Subsidio premiará a proyectos bien ubicados y que integren socialmente
Por Manuel Valencia, El Mercurio.
Programa de Integración Social y Urbana debuta el segundo semestre:
Beneficio entregará un bono de 100 UF adicionales a familias de clase media que opten por vivir junto a otras más vulnerables.
La idea apunta a romper con el círculo vicioso que generan algunos programas de la política habitacional de los últimos 30 años: concentrar a familias vulnerables en verdaderos “guetos” urbanos, ubicados en la periferia, y con ello obstaculizarles la posibilidad de acceder en forma igualitaria a la ciudad. Para revertirlo, se busca instalar la lógica contraria: construir viviendas sociales dentro de conjuntos de clase media, integrados en zonas cercanas a servicios de salud, transporte, educación, comercios y áreas verdes. Con ese objetivo, el Ministerio de Vivienda y Urbanismo implementará el nuevo Programa de Integración Social y Urbana (PISU), a partir del segundo semestre.
Este beneficio, que se estrenó el año pasado de forma piloto, busca generar conjuntos mixtos de vivienda, con familias tanto de clase media como vulnerables. Para ello, fijará incentivos: doblará el subsidio a las familias que lo obtienen para comprar viviendas de entre 1.000 UF y 2.000 UF (suma 100 UF más a subsidios de entre 300 y 100 UF), solo si incluyen dentro del mismo conjunto habitacional a grupos vulnerables y emergentes, que adquieren viviendas entre 600 y 1.400 UF. Entre ellos, los beneficiarios del subsidio del programa Fondo Solidario de Vivienda (viviendas de entre 450 y 650 UF, para familias del primer quintil) y los postulantes del llamado Título Cero del subsidio de clase media (DS1), que son grupos con un ingreso máximo de 25 UF (unos $575 mil).
Ellos podrán comprar viviendas que tendrán terminaciones y superficies similares a las de clase media.
A la vez, tendrá un componente urbano: solo se aplicará en comunas con más de 100 mil habitantes y, como requisito, se exigirá que los proyectos se ubiquen cerca de servicios de salud, transporte, equipamiento comercial, deportivo y de áreas verdes, con el propósito de consolidar barrios y densificar la ciudad.
La coordinadora del centro Prourbana de la UC, Pía Mora, valora el sentido del beneficio. Sin embargo, cree que se requiere más que una política de subsidios. “Si se miran los pilotos de este programa, solo se aplican en ciudades intermedias o pequeñas, pero el problema estructural de la segregación se hace más intenso entre más grande sea la escala de la ciudad. Un plan como este tiene efectos más preventivos, pero se requiere más, como por ejemplo que el Estado gestione la compra de terrenos bien ubicados, que son más caros. Además, debería aplicarse un plan especial en las zonas metropolitanas, con más segregación, como Santiago, Valparaíso y Concepción”, señala.
Respecto de esa propuesta, en el beneficio se estudia que el Serviu licite la venta de terrenos de propiedad fiscal para que sean preferentemente usados en la construcción de estos conjuntos.
Durante su fase piloto, lanzada durante el cuarto trimestre del año pasado, se entregaron subsidios para construir 883 viviendas ubicadas en nueve proyectos de Rancagua, Tomé, Chillán, Angol, Osorno y Talagante. En esos barrios, el 72% de los inmuebles que se construyen es de familias de clase media y el 28% está destinado a grupos vulnerables.