Santiago Crecimiento y desigualdad. Su Calidad Urbana según el Informe del día Mundial del Hábitat
Hoy el 50% de la población mundial vive en ciudades y la migración hacia ellas, que se inicio con la revolución industrial, aumenta constantemente. Esta situación preocupó a la Organización de las Naciones Unidas y detonó la creación del Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, una agencia especializada en la gestión y el desarrollo integral del hábitat. Esta agencia es la encargada de realizar los primeros lunes de octubre, desde 1986, el día mundial del hábitat, día en que se realizan análisis e informes de las ciudades en que vivimos y se premian las buenas gestiones para solucionar los problemas del hábitat que realizan las instituciones o particulares. En el último informe se destaca a Santiago como una ciudad desigual, enrejada y de caótica expansión urbana, además de mencionar el fracaso de importantes proyectos como el Transantiago.
Si bien el informe no nos dice nada muy nuevo, es importante tomarle el peso a ciertos datos que allí se entregan, y el aumento que estas situaciones han registrado en nuestra ciudad.
El crecimiento de las ciudades es sin duda uno de los temas de mayor discusión en el ámbito urbano. Mucho se ha hablado de que si es mejor crecer densificando nuestra ciudad o extendiéndola. Ambas formas de crecimiento tienen efectos positivos y negativos sobre la ciudad, sin embargo el crecimiento expansivo de Santiago ha generado, hasta el momento, varios problemas que afectan su funcionamiento y la calidad de vida de sus habitantes. El problema en Santiago es que este crecimiento no se ha realizado de forma armónica, o sea que a medida que la ciudad se ha ido extendiendo no se han mantenido los estándares de transporte, infraestructura, vivienda, servicios ni los buenos espacios urbanos.
Debido a la desigualdad de ingresos y la poca regulación y restricciones impuestas, la ciudad ha crecido durante mucho tiempo de forma desordenada e injusta. Esta situación se vuelve preocupante cuando se espera que nuestra ciudad crezca en 1 millón de habitantes para el 2020, llegando a la cifra de 6,2 millones de habitantes, la pregunta es donde vivirán esos nuevos habitantes.
Si bien el informe muestra además preocupación por temas como la ciudad enrejada, situación que ha aumentado drásticamente en los últimos años, la desigualdad en la distribución de ingresos y otros temas, es la forma en cómo regulamos y planificamos nuestra ciudad el tema que puede equilibrar y mejorar los otros problemas mencionados y es además el asunto que ha causado varios de los problema que hoy sufre Santiago.
Si bien como mencione antes el crecimiento expansivo y/o por densidad tienen sus pro y sus contras, en Santiago no se ha logrado implementar la manera para que éste sea planificado y llevado a cabo de manera exitosa.
Por muchos años Santiago tuvo regulado su límite urbano, se tomaban medidas políticamente más radicales y generales, luego el libre mercado se manifestó en el libre uso del suelo urbano, sin muchas regulaciones, cosa que determino que la ciudad creciera, y que el gobierno se hiciese cargo de darle infraestructura mientras ella crecía. Seguramente esto mismo hizo que no se pudiese dar el estándar de infraestructura necesaria y así, sumando la poca visión general que hemos tenido de la ciudad, Santiago creció en forma desordenada, desigual y con una expansión de muy baja densidad.
Al elegir como y donde crecer con libertad el sector de grandes ingresos fue concentrando y marcando la pauta en cuanto a los precios de suelo, al mismo tiempo el estado al localizar la vivienda social, no pudo pagar por lugares céntricos, lo que hizo que se desplazaran los sectores de menores ingresos a áreas con menor accesibilidad, infraestructura y riesgos. Al no ser atractivos para el mercado estos no generaron más actividades, lo que sumado a la poca infraestructura pública culminó generando barrios de casas una al lado de otra.