Restauran Fuente Neptuno, centenaria escultura a los pies del cerro Santa Lucía
Por Evelyn Briceño, La Tercera.
Ubicadas en la intersección de José Miguel de la Barra con Merced, hoy lucen mejor iluminación.
Ella le muestra caracolas marinas y él observa interesado. Hasta se intuye una conversación entre ambos. Neptuno (o su símil griego Poseidón) y Anfítrite descansan sentados, semidesnudos, en medio de la Avenida José Miguel de la Barra, en el barrio Bellas Artes.
Están ahí, frente a la salida norte del cerro Santa Lucía y al edificio “barco” del arquitecto Sergio Larraín García-Moreno, desde hace más de una década. Sin embargo, ahora lucen renovados después de la restauración a la que esta fuente fue sometida durante tres meses.
En ese proceso, ambas figuras -dios del mar y ninfa marina de la antigua Grecia, respectivamente- se rasparon para llegar al fierro original que les dio vida en 1873, por encargo del empresario minero Luis Cousiño, en la famosa fundición francesa de Val d’Osne.
Su destino inicial fue el Parque Cousiño, actual O’Higgins, en el costado oriente de la laguna. Pero luego se retiró de ahí debido a que sufría daños causados por los transeúntes.
Incluso, a Neptuno le arrancaron un pie. “Nadie conocía estas figuras y estaban rayadas”, cuenta el arquitecto de la Dirección de Obras de la Municipalidad de Santiago, Aldo Roba.
Se llevaron a una fundición artística en el sector de Carrascal. Después de su restauración -que incluyó una nueva extremidad inferior para el dios de los mares-, en 2001 ganó su ubicación actual.
“El catálogo de la fundición francesa recomendaba poner las efigies una al lado de la otra, pero nosotros no contábamos con esa información. Lo hicimos así sólo por intuición”, confiesa Roba.
El paso del tiempo, más de una década, hizo que entre junio y principios de septiembre de este año nuevamente Neptuno y Anfítrite fueran sometidos a una profunda mantención.
El dios de los mares
Aldo Roba -quien supervisó los trabajos- explica que después de “pelar” las esculturas y llegar a su material original, se determinó que sus niveles de oxidación no eran importantes. Por lo tanto, pudieron ser restauradas adecuadamente.
Una vez concluida esa etapa, se procedió al revestimiento de las figuras con una mezcla de cemento con granito -piedrecillas de tamaño regular-, molido y gris oscuro. Eso permi- tió emparejar las superficies y darles una mayor durabilidad.
Además, se incorporó a la fuente una nueva bomba, para asegurar mayor flujo de agua para la cascada que va a los pies de las figuras.
Al borde de la fuente, en tanto, se añadió un perfil de aluminio para generar una curva exacta que nivela el manto de agua que cae hacia el exterior.
También, se soterró el sistema de iluminación de las estatuas. “En la losa se abrieron zanjas donde se embutieron las luces. Además de los dos focos que tenía antes, se pasó a ocho, cuatro para la cascada y cuatro para las efigies, lo que aumentará el lucimiento de la fuente de noche”, apunta Roba.
Para Pablo Zalaquett -que ayer cesó en sus funciones como alcalde de Santiago para repostular al cargo-, la refacción de Neptuno y Anfítrite resalta el valor arquitectónico y cultural de este barrio capitalino, dentro de “un plan permanente de mantención de cada una de las 64 piletas, fuentes de agua ornamentales y esculturas que existen en la comuna”.
El edil, además, hace un llamado a la cooperación de la comunidad para evitar el daño que sufren estas obras a raíz de actos vandálicos, como rayados y robos de sus elementos.
Los arreglos, que alcanzaron los $ 12 millones, fueron financiados por una empresa privada. Debido a los reclamos de los vecinos, y antes de iniciar los trabajos, ésta debió retirar la publicidad que había puesto alrededor de la fuente.