Centro Cultural Gabriela Mistral ¿Elefante blanco o centro de excelencia?
En agosto finalizarán las obras de la primera etapa del nuevo Centro Cultural Gabriela Mistral. El centro, ubicado en el edificio ex Unctad y Diego Portales, se encuentra hoy en plenos trabajos y vuelve después de cuatro décadas a ser el espacio para el arte y la cultura más grande del país. La inauguración y apertura de puertas al público se pronostica en las festividades dieciocheras del Bicentenario.
En la actualidad, los paneles de madera con murales que rodeaban los trabajos que se realizan hace más de un año en el edificio han ido desapareciendo, y los transeúntes que diariamente pasan por ese sector de la Alameda han sido testigos de cómo el inmueble se ha ido incorporando al paisaje urbano. Es la señal inequívoca de que faltan meses para que la ciudadanía pueda ser parte de este enorme proyecto.
La reconstrucción y modernización del edificio, producto del incendio que destruyó el 40 por ciento de la estructura en 2006, se encuentra a Cristián Fernández, Christian Yutronic y Sebastián Baraona. Éstos emprendieron la enorme tarea de transformar el histórico edificio en una plataforma para la gestión, ensayo y presentación de artes escénicas.
En sus palabras, los trabajos estuvieron enfocados a establecer una relación directa entre la estructura y su entorno, donde lo característico es el libre flujo de la ciudadanía entre los tres edificios que contempla el proyecto. En las obras se consideró la construcción de accesos abiertos y dos grandes plazas que cruzan el edificio comunicándolo con la manzana interior y el barrio Lastarria. Asimismo, se previeron ventanales que permitirán observar en perspectiva algunos puntos del interior del recinto.
El diseño apuntó así a modificar la estructura opaca, rígida y cerrada que caracterizaba al espacio, por una abierta, liviana y transparente que estuviera más acorde con el entorno dinámico que caracteriza sus inmediaciones.
Lo anterior, se hace fundamental siendo que desde sus inicios, en 1971, el edificio fue creado para albergar la Tercera Conferencia Mundial de Comercio y Desarrollo de la ONU (Unctad III) y el Museo de la Solidaridad. Hay que recordar que antes de que fuera ocupado por los militares desde 1973 a los 90, el recinto se concebía como lugar de encuentro abierto a la comunidad, donde la cultura y la información eran las principales directrices.
El hecho de que hoy el edificio haya vuelto a manos la ciudadanía, a través de su conversión en centro cultural, lo transforma en un espacio memorable y emblemático de nuestra transición a la democracia.
El proyecto del Centro Cultural Gabriela Mistral
La construcción del Centro Cultural se realizó en dos etapas distintas. La primera fase ya está terminada en un 90 por ciento (18 mil mts²) y contará en sus dos edificios con dos salas de espectáculos (danza y música) con capacidad para 300 personas, una Biblioteca de las Artes, salas de ensayo, el Museo de Arte Popular Americano, una sala de exhibición, dos salas de convenciones, un restaurante, una tienda, una cafetería, la administración y 150 estacionamientos subterráneos.
La segunda etapa (23 mil mts²) se licitará el segundo semestre y comprende una gran sala de audiencias para 2.000 personas, una sala de ensayo para una orquesta sinfónica, camarines y servicios para acoger grandes espectáculos y 250 estacionamientos, obras que estarían listas en 2012.
¿Elefante blanco o centro de primer nivel?
Una vez que se comenzaron a proliferar una infinidad de miradas que recalcan tanto los problemas como los aspectos favorables de la propuesta. Lo cierto, es que la instalación de la corporación cultural en el ex edificio Diego Portales no ha estado exento de polémicas.
En primer término, se ha señalado que el proyecto nació muerto, ya que su factibilidad se ha visto aplacada al planificarse preliminarmente la renovación arquitectónica del edificio a las necesidades y los requerimientos que precisa un centro cultural para su buen funcionamiento. Este hecho incide en que la propuesta inicial no haya considerado un trabajo sistémico e integral que permitiera condicionar las modificaciones estructurales del edificio a la . Lo anterior, deriva en que la sustentabilidad y la gestión del proyecto se vea puesta en duda en el largo plazo.
En sentido contrario, existen quienes señalan que la carencia de salas adecuadas en nuestro país no se condice con la calidad de nuestros artistas y contar con un centro de primer nivel, con una sala de más de dos mil butacas y equipos de primera, permitirá un desarrollo de las artes escénicas nunca antes visto en nuestro país.
Asimismo, se señala que el centro cultural vendrá a consolidar al barrio Lastarria como un centro de actividades culturales, con cines, museos, librerías, galerías de arte y edificios patrimoniales. De esta forma, el espacio reforzaría esa identidad, abriendo sus brazos hacia las calles aledañas, donde su influencia se dejaría sentir hasta el Parque Forestal.
Lo cierto, es que si bien existen muchas voces a favor y en contra del proyecto, la evaluación final del mismo se realizará una vez que éste haya abierto sus puertas al público en septiembre próximo.
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