Cartas destacadas de la semana: “Reconstruir”, a un año del terremoto
Las cartas que escogimos esta semana forman parte de un diálogo que se originó en respuesta a una columna de opinión publicada en La Tercera, el lunes 21 de febrero. El autor, Patricio Zapata, recordaba cómo se efectuó la reconstrucción después del terremoto de 1939, y cómo reaccionaron frente al reto las autoridades de la época.
En respuesta, Pablo Allard envió una carta que se publicó al día siguiente, y Zapata respondió el día jueves.
Señor Director:
En su columna de ayer, el abogado DC Patricio Zapata critica el proceso de reconstrucción, suponiendo una falta de visión urbana y de largo plazo. En su análisis, el columnista compara con otros terremotos previos -cuya reconstrucción tomó décadas- y pregunta a los lectores, “con la mano en el corazón”, si advierten una perspectiva de fondo en el actual proceso.
Su análisis ignora los alcances del plan del Gobierno y la verdadera magnitud de la actual reconstrucción: el 8,8 fue el quinto terremoto más intenso y el de mayor extensión que se tenga registro, afectando a cerca de 900 ciudades y pueblos, que -sumando caseríos rurales y caletas- llega a más de 20 mil localidades. A ello se agrega la necesidad de coordinar acciones con los 239 municipios afectados, la multiplicidad de agencias y organizaciones involucradas y satisfacer las legítimas expectativas y urgencias de más de 200 mil familias que requieren la ayuda gubernamental para levantar o reparar sus viviendas.
A menos de un año de la catástrofe, hoy contamos con más de 65 mil proyectos que se encuentran en etapa de inicio de obra, ejecución o terminadas. Cifra que crece día a día, y más de 124 mil subsidios de reparación y reconstrucción entregados.
Pero la reconstrucción es más que casas y subsidios. “Con la mano en el corazón”, yo les preguntaría a los críticos si conocen nuestro Plan de Reconstrucción -disponible en www.minvu.cl hace seis meses. Si es que están al tanto del despliegue de una serie de innovaciones, que auguran un futuro auspicioso para nuestras ciudades. Innovaciones como el desarrollo de 25 planes maestros de reconstrucción de borde costero, ya terminados y consensuados con los alcaldes, que a menos de un año permitieron evaluar e iniciar obras de mitigación de tsunamis en localidades tan relevantes como Dichato y Constitución, viabilizando el retorno seguro de sus habitantes al borde costero. A esto se suman 120 planes de regeneración urbana, en curso para localidades intermedias, que priorizan y definen obras de espacio público y equipamiento para pueblos que por años esperaban contar con una visión de desarrollo concreta, participativa y con inversión pública comprometida. Los subsidios especiales de reconstrucción patrimonial, que incorporan procesos y recursos especiales para preservar y recuperar más de 145 localidades definidas como de alto valor patrimonial por su arquitectura y carácter urbano. Los subsidios para la construcción de viviendas resistentes a maremotos, o la nueva modalidad de edificación de casas en sitio propio con proyecto tipo, que permite a las familias elegir su vivienda independiente de la urgencia del proceso.
Esta forma de enfrentar la reconstrucción no es para cortoplacistas, es un esfuerzo de unidad nacional, que sentará las bases de la nueva política de desarrollo urbano sustentable que tanto necesita nuestro país. Para que aprendamos a planificar y construir comunidades más integradas, más seguras y más resilientes, respetando el apego al territorio y considerando los riesgos naturales como parte integral de nuestro desarrollo, más allá de la reconstrucción.
Pablo Allard
Arquitecto Urbanista
Coordinador Nacional de Reconstrucción Urbana MINVU
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Señor Director:
En carta del martes 22 de febrero, don Pablo Allard, funcionario del Ministerio de Vivienda, asume la tarea de responder a las críticas que yo formulé -en mi columna del lunes 21- respecto de la forma en que el gobierno actual lidera la reconstrucción.
El señor Allard, que es un arquitecto muy destacado, entrega información relativa al número de proyectos aprobados (65 mil) y subsidios entregados (124 mil). Luego alude a 25 planes maestros de reconstrucción de borde costero y 120 planes de regeneración urbana. Lamentablemente, sin embargo, esas auspiciosas estadísticas no solucionan las urgencias que se viven en las zonas afectadas. Paradójicamente, y el mismo día 22, los alcaldes de Constitución y Talcahuano (ambos independientes, elegidos en 2008 contra los candidatos de la Concertación) declaran a la prensa que todavía no se ha construido ni una sola vivienda nueva. Hace unos días, por lo demás, se supo de una encuesta independiente en el Maule que detectó que el 74% de los entrevistados calificó la reconstrucción como lenta o muy lenta.
En ningún caso, sin embargo, he negado el hecho de que el Gobierno haya desplegado esfuerzos significativos y que, sin duda, puede mostrar progresos importantes. Mi crítica se concentra (léase bien mi columna) en lo que percibo como una falta de visión o perspectiva de largo plazo. A mi juicio, la carta de Allard no contiene nada que desmienta mi observación.
El contraste con lo ocurrido en el caso de catástrofes anteriores es, efectivamente, abismante. Y así, frente al terremoto de 1939, el gobierno de Pedro Aguirre Cerda, más humilde, supongo, se abrió a escuchar la opinión de las facultades de Arquitectura, de los colegios profesionales y de los ciudadanos. Por contraste, no puede dejar de llamar la atención, por ejemplo, que el actual gobierno haya ignorado las 23 propuestas que el Colegio de Arquitectos le hizo llegar en un documento el 22 de abril del año pasado.
El señor Allard pide en su carta una reconstrucción de unidad nacional. En eso estamos de acuerdo. Espero que también coincida conmigo -lo digo en la columna- que si ese es el objetivo, fue un grave error del Presidente Piñera haber ratificado en su cargo a una intendenta que, llamada a encabezar el esfuerzo de “unidad nacional” en el epicentro del desastre, ha sido acusada persistentemente de sectarismo (partiendo por Renovación Nacional) y, no hace mucho, se vanaglorió públicamente de poder conseguir subsidios sobre la base de “inventar una historia”.
Yo quiero esperar que esa parte de mi columna motive, a lo menos, algún tipo de silenciosa solidaridad en quienes trabajan en el ministerio encargado por ley de asegurar que las subvenciones fiscales de vivienda se entreguen a quien corresponde.
Patricio Zapata