.
Por fin se consolidaría un gran proyecto en la ex cárcel. Niemeyer es un arquitecto de renombre, y su obra sería una de magnitud y trascendencia. Las obras de trascendencia detonan un impacto sumamente positivo en ciudades en proceso de regeneración, pueden llegar a constituirse en una imagen reconocible a nivel internacional (como es el caso de museo Guggenheim en Bilbao, por ejemplo). La obra de Niemeyer es probable genere plusvalías al entorno de la ex cárcel. Es de esperar que esas plusvalías no expulsen a la población residente, por la posible alza de precios de suelo.
Además, también como factor, positivo, se contempla un proceso de conversaciones con los actores culturales de la ciudad de Valparaíso, para que sean partícipes de la operación. Sería importante también integrar a la comunidad, a los propios ciudadanos, sobretodo a los que viven en el área.
El tema de contingencia es que el arquitecto nunca ha estado en Valparaíso. Y es difícil proyectar si nunca se ha visto el lugar. Sobretodo si una de las características del contexto es su grano y pequeña escala. El proyecto de Niemeyer es más bien monumentalista, ideal para un contexto como el Brasilia, en donde la escala de la ciudad también lo es. Viene un arquitecto de la oficina de Niemeyer, Jair Valera, a trabajar con las autoridades en la definición del proyecto. Ojalá que esa instancia contemple la adecuación del proyecto a la realidad de la ciudad.
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