La idea del Mall cerrado cumple 60 años (y prepara su jubilación)
El centro comercial cerrado -conocido por todos como Mall- nacido en un principio en los suburbios de Estados Unidos, fue ideado por una persona en particular: Victor Gruen.
Su idea nació de un esquema que parecía bastante obvio: ofrecer a los estadounidenses un millón de pies cuadrados donde comprar con aire acondicionado, para lo que se necesitaría un patio de comidas con el fin de tener pausas entremedio de las compras y 10.000 estacionamientos para hacer que la gente decidiera moverse a los suburbios a comprar.
En el año 1952, Victor Gruen expuso esta visión en un artículo en la revista The Progressive Architecture, un plan que en ese entonces era inédito. Hasta ese minuto la mayoría de los estadounidenses seguían usando el centro de las ciudades para hacer sus compras, lo que después fue reemplazado con la propuesta de un mega-destino de compras bajo techo.
La idea de Gruen fue transformando los patrones de consumo estadounidenses y gran parte del entorno de las ciudades. A la edad de 60 años, sin embargo, la idea del mall cerrado ha seguido su curso con un resultado distinto al pensado en un comienzo por Gruen (tal vez no en China, pero sí entre la clientela original de Gruen).
El primer prototipo se abrió en Edina, Minnesota, en 1956, y el concepto se extendió por los suburbios de muchas ciudades estadounidenses.
La máxima popularidad del mall fue conseguida en 1990, cuando Estados Unidos abrió 19 de ellos. Sin embargo, no se ha inaugurado ningún nuevo mall en Estados Unidos desde el año 2006, por razones que van más allá de la recesión. Y muchos de los malls ideados por Gruen han envejecido e incluso se busca cambiar su uso.
Gruen odiaba los suburbios. Por eso pensaba que su idea podría revitalizar las ciudades. Quería llevar la densidad urbana a los suburbios. Y se imaginó los centros comerciales como la mejor oportunidad de expansión para hacerlo.
Jeff Hardwick, quien escribió la biografía de Gruen, decía que Gruen veía lo suburbios como lugares sin alma en “busca de un corazón”. “Gruen era muy crítico de los suburbios desde el primer momento, y por supuesto el remedio que ofrecía es el centro comercial “.
El padre de los malls quería crear mejores versiones de la ciudad estadounidense en los suburbios. Él quería que estos lugares funcionaran como centros cívicos, con áreas comerciales, guarderías, bibliotecas, oficinas de correos, centros comunitarios y arte público. Quería que el centro comercial fuera para los suburbios lo que la plaza pública era para las viejas ciudades europeas. De hecho, ese primer centro comercial en Edina, llamado Southdale, se suponía que era la pieza central de un plan maestro de más de 200 hectáreas que incluían casas, departamentos, edificios de oficinas, un centro médico y escuelas. Gruen creía que todo este plan podía desarrollarse sin costo alguno para la ciudad cercana al suburbio elegido por el mall. “Nosotros ni a nadie perderá cualquier tipo de negocio debido a la tendencia suburbana”, dijo alguna vez.
Gruen hizo un trabajo increíble para atraer a los clientes (y mantenerlos cautivos en la felicidad de las compras, el que ahora se conoce como el efecto Gruen). El día que Southdale abrió, 75.000 compradores llegaron felices hasta el lugar. Ahora es difícil imaginar, de adónde Gruen pensaba que estas personas venían si no era un éxodo desde la ciudad.
También construyó una serie de centros comerciales satélites alrededor de Detroit para las tiendas de retail de JL Hudson. Cuando el primero de ellos abrió sus puertas, Detroit era la quinta ciudad más grande del país y la de más rápido crecimiento. Obviamente, los centros comerciales de Gruen no son los únicos culpables de la decadencia de Detroit. Pero su idea ayudó a desencadenar una reacción en cadena que se repitió en todas las ciudades. Los centros comerciales suburbanos llamaron a todos los consumidores para los que encontrar tiendas y estacionamientos en la ciudad era demasiado difícil. Familias enteras se trasladaron a comprar a los suburbios. En las ciudades, que miraban este éxodo, se derribaron edificios y trataron, sin éxito, de recrear la facilidad para estacionarse y la experiencia de compras que ahora se encontraba en los malls de los suburbios. Y esto sólo se apresuró aún más el declive de las ciudades.
Gruen creía que el efecto del mall no afectaría el centro de las ciudades y que incluso se podían potenciar entre ellos. De hecho dijo alguna vez que “lo que hemos creado en los suburbios, puede ser un modelo para el centro”, sin imaginarse que lo creado en los suburbios podía ser la bancarrota del centro.
