Abrirán mirador en torre de Museo Histórico Nacional en Plaza de Armas
Por Patricio Cofré A., La Tercera.
Proyecto impulsado habilitará la elevada estructura y permitirá el ingreso a ésta por primera vez en su historia.
Junto a sus vecinos, la Municipalidad de Santiago y el edificio del Correo Central, el Museo Histórico Nacional es uno de los edificios más emblemáticos de la Plaza de Armas. Ubicado en la vereda norte, en sus 200 años de existencia cobijó a la Real Audiencia, al primer Congreso Nacional y a la Casa de Gobierno hasta 1845.
Pese a su carácter público desde 1982 -fecha en la que se convirtió en museo-, todavía atesoraba un espacio desconocido: la torre del reloj y los balcones que están en las fachadas norte y sur de la estructura de casi 30 metros.
Pero eso cambiará a partir de marzo de 2013, cuando esos rincones se abran a todo quien visite el museo. Será la primera vez en la historia que este inmueble, declarado Monumento Histórico en 1969, ofrecerá una vista privilegiada a la Plaza de Armas.
Cuando el actual director del museo, Diego Matte, llegó a ocupar el puesto en diciembre del año pasado, una de las primeras cosas que hizo fue dirigirse al torreón. Al ver que estaba subutilizado, decidió convocar a una licitación para habilitarlo.
Recién el mes pasado, la oficina de arquitectos de Mario Pérez de Arce se adjudicó el proyecto para remodelar el interior de la torre (que actualmente se ocupa como bodega) y reparar las escaleras de caracol que conducen hasta el piso donde están los balcones, a 20 metros de altura.
Ahí se construirá un mirador con cuatro grandes ventanales y se instalará un techo transparente que permitirá observar el reloj desde adentro. “La idea es que quien suba reciba un premio, que es ver el espacio público más importante de la ciudad desde lo alto. El otro es observar el funcionamiento interior de un reloj”, afirma Pérez de Arce.
El espacio, que está a la altura de un sexto piso y que cuenta con 15 m2, podrá albergar a 10 personas en total, las que podrán salir a los balcones. Las barandas de estos serán reforzadas para garantizar mayor seguridad a los visitantes.
La escalera para acceder a la torre se encuentra en medio de la museografía del segundo piso. Una puerta falsa ubicada a un lado de Ulk, el perro embalsamado del ex presidente Arturo Alessandri, esconde la única subida.
Según el cronograma del proyecto, a fines de octubre la oficina de Pérez de Arce entregará la propuesta a Matte para poner en marcha las obras lo antes posible. Estas tardarían cerca de dos meses.
El arquitecto explica que, pese a que la refacción será de gran envergadura, no se tocará la estructura de la torre. “Es un edificio al que hay que respetar lo más posible; rescatar sus características originales. Lo importante es abrir una vista espectacular a la plaza”, dice Pérez de Arce.
Cincuenta mil visitas
Los primeros arreglos que se le hicieron a la torre fueron ordenados por el intendente Benjamín Vicuña Mackenna, en el último cuarto del siglo XIX. Vinieron otros entre 1978 y 1982. Ahora es el actual director del museo quien encabeza esta remodelación.
Matte cuenta que recién llegado saludó a las personas de la institución y luego subió a la torre. “Es un lugar especial y desde entonces me parece que debe estar abierto al público”, dice.
El personero se inspiró en las catedrales de Potosí y Sucre, en Bolivia, cuyas espigadas estructuras pueden ser visitadas. “Le faltaban vistas al casco histórico”, afirma el director respecto de esta iniciativa inédita.
La autoridad estima que no todo el público que llegue al lugar podrá acceder a la torre (cursos muy numerosos y adultos mayores), pero cree que “el 50% de las personas que vengan subirá”.
Con esas proyecciones anuales, explica que podrían ser más de 50.000 los que pisen el mirador, tomando en cuenta que actualmente son 100.000 al año.