“Huevitos” del teleférico: ¿íconos desechables?
Ya casi empezando un nuevo año tendremos otro verano sin teleférico. Las míticas cabinas que se habían posicionado en el imaginario del turista siguen descansado en espera de una licitación, que seguro las dejará fuera de los nuevos equipos que recorrerán el San Cristóbal.
Es muy lógico haberlos “sacado de circulación”, sin duda es más importante asegurar la vida las personas que mantenerlos en mal estado. Las más de 70 cabinas habían sido arregladas y parchadas en su 30 años de existencia, pero ya no aguantaban más. Actualmente el comité técnico del Parque Metropolitano se encuentra preparando las bases de la licitación, que busca modernizar el teleférico, conservando el recorrido y las estaciones originales, pero como aseguraron a La Tercera, lo más probable es que los “huevitos” no vuelvan a circular.
Aquí es dónde comienza una nueva discusión. Me parece excelente que se modernice el sistema, que se renueven las estaciones, que se busquen cabinas de alta tecnología pero, ¿es necesario perder estos íconos de Santiago? ¿Será que la cultura santiaguina está en una búsqueda constante de elementos de identidad? ¿Por qué siempre miramos con nostalgia elementos del pasado? Las típicas farolas de la Alameda de las Delicias ¿cuándo fueron reemplazadas por postes tan poco atractivos?
Pienso que esta es una oportunidad de respetar y valorar elementos que, para bien o para mal, muchas veces son las postales de Chile en el extranjero. Es cierto que la identidad de una ciudad no se construye a partir de uno o varios íconos, pero creo que esta es una gran posibilidad para Santiago.
¿Por qué no conservar el estilo pero con tecnología de punta? Quizá en la licitación se podría explicitar algo así como; cabinas modernas, más seguras y con mayor capacidad, pero que conserven el estilo ochentero en una versión para el siglo 21. Me imagino un rediseño como el realizado con los Mini (automóvil), originalmente fabricados por la British Motor Company y actualmente realizados por la BMW. Quizá hasta podría considerarse ese “modelo de cabina” como el oficial de Santiago. El proyecto del teleférico que pretende unir a Sanhattan con Huechuraba, contempla una cabina prácticamente idéntica a la del Metrocable de Medellín ¿por qué no hacerla similar a la que está en nuestra propia ciudad?
Creo firmemente que en Chile existe tecnología y profesionales capaces de realizar un “huevito, la nueva generación”, y que las escuelas de diseño estarían halagadas de recibir una invitación para dejar su huella en un lugar emblemático de Chile. Espero que esta propuesta sea escuchada por las entidades que toman las decisiones y que al menos se genere un debate acerca del diseño de las cabinas.