Santiago: ¿Apocalipsis Now?

1145296328_picnic_en_stgo.jpg

El viernes pasado me llevé una tremenda decepción al leer la siguiente carta  al Director del Mercurio (después del leer más), enviada por el premio nacional de Arquitectura Cristián de Groote… me llama enormemente la atención como gran parte de los Santiaguinos somos tan buenos para criticar los cambios en nuestra ciudad, y somos tan malos para proponer nuevas alternativas y darnos cuenta las cosas buenas que tiene.

Me parece que el gran desafío en nuestras ciudades chilenas, más allá que cambiar cosas físicas de la ciudad y agregarle áreas verdes o más seguridad, está en cambiar la actitud de sus ciudadanos. Necesitamos menos críticas y más aportes. Menos individualismo y más colaboración. Menos quejas y más ideas.

Las ciudades son mucho más que la infraestructura física, sus edificios, parques, calles, etc… la ciudad se conforma por eso, pero por sobretodo por las personas que la habitan, por quienes la viven día a día, por quienes van construyendo la ciudad, su ambiente físico, pero también su intangibles, sus oportunidades, sus sueños. Las ciudades que para muchos son ejemplares -Barcelona, NYC, Roma o la que sea- probablemente lo más notable que tienen son sus ciudadanos, quienes día a día contribuyen para tener una mejor ciudad.

Plataforma Urbana empezó con la misión de publicar información con respecto a lo que está pasando en nuestras ciudades para que los propios ciudadanos pudieran proponer nuevas soluciones, proyectos, políticas públicas o lo que fuera…

  • Think Fast, Mr. Moto video
  • Nuestras ciudades no necesitan más críticas, ya tenemos bastante claro qué es lo que hay que arreglar… necesitamos propuestas, ideas, y gente proactiva. Entonces, quedan invitadísimos a proponer. A continuación la carta que les comenté.

    “Si un carácter único tiene Santiago, es estar inmerso en una maravillosa geografía, enmarcada por la imponente cordillera de los Andes y la cadena de cerros que se desprenden de ella a lo largo del discurrir del río Mapocho. Pero un progresivo y acelerado deterioro de su entorno natural y de sus condiciones de habitabilidad, proceso cuyo inicio se remonta a mediados del siglo pasado, ha adquirido proporciones casi apocalípticas en lo que va de este siglo. No es por nada que los fines de semana, largos o no, los santiaguinos huyan en masa a la costa o al campo, pues Santiago es cada vez más una ciudad “de clausura”, de vida puertas adentro, ya sea en la oficina, la casa, el auto o el mall, o frente a la televisión.Pues bien, primero nos ingeniamos para destruir el río Mapocho con la autopista Costanera Norte, y luego hemos recubierto de hormigón, de la manera más primitiva posible, las laderas norte y sur del cerro San Cristóbal, a las salidas de un túnel recién inaugurado, pero inactivo. Hemos construido unos tréboles insensatos para conectar la radial nororiente con el puente Centenario, la Costanera Norte y Américo Vespucio, destrozando de paso esa maravillosa sorpresa espacial de la pirámide, que daba cuenta de la pendiente del valle.

    Por si fuera poco, hemos permitido que la rapiña inmobiliaria destruya el cerro San Luis y la ladera poniente del cerro Alvarado, y que un proyecto inicuo “tipo Reñaca” -pero sin mar- tapice la ladera norte del portezuelo hacia La Dehesa. Y ahora nos estamos preparando para construir cincuenta y tres edificios, sí, 53, en las laderas del cerro Manquehue, de los cuales seis ya están construidos, más tres torres en los terrenos de Santa Rosa de Las Condes, área destinada a esparcimiento deportivo y prolongación natural del Parque Bicentenario, parque que en casi medio siglo no hemos sido capaces de terminar, pero que usamos con largueza para montar ferias y exhibir gigantografías.

    Hemos salpicado todo Santiago con esas grotescas y perecibles estructuras que son los paraderos del Transantiago; por otra parte, ahora nuestros grandes empresarios inmobiliarios compiten en la altura de sus torres, pero torres que no aportan a la ciudad un ápice más allá que la mísera vereda que las rodea además de exacerbar los ya graves problemas de circulación en el sector.

    No hay duda de que necesitamos con urgencia un alcalde mayor para darle un mínimo de racionalidad al desarrollo de Santiago, pero en nuestro país este cargo sería un botín tan preciado que no veo otro camino que contratar a un experto extranjero, alguien, por ejemplo, como el alcalde de Barcelona.”

    Christian de Groote

    Arquitecto

  • Sliver full movie
  • Imagen: Un grupo de amigos haciendo picnic en el Parque Forestal, Santiago Centro.