Licitaciones portuarias en la V Región
(El Mercurio – 13/10/2010)
La historia muestra que, en Chile, por cada punto porcentual de variación del PIB, la carga movilizada por nuestros puertos aumenta dos puntos en promedio. Por esto, frente a expectativas de crecimiento anual de 5 a 6%, podemos anticipar que la carga crecerá en rangos superiores al 10% anual en el mediano plazo.
La consolidación de nuevas relaciones comerciales y el crecimiento proyectado en mercados de alto impacto en nuestro comercio exterior, acelera la necesidad de definir la forma en que el sistema portuario enfrentará la demanda adicional, considerando que se estima que la capacidad de los principales puertos de la zona central, San Antonio y Valparaíso, podría coparse en tres a cuatro años más.
Luego de un análisis conjunto entre el Ministerio de Transportes y Telecomunicaciones (MTT), el Ministerio de Economía y el Sistema de Empresas Públicas (SEP), esta última entidad instruyó en junio pasado a los directorios de las empresas portuarias de San Antonio y Valparaíso a dar inicio a procesos de licitación de infraestructura, con el fin de asegurar la disponibilidad de nuevos sitios en 2014. En ambos casos se venían preparando proyectos para ser licitados y la incógnita respecto de cuál de los puertos abriría el proceso, se disipó a partir de dicha decisión.
Como pasa con todo proceso de cambio que involucra a una industria regulada, se han planteado algunos cuestionamientos, especialmente por parte de quienes hoy son concesionarios en estos puertos. Entre los aspectos más específicos hay algunas observaciones a la opción de abrir licitaciones paralelas debido al posible impacto cruzado de los proyectos y la incertidumbre sobre el escenario de competencia.
La adjudicación de ambos terminales y el potencial exceso de capacidad es otro de los riesgos presentes en el análisis del contexto.
Por último, la conveniencia de anticipar inversiones mayores en un nuevo puerto exterior en San Antonio, en lugar de crecer en los terminales existentes, ha surgido como argumento entre quienes prefieren una estrategia diferente para aumentar la capacidad portuaria.
La opción escogida, que es básicamente dejar que el mercado dé su mejor parecer a través de las ofertas que se reciban, tiene la virtud de que los postulantes tendrán que hacer el mejor análisis posible, tanto técnico como económico, respecto de las bondades y defectos de los proyectos en subasta. Y ese análisis contemplará afinadas proyecciones de demanda, estudios técnicos e ingenieriles y una visión legal también realista, por parte de actores relevantes.
Si se concreta uno o los dos proyectos, tendremos más capacidad y también más competencia. Si no se concretan, habrá que recurrir a otras formas de ampliación de capacidad para velar porque los puertos chilenos sigan siendo, como hasta ahora, eficientes y competitivos.
Desde el punto de vista del MTT, el desarrollo portuario debe atender algunas cuestiones prioritarias, como un adecuado soporte de transferencia de carga al proceso exportador e importador, la protección y el mejor uso de las aguas abrigadas en la costa, una convivencia armónica entre las ciudades y los puertos, y la creación de condiciones para favorecer la inversión privada en frentes de atraque y operación, manteniendo mercados abiertos y un ambiente competitivo que contenga los costos del proceso de transferencia de carga. Adicionalmente, es necesario considerar elementos igualmente relevantes, como la actualización de los planes maestros y de la normativa vigente y las estructuras de costos por servicios de navegación.
Todos estos aspectos forman parte de la visión con la cual el Ministerio da seguimiento a las licitaciones en marcha en la V Región. Nuestra obligación es evaluar el impacto de largo plazo de los proyectos en discusión y asegurar que los puertos ofrecerán la capacidad necesaria en forma oportuna y a un costo reducido. En este caso, existen múltiples alternativas válidas para alcanzar esa capacidad (aunque con diferentes efectos en costos), lo que explica la intensidad con que diferentes actores plantean sus posiciones e intereses. Se trata de un proceso abierto a cuyo cierre aún le resta un tiempo. Esta es una inmejorable oportunidad para dar estructura a la discusión de temas de largo plazo asociados al crecimiento de la capacidad de nuestros puertos.
Si se concreta uno o los dos proyectos, tendremos más capacidad y también más competencia. Si no se concretan, habrá que recurrir a otras vías de ampliación.