El Back Stage de la Política Habitacional
Escrito por: Álvaro Felipe Espejo León, Arquitecto Oficina de Vivienda, Departamento de Estratificación y Subsidios, DIDECO, I. Municipalidad de San Bernardo
Todos sabemos los innumerables intentos de los distintos Gobiernos de turno por hacer de la Política Habitacional el caballito de batalla de diferentes organizaciones, centrándolo en el auge de las nuevas reformas sociales como base. Esto solo queda en aquello, puesto que desde la creación del Ministerio de Vivienda y Urbanismo, solo se han impulsado soluciones parche que fomentan todo menos el mejoramiento ni la innovación en las reformas.
Desde los tiempos de las Corporaciones de Vivienda que proyectaban soluciones progresivas en sus unidades habitacionales, más aun, se privilegiaba la ubicación y loteo a la solución arquitectónica de la futura “vivienda” del postulante o beneficiado. Lamentablemente no se tomaba en cuenta las necesidades del futuro propietario, las casetas sanitarias, viviendas progresivas y toda aquella solución “innovadora” en esa época solo suplía la necesidad de techo, pero de ninguna forma tomaba en cuenta al usuario para determinar una solución “sólida”. Por ejemplo las casetas sanitarias respondían a las necesidades imperantes para cobijar y apropiarse de terrenos afectos a urbanizar, habilitando exclusivamente las zonas húmedas, que servían como base para futuras ampliaciones. Pero como nunca se pensó en una ciudad en constante expansión, estos loteos en un mediano plazo formaron parte de la trama urbana de las ciudades, por ejemplo la comuna de San Bernardo. Esto fue un error.
Cabe mencionar que la crítica a la actual Política Habitacional y el rumbo que se le ha dado, es particularmente sustentable a los procesos y responde a la contemporaneidad de cada época. Pero el tras bambalinas de esta reforma solo ha impulsado a que la burocracia se tome el papel protagónico de esta obra. Nadie cuestiona la buena voluntad, ni el deseo de construir un Chile mas justo y equitativo, sobretodo en las buenas intenciones de otorgar techo a aquellos que mas los necesitan, pero lamentablemente la proporción de buena voluntad no se refleja en las actuales soluciones disponibles para aquellos beneficiados, quienes ven en los subsidios una larga traba burocrática, en que lo único que se obtiene son malos ratos, una espera interminable (solo para “convencer” a los vecinos interesados en integrarse a un Comité, o para el ingreso del anteproyecto a las Direcciones de Obras Municipales, en donde se suma otro actor igual o mas burocrático que el SERVIU).
Todo lo anterior se transforma en expectativas que poco a poco se ven entrampadas, en sueños desinteresados de dirigentes honestos que ven que su “proyecto” se derrumba, al igual que las viviendas mal ejecutadas por EGIS no aptas para ejercer como tal, y que en definitiva llueven los reclamos de vecinos que se frustran al dilatarse los problemas, lloviéndose sobre mojado, al igual que las “Casas Copeva”. Es indignante, pero he aquí la clave que transforma este problema en una oportunidad de trabajo.
Intentar ver este conflicto como una oportunidad desafiante para hilar todo el proceso de información, proceso, postulación y adjudicación del proyecto habitacional es algo complejo, pero enriquecedor. Lo anterior refleja un optimismo por aquellas familias que confían en funcionarios con vocación de servicio, que trabajan curiosamente para ir derribando los muros de la burocracia con el proyecto habitacional bajo el brazo (listo, aprobado y al día), en donde se crean instituciones como la Oficina de Vivienda y Copropiedad, perteneciente a los Municipios y que permite contener las impotencias, necesidades, frustraciones, etc para canalizarlas de tal manera que al final del largo proceso que conlleva el tan anhelado Subsidio Habitacional salga a actuar su papel protagónico. Permita pasar de un papel firmado por el postulante a las llaves que abren las puertas a un sueño familiar.