Paralizan construcción de Mall Plaza Egaña en dos zonas
Mediciones hechas por la Seremi arrojaron altos decibeles de ruido.
por Cristián Labarca B. (La Tercera)
En mayo pasado, fue un orificio de 12 centímetros que se produjo en los estacionamientos del edificio Inglaterra, que colinda al norte con las obras del futuro Mall Plaza Egaña, lo que detuvo las obras por 48 horas. Ayer, fue un problema de altos decibeles de ruido que, según los vecinos, se arrastra desde hace meses. Entonces, la Municipalidad de La Reina volvió a las faenas del futuro centro comercial para detener los trabajos en el sector nororiente del paño en construcción.
La decisión se tomó luego de que el municipio recibiera los resultados de un análisis encargado por uno de los moradores del edificio Inglaterra, Julio Contreras, a la Seremi de Salud. Esta había acudido a su domicilio el 9 de agosto, para realizar mediciones de los ruidos, y ayer comunicó la cifra de los niveles registrados: 74,7 decibeles (la norma admite sólo 60). El mismo informe indica que se “solicitó al Servicio de Evaluación Ambiental de la RM iniciar un proceso de sanción en contra de Desarrollos Urbanos SA (Grupo Plaza), por incumplimiento a las mencionadas resoluciones”.
Es por eso que ayer, el director de Obras de la municipalidad, Carlos Lineros, le comunicó a la constructora Sigro la decisión de paralizar las obras. “(Las faenas) se suspenden de manera indefinida y hasta que una nueva medición demuestre que se trabaja dentro de la norma”, dijo el inspector municipal Francisco Vega.
En el Grupo Plaza aseguran que “la paralización parcial de las obras referidas a las mediciones realizadas en agosto habían sido informadas y mitigadas”. Estas, según indica la empresa, incluyeron el incremento de la altura de la barrera perimetral en el deslinde oriente del edificio Inglaterra; el encapsulamiento de las fuentes de ruido, y el ofrecimiento de instalarles a los vecinos ventanas doble vidrio. Pero los vecinos no quedaron conformes y exigieron otras soluciones.
Jorge Vásquez vive hace 18 años en el primer piso de la torre A, que colinda con el futuro centro comercial, y de tanto en tanto su vivienda se remece por pequeñas vibraciones, producto de los trabajos. “Se han roto cañerías, agrietado los muros, la pintura está hecha un desastre y las plantas de mi señora están quemadas por el cemento. Nos quejamos, pero sólo vienen ingenieros y prometen de todo”, dice molesto.