¿Quién decide dónde protestan los santiaguinos?
Continuamente en Plataforma Urbana estamos haciendo la invitación a vivir nuestra ciudad. Esto significa conocerla, disfrutarla, aprovechar nuestras áreas verdes, hacerla accesible para todos, darle vida al espacio público, entre muchos otros sentidos. Pero este último ha cobrado gran protagonismo durante el último mes y no sólo en Chile, sino también en distintos países del mundo, basta ver algo de la Spanish Revolution para darse cuenta que tomarse las calles o una plaza está más vigente que nunca a la hora de manifestar un malestar .
Volviendo a la situación en Chile, en las últimas semanas hemos visto varias manifestaciones algunas por la reforma educacional y otras, o mejor dicho varias, por la oposición al proyecto energético Hidroaysen, en la patagonia chilena. En estas marchas hemos visto un elevado nivel de violencia, que ha llevado a las autoridades a realizar llamativas peticiones. Desde cambiar la cuenta presidencial del día 21 de mayo a otra fecha, para de esa manera efectuar en tranquilidad el tradicional homenaje a las glorias navales, por parte de Jorge Castro, alcalde de Valparaíso, hasta mover las manifestaciones de Plaza Italia al Parque O’Higgins, como solicitó el Intendente Metropolitano, Fernando Echeverría.
Las preguntas que me surge de inmediato son ¿quién debe decidir dónde se manifiestan los santiaguinos? o incluso ¿alguien debe decidir dónde los ciudadanos pueden ir a protestar? ¿No pueden acaso hacer un libre uso del espacio público?
A simple vista pareciera lógico que cualquier persona puede ir a manifestarse a la calle que se le plazca, el problema viene cuando estas marchas traen aparejadas violencia y destrozos. Sin la intención de buscar culpables creo que sí es condenable la violencia y los daños materiales, ya sean causados a bienes públicos o privados, pero no por eso considero legítimo que alguien decida por dónde se debe realizar tal o cuál manifestación, o hacia dónde se debe trasladar una marcha. Como ya planteaba en un post anterior, usualmente los centros físicos donde las personas se reúnen para celebrar o manifestarse contra una idea o propuesta, suelen ser lugares donde histórica y espontáneamente se han reunido los ciudadanos de un determinado lugar. Así ocurre actualmente con la Puerta del Sol, en Madrid, o como eventualmente sucede en la Plaza de la Bastilla, en París, y como siempre ocurre en Plaza Italia, en Santiago. Es evidente y lógico que los manifestantes chilenos se reúnan en Plaza Italia y quieran avanzar hacia La Moneda, pues, como en el caso de Hidroaysen, la mayor parte de las veces se protesta contra las autoridades, los ministerios o diversos organismos de gobierno, pero como ya señalaba, no es lógica la destrucción contra bienes de los cuales todos nos beneficiamos.
Volviendo a las preguntas planteadas anteriormente, quizás nadie nos debiera decir dónde los ciudadanos podemos manifestarnos, pero la situación lamentablemente siempre amérita previa autorización de la Intendencia Metropolitana más el resguardo policial respectivo, y si a pesar de realizar toda esta gestión las cosas no resultan con la tranquilidad que debieran, ¿se debe cambiar la ubicación? O sea, ¿la Intendencia estaría apostando a que si las manifestaciones se realizarán en el Parque O’Higgins éstas serían más pacificas? Vale la pena volver a preguntarse entonces ¿Cuál es el verdadero sentido de cambiar la ubicación de una protesta? ¿Se erradicarán los destrozos de una manifestación por cambiarla de calle?