Contraloría solicita a Metro informe sobre causas de accidente en Lo Ovalle
Entre 2010 y 2012, la entidad ha emitido tres informes sobre infraestructura y seguridad del servicio.
por Pamela Gutiérrez El Mercurio
Un informe sobre las causas del accidente en que un vagón del tren subterráneo embistió un condominio en San Miguel, solicitó esta semana la Contraloría a la empresa Metro. Su objetivo es verificar que se estén cumpliendo los contratos de mantenimiento, que también están bajo la jurisdicción de este organismo fiscalizador.
La solicitud fue confirmada por Metro, que indicó que el requerimiento se refiere a los mecanismos que utilizará la compañía para investigar la salida de este tren, el cual -por motivos aún no aclarados- no frenó mientras maniobraba en el taller de Lo Ovalle.
La empresa contrató a la firma francesa Systra para establecer el origen del incidente que, aunque no dejó lesionados, sí provocó daños materiales
La Contraloría fiscaliza cada cierto tiempo el mantenimiento de la infraestructura del Metro, como lo demuestran los informes elaborados el 30 de enero de 2012, el 16 de diciembre de 2011 y el 27 de septiembre de 2010.
En el más reciente, el organismo examinó dos contratos de mantenimiento con la empresa inglesa Balfour Beatty Chile, por un total aproximado de $11.000 millones. La firma está a cargo del mantenimiento de las vías del metro.
La Contraloría detectó varios problemas relacionados con la seguridad, que implicarían que la empresa inglesa no estaría ajustándose al contrato. Entre ellos se cuentan fallas en el espaciado entre pistas de rodado en el taller de Lo Ovalle, deterioros en las bandas de PVC en una barra existente bajo la vía por donde se desplaza el tren en el taller San Eugenio y recubrimientos aislantes en malas condiciones en los talleres Neptuno y San Eugenio. Según Metro, estas fallas se encuentran subsanadas.
En la fiscalización de 2011, la Contraloría detectó la ausencia de señalización visible y permanente en las vías usadas para el movimiento de los trenes aledaños a los talleres. Además, objetó que no hubiera un registro de las averías que se informaban telefónicamente.
En el informe del 2010, la entidad cuestionó que en un taller de la Línea 4 no hubiera un instructivo a la vista que regulara “los resguardos necesarios” para impedir el movimiento de los trenes cuando son sometidos a mantenimiento, o una vez que haya terminado la jornada laboral de los trabajadores.