El Valor de lo Verde
¿Cuál es el costo de un parque nacional?, ¿Cuanto se pierde al inundar un gran área de bosque nativo? o ¿Cuál es el costo que se asume, además de los materiales y mano de obra, al hacer un camino entre los bosques chilenos? Esa es la pregunta que intentó responder el Banco Central a comienzos de los 90, pero debido a una polémica metodología la iniciativa no tuvo éxito. Hoy la idea de asignarle un valor a los recursos naturales, que se conoce como cuenta ambiental verde o PIB Verde, ha vuelto a renacer y el gobierno ya encargo a la Universidad de Chile la tarea de encontrar la mejor metodología para poder evaluar económicamente los “inmuebles verdes”.
Sin duda el avance y el desarrollo de nuestras ciudades llevan a veces a sacrificar ciertos recursos, públicos, privados y naturales. Por ejemplo, si se necesita hacer una calle por donde existe una casa, la institución encargada del proyecto deberá asumir su costo y pagárselo al habitante de la propiedad, y si es un terreno estatal se evaluará si su costo es menor que el beneficio que traerá a la comunidad. Sin embargo si la obra o inversión requiere invadir, eliminar o seccionar un predio natural, no existe un sistema que evalúe el precio real de éste (Terreno más “inmueble verde y natural”).
Así como en un terreno, una casa agrega un valor (en el caso de ser un producto en buen estado y deseable), en el caso de un predio en condiciones naturales, un árbol, bosque o monumento natural, debe agregar a éste un valor adicional, puesto que además de tener un valor por su materia prima, este posee cualidades ambientales importantes que deben ser consideradas. Más aún cuando hoy en medio de una crisis energética y ambiental, los recursos naturales comienzan a ser cada vez más valorados y buscados.
Los recursos naturales pueden incluso transarse como un bono de canje en sistemas como el Protocolo de Kioto
, en donde un país comprometido en disminuir su contaminación en carbono puede comprar terrenos de bosques que compensan la contaminación que emiten, y por tanto al tener evaluados estos recursos, Chile podría vender un recurso natural sin deshacerse de su territorio y ganando al mismo tiempo un nuevo parque nacional.
Como podemos observar, saber cuánto cuesta el m2 de nuestros recursos naturales comienza a tomar importancia. ¿Qué pasaría si, por ejemplo, al evaluar los costos de inundar terrenos de bosques para hacer una represa, la sumatoria del costo del terreno, la obra y el recurso natural resultase tan alto que, para la empresa, no fuese rentable realizar el proyecto en ese sector? Seguramente la empresa tendría que buscar otro lugar en donde el costo sea más bajo, el daño natural menor y por tanto sea un proyecto ambientalmente correcto.
Sin embargo la tasación del PIB Verde no es tan fácil, ya que además de las especies arbóreas, se debe cuantificar la biodiversidad existente y otros, lo que hace que estas investigaciones no sean cortas y tomen años para analizar un predio. Eso es lo que ocurrió en Panamá donde un grupo de chilenos valorizó el Parque Nacional Ceiba en un periodo de 2 años.
No será una tarea fácil pero sin duda que se hace cada vez más necesario para evaluar la inserción de proyectos en una zona, así como también para que sirva de moneda de cambio para proyectos, que invadiendo un terreno natural de calidad menor, puedan por ejemplo entregar al Estado otro, que aunque por sus características no sirva para realizar un negocio, tenga un gran valor natural digno de preservar.
Fuente de la Información: El Mercurio
Fuente de la Imagen: Autora + Imagen
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