La lluvia devela deficiencias en el diseño del nuevo edificio del Mercado Tirso de Molina
Obras Públicas y la empresa constructora se comprometieron a mejorar las instalaciones del mercado y de las pérgolas San Francisco y Santa María. Ayer, varios locatarios no pudieron atender debido al mal tiempo.
(El Mercurio – 19/08/11)
Por Nadia Cabello
No les quedó otra opción que tomar sus productos y cerrar sus negocios. Los locatarios del renovado Mercado Tirso de Molina (en avenida La Paz con Santa María, en Recoleta) abandonaron el edificio antes del mediodía porque el frío y la lluvia les hicieron imposible trabajar.
Los comerciantes se habían instalado recién en mayo en el nuevo complejo, que prometía renovar el sector con un proyecto que incluyó la construcción de las pérgolas Santa María y San Francisco y que costó $6.500 millones, financiados por el MOP y la Autopista Costanera Norte, como parte de su mitigación ambiental.
Pero el mal tiempo de ayer develó lo que los locatarios definen como “errores de diseño” en la construcción, cuyas obras aún no tienen la recepción final. A petición de ellos, hace cuatro meses fueron autorizados a trabajar.
El mayor problema lo sufren quienes tienen sus negocios en los costados del primer y segundo piso. El techo no alcanza a cubrir completamente sus puestos y el viento y la lluvia les mojan su mercadería. Desde temprano trataron de protegerse colocando plásticos en el segundo piso y sacos de arena en los accesos.
“El diseño está mal pensado, no sirve para nuestro negocio. En el segundo piso se forman corrientes de aire con un frío insoportable que hace que nadie quiera estar allí, ni comerciantes ni público”, explica Ángelo Cabezas, presidente de la agrupación gremial del Mercado Tirso de Molina.
“Lo más indignante -añade- es que varios locales se llueven, hay goteras, y eso no puede ser en una construcción nueva. El mercado lo recibimos gratis, pero no por eso nos tienen que entregar algo en mal estado”.
La lluvia también afectó el contiguo edificio de la pérgola Santa María. “Hemos puesto plásticos porque se mojan nuestros arreglos florales y hay varios locales que tienen goteras adentro que no nos dejan trabajar tranquilos”, contó la locataria Marcela Reyes.
En el Ministerio de Obras Públicas, a cargo del proyecto, explicaron que como se trata de un recinto aún no recepcionado, su Dirección de Arquitectura le solicitó a SalfaCorp (la empresa constructora) hacerse cargo de las mejoras que permitan enfrentar la lluvia.
En el caso de ambas pérgolas, a cada local se le está agregando una visera frontal para mitigar los efectos del agua, mientras que en Tirso de Molina se mejora el sistema de evacuación de aguas lluvia. Además, según el MOP, se está coordinando con los municipios de Recoleta e Independencia la instalación de toldos que mitiguen los efectos de las precipitaciones. Eso sí, el plan regulador del sector no permite techar completamente las construcciones.
Ante estos problemas, el equipo de comunicaciones de SalfaCorp explicó que “es normal que en las primeras lluvias se produzcan filtraciones en este tipo de construcciones, y es entonces cuando la empresa va y hace ajustes, tapa las goteras y mejora los techos. Eso es lo que va a ocurrir ahora con los tres recintos”.
Pero estos anuncios no son suficientes para los 352 locatarios de Tirso de Molina y los 41 de la pérgola Santa María, que ayer trataban de proteger sus negocios con plásticos y sacos de arena. “La mayoría de las personas que trabajamos acá somos adultos mayores, estamos todos enfermos. Antes no teníamos locales de lujo, pero al menos nos servían para el negocio”, reclama Vitalina Méndez.
La mayor parte de los comerciantes asegura que el diseño europeo del proyecto, que privilegiaba la luz natural como una forma de ahorro energético, les resulta “poco útil, porque se pensó como algo bonito más que algo servicial”, sintetiza el comerciante Francisco Zamora.