Daños en el Estadio Nacional reflejan una nueva falla
(El Mercurio – 05/08/2010)
Aunque cada asiento debiera resistir 500 kilos, el acero se dobló con los saltos de la barra.
Seis horas estuvo el Estadio Nacional “a disposición” del público, cuando el miércoles 40 mil personas llegaron a ver el duelo entre Universidad de Chile y Guadalajara. Gran parte de las modernizaciones estaba lista, pero el recinto no resistió, tuvo daños, pese a que el proyecto preveía el actuar de los barristas.
De las 40 mil aposentadurías plásticas instaladas, 89 fueron destruidas, 63 de ellas en el sector donde se ubica Los de Abajo, aunque más llama la atención el “daño estructural” sufrido por las vigas de acero galvanizado que soportan las filas de asientos.
Según especifica Luciano Rojas, administrador del estadio, cada asiento está diseñado para soportar 500 kilos, pero con el constante salto de los hinchas, muchas filas cedieron. Según trascendió, habría habido un problema de instalación, pues quedó una pequeña distancia entre el asiento y el soporte al piso, cuyo movimiento produjo que se doblara.
Este podría ser el mayor gasto de cara a la reinauguración del estadio, el 12 de septiembre, si es que hay que reemplazar materiales o redefinir su estructura, situación que hasta ayer la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas (MOP) evaluaba. Víctor Pérez, encargado de la fiscalización, afirmó que “recién haremos un informe oficial mañana (hoy), una vez que visite los daños”.
El solo hecho de reponer los asientos rotos supone una inversión de más de tres millones de pesos, si se considera que cada asiento, que saldrá del stock del Estadio, supera los 65 dólares instalado. Tras la visita del ministro de Obras Públicas, Hernán de Solminihac, los daños se avaluaron en unos cinco millones de pesos (que cubre la garantía firmada por la “U”), pero la administración del estadio espera aún una reunión con el MOP. Por ahora se descarta sacar los asientos de la zona de barras, pues allí se reciben otros eventos donde la gente sí necesitará sentarse.
Otro sector dañado fue el de los baños, aunque gracias a la fuerte presencia policial fue menor, mientras que una bengala cayó sobre el rekortán, cuyas quemaduras no serían graves, pero también se espera el informe de los expertos (ver galería de fotos).
En el Instituto Nacional de Deportes dejaron todo en manos del MOP. “Es una lástima lo que pasó, pero es un tema que ve Obras Públicas, no nosotros”, señaló el subsecretario Gabriel Ruiz-Tagle.
En la “U” aseguran que pagarán con la boleta de garantía y aceptan que no podrán volver por un rato (ver cifra).
El duelo ante “Chivas” sirvió también para acercar al público a las nuevas instalaciones. Una de los reclamos fue lo pequeño de los asientos. Al respecto, la FIFA no establece una medida estándar, aunque aclara en el reglamento sobre estadios que jamás deberá ser menor a 47 centímetros, lo que se cumple en el recinto de Ñuñoa. También molestó el espacio que queda para caminar por las filas una vez que los asientos retráctiles se bajan. En este caso, el proyecto contempló una separación superior a los 80 centímetros que la FIFA recomienda.
Este espacio es también considerado suficiente para ver el partido de pie, como les gusta a los barristas. Sin embargo, éstos prefirieron saltar en los asientos. En parte, se vieron obligados, pues las primeras filas tuvieron que mirar de pie, pues pudo comprobarse que uno de los principios del proyecto, que la primera fila pudiese ser ocupada, no se cumplió, pues la vista desde ese punto es afectada por la reja que separa a las tribunas del pozo.