Opinión – De mal en peor
(La Tercera, 02/09/2008)
Más allá de laaprobación o no del subsidio al Transantiago, dentro de los los próximos 18 meses los usuarios del sistema no verán mejoras significativas en el servicio. Salvo lasextensiones de las líneas de Metro a Maipú y a Los Dominicos, la mala evaluación del sistema se mantendrá. La diferencia entre la aprobación o no del subsidio al Transantiago, que marcará el destino de este último, se notará recién a partir del año 2010.
Si el Senado rechaza el subsidio, las autoridades igual obtendrán los recursos para financiar el plan a partir, por ejemplo, del ya famoso 2% del Presupuesto nacional para situaciones críticas. Sin embargo, ante ese escenario, el próximo gobierno deberá haber asumido previamente un compromiso real de mejorar radicalmente la calidad del transporte público en Santiago (y de regiones), ya que no estará dispuesto a seguir cargando con este peso.
Estaríamos frente a una oportunidad única de dar un gran salto en materia de transporte, tanto para Santiago como para otras importantes ciudades del país; dicho salto se debe dar con la construcción masiva de nuevas líneas de Metro o tecnologías similares que dignifiquen el transporte público y permitan aplicar políticas que favorezcan el desarrollo de espacios públicos, ciclovías, regulación al uso excesivo del automóvil, entre otras. Además, basta con anunciar la construcción de líneas de Metro para que la evaluación del Transantiago suba.
A quienes crean que construir Metro representa un lujo que el país no está en condiciones de financiar, les doy algunos antecedentes. Primero, se ha demostrado que aumentos en la red de Metro generan una reducción voluntaria en el uso del automóvil mayor a la generada a la fuerza por cualquier política de tarificación vial o restricción vehicular permanente aplicada hasta ahora en alguna parte del mundo. Segundo, los terrenos aledaños a las nuevaslíneas de Metro siempre aumentan significativamente su valor, mientras que con corredores segregados de buses algunos terrenos incluso bajan de valor. Tercero, el aumento sostenido en el uso del automóvil es significativamente menor en ciudades que tienen Metro respecto de ciudades que no lo tienen.
Por otro lado, si el Senado aprueba el subsidio, lo que probablemente ocurrirá es que mantendremos la mala calidad de los sistemas de transporte público tanto en Santiago como en regiones, pero con tarifas irrealmente bajas. Un dato anecdótico es que en muchas ciudades del país, y producto de la discusión del subsidio al transporte público en regiones, los operadores han aumentado sus tarifas nominales a fin de sacar ventaja en una eventual futura negociación.
Mi impresión es que, tanto allá como en Santiago, parte importante del subsidio lo recibirán los operadores y no recaerá enteramente sobre los usuarios. Esto tiene el inevitable desenlace de que el uso del automóvil seguirá creciendo, generando mayores requerimientos de subsidio al transporte público, mayores niveles de contaminación, ruido y congestión.
Por lo tanto, la aprobación del subsidio debiera asociarse a la expansión de la red de Metro de Santiago y la construcción de nuevos Metros regionales en ciudades como Antofagasta, Temuco, Valparaíso, Viña del Mar y Concepción, entre otras. Si no damos este salto efectivo, el usuario de transporte público seguirá siendo considerado de segunda categoría. El subsidio al transporte público de Santiago y en otras importantes ciudades del país se llama Metro.