En Minneapolis, los planes para toda una ciudad anclada por el centro comercial no fueron ejecutados, y tal vez Gruen era ingenuo al pensar que los desarrolladores de centros comerciales también estarían interesados en el desarrollo de comunidades enteras. En ese momento, Gruen creía que mediante la localización de todas las necesidades comerciales de la comunidad en un centro comercial cerrado, con un exterior indescriptible, se podría acabar con el “deterioro comercial” de la dispersión que existía en los suburbios, donde abundaban las estaciones de servicio y tiendas con neones que para sus ojos era tan feo.
Sin embargo, el valor de la propiedad en torno Southdale rápidamente subió. Y en vez de desarrollar al máximo las cerca de 200 hectáreas, se empezaron a vender trozos de ellas para convertirse “viviendas en masa anónima” lo mismo que Gruen detestaba, acompañadas de más de esa expansión comercial que él quería erradicar. En repetidas ocasiones, sus planes no salieron como las había imaginado, y más tarde en su vida se lamentó amargamente de que los estadounidenses habían rebajado sus ideas.
En uno de los más extraños legados de su carrera, al mismo tiempo que estaba construyendo estos centros comerciales suburbanos, Gruen trató de revitalizar los centros urbanos con planes maestros para peatones en ciudades como Fort Worth, Texas, y Kalamazoo, Michigan. Quería traer gente de vuelta a la ciudad así como él había tratado de traer desde la ciudad a los suburbios.
“Se trata de una contradicción fundamental de su carrera”, dice Hardwick, el autor de su biografía.
Y luego estaba el problema en los suburbios por los estacionamientos del centro comercial. ¿Cómo se hace de un centro comercial el centro cívico de una comunidad cuando lo es, por definición, aislado en un mar de cemento y asfalto?
Según Dunham-Jones, en la actualidad alrededor de un tercio de los malls existentes en Estados Unidos están “muertos” o en vías de morir. Eso no quiere decir que están en su mayoría vacíos. Pero tienen ventas por metro cuadrado terribles. Las tiendas de ropa se han ido y han sido sustituidas por tiendas de tatuajes y todas esas “cosas”que normalmente se consideran de demasiado baja clase para un Mall.
Alrededor de un tercio de los centros comerciales de EE.UU siguen prosperando, y esos son los más grandes, los más recientes. Pero en Estados Unidos ya no se están construyendo muchas nuevas carreteras, lo que significa que se han dejado de crear nuevos lugares para el desarrollo de centros comerciales. Algunos de los primeros servicios del centro comercial cerrado como por ejemplo el aire acondicionado ya no impresionan a nadie. Y los datos demográficos de los suburbios han cambiado dramáticamente. La mayor parte de sus clientes adolescentes y baby boomers que en gran medida poblaban los suburbios, ya no no viven ahí.
Por todas estas razones, el centro comercial suburbano y el plan de Gruen parecen ser víctimas de algo más que la recesión. Dunham-Jones, que ha seguido esta tendencia en su libro Suburbia Retroadaptación, estima que más de 40 centros en todo el país han sido objeto de una renovación importante. Y se puede contar con 29 que ya han sido reutilizados.
En 2010, Columbus, Ohio, destruyó su centro comercial “muerto” y construyó un parque en su lugar. Voorhees, Nueva Jersey, demolió una parte de su mall y construyó una Avenida y puso su ayuntamiento en el edificio restante. En Denver, ocho de los 13 centros regionales de la zona cuentan con planes de reconstrucción. Uno de ellos, en los suburbios de Denver, se convirtió en 22 cuadras peatonales con tiendas y residencias.
“Es el centro de la ciudad que nunca Lakewood tuvo antes”, dice Dunham-Jones. Irónicamente, esto es lo que Gruen había buscado. “Sólo que ahora es al aire libre”.
Los estadounidenses no han superado el impulso de consumo que Gruen detectó. Pero los lugares donde comprar ahora son construidos cada vez más al aire libre. Algunos de estos lugares son, de alguna forma, el mismo centro comercial que cumple 60 años pero con un disfraz de una avenida. Pero cuando se agrega residencias y se reemplaza el Mega-Bloque ideado por Gruen haciéndolo parecer una red de calles del centro, es que comienzan a cambiar las cosas dice Dunham-Jones.
“Tienes que tener una mezcla de usos, pero la conectividad es probablemente aún más importante”, dice Dunham-Jones. “Los usos van y vienen con el tiempo, pero al establecer una red transitable de calles, es cuando realmente se va a crear un efecto dominó en el cambio de los patrones de los suburbios”.
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