Costo de la energía en la zona norte podría caer al menos 25% por interconexión regional
Meta de la administración Piñera es sumar a Colombia en esta red de transmisión del Pacífico, asegurando y abaratando el acceso eléctrico al norte y su minería.
Valeria Ibarra
(El Mercurio – 18/01/2011)
A Colombia le sobra electricidad. Tiene petróleo, gas natural, carbón y abundante energía hidráulica. Y el gobierno del Presidente Sebastián Piñera busca que esa energía, así como la de Perú, Ecuador y Bolivia, venga a Chile. Según estimaciones de un estudio encargado por la propia autoridad, esta interconexión regional haría bajar los costos eléctricos en al menos 25% en el Norte Grande.
Pero este megaproyecto, que supone inversiones por US$ 950,6 millones y unir físicamente desde San Marcos, al poniente de Colombia, hasta la estación Crucero, en Chuquicamata -pasando por Ecuador, Perú e incluso llegando a Tarija, en Bolivia-, implica recorrer 2.536 kilómetros de líneas (de los cuales hay 213 ya hechos y 2.323 kilómetros deben construirse de cero) y varios escollos. Los más importantes: la dificultad de los países de ponerse de acuerdo en las condiciones para comprar y vender la electricidad y la tentación de cortar la energía cuando surjan conflictos políticos.
“Estamos trabajando con Perú. Y en el marco del “Arco del Pacífico”, Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia están avanzando hacia una integración de sus redes eléctricas dentro de un programa al amparo del Banco Mundial”, señaló sobre este tema el Presidente Piñera. El Mandatario detalló que ya hay un estudio del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) al respecto. En tal informe, de 2010, se detalla que si se interconecta la red eléctrica de Colombia con Chile (sólo al Sistema Interconectado del Norte Grande, SING) hacia 2014, los costos marginales descenderían a “a valores cercanos a los US$ 60 el megawatts (MW)”, baja que se agudizaría si también se unen las líneas con Bolivia.
Beneficio en los costos
Hoy, el costo marginal en el Norte Grande bordea los US$ 120. Y según Vivianne Blanlot, ex secretaria ejecutiva de la Comisión Nacional de Energía (CNE) y ex ministra de Defensa, se prevé costos marginales de US$ 80 en el SING para los próximos 10 años, por lo que la reducción de precios sería del orden de 25%.
¿Por qué baja la electricidad? Porque Chile tiene la energía más cara de la región. En Colombia, el estudio considera un precio de US$ 20 el MW para 2014, siendo del orden de US$ 30 en Ecuador y de cerca de US$ 50 en Bolivia. Además, el reporte señala que Perú, Colombia y, en menor medida Ecuador, ampliarán sustancialmente su parque generador, principalmente recurriendo a hidroelectricidad.
Andrés Taboada, director de Energía de Colombia, dice que la capacidad instalada hoy en su país es de 13.500 MW y que, hacia 2018, será de 18.800 MW. Y si hoy el 66% de la energía colombiana proviene de fuentes hidroeléctricas, hacia fines de la década será de 72%. Eso es muy importante para Chile, porque las empresas mineras buscan bajar su “huella de carbono”; esto es, los niveles de contaminación que tienen sus procesos productivos y tal objetivo se logra comprando electricidad “más verde”. Blanlot enfatiza que si las empresas chilenas quieren optar por energía más limpia, deberían apoyar iniciativas como Hidroaysén. “¿Prefieren que se hagan centrales en la jungla a que se traiga la energía de Aysén?”, se pregunta.
Un hecho que facilita la interconexión regional es que varias empresas tienen presencia en distintos países de la zona. Enersis, controlada por Endesa España, desarrolla su mayor inversión hidroeléctrica en Colombia: la central El Quimbo, de 400 MW y de un costo de US$ 837 millones. El grupo Suez, dueña de E-CL, entre otras centrales en Chile, también tiene presencia en Perú y AES Gener está en Colombia.
¿Cuál es el beneficio de la integración energética regional?
Según el estudio, unos US$ 3.400 millones entre 2014 y 2022. Un tercio de ellos son por beneficios ambientales y otros US$ 2.919 millones por beneficios comerciales.
Las dificultades
Interconectar cinco países no es fácil. El director de Energía de Colombia precisa que hoy la mayor dificultad proviene de Ecuador. Mientras en el resto de los países del área la electricidad es un negocio de privados, en Ecuador hay más injerencia del Estado -por ejemplo, el gobierno de Rafael Correa otorga subsidios, mientras que ello no ocurre en Perú, Colombia y Chile- y, además, hay una entidad central que gestiona rubro de la transmisión de energía.
También hay una dificultad regulatoria: “En la actualidad no existe un mecanismo que defina cómo ponerle precio a la energía exportada”. Tal obstáculo es tan relevante que ha imposibilitado que existan contratos de largo plazo. “Si bien los sistemas eléctricos están interconectados desde Colombia al norte de Perú, no se han podido hacer más que “contratos de oportunidad” por no existir un mecanismo de venta de las transmisiones de energía”, dice Taboada.
Vivianne Blanlot añade que los problemas políticos son el principal escollo a la integración energética, especialmente con Perú. Por eso cree que el país debiera considerar que el 5% o hasta el 10% de su electricidad provenga del exterior, pero no más allá. “Los países que tienen una real integración energética, como Canadá y Estados Unidos o la Unión Europea, llevan muchas décadas trabajando en ello”, puntualiza.
Así, si bien el estudio establece que la interconexión podría partir en 2014-2015, Blanlot dice que tardaría al menos una década. “No por un problema físico o comercial, sino por la dificultad de los gobiernos de ponerse de acuerdo”, dice la ex secretaria de Estado.
Colombia, Ecuador, Perú, Chile y Bolivia están avanzando hacia una integración de sus redes eléctricas dentro de un programa al amparo del Banco Mundial”.Presidente Sebastián Piñera
US$ 950,6 millones
sería el costo de unir los sistemas eléctricos de Colombia hasta Chile y Bolivia. Hay cuatro tramos que construir
US$ 60 el megawatt
costaría la energía en el Norte Grande de Chile si se une la red eléctrica desde Colombia. Si se suma Bolivia, esta cifra baja aún más. El costo marginal de los próximos años se estima en US$ 80 el MW, pero ha llegado a superar los US$ 120.