Siete barrios de Providencia se convertirán en zonas de baja velocidad
En éstos se reducirá de 60 a 30 km/h la velocidad máxima, para que circulen autos.
En la esquina de Monseñor Müller con Obispo Donoso funciona un almacén, donde los vecinos de ese sector de Providencia, conocido como Vaticano Chico, compran el pan y los ingredientes para el almuerzo. Al frente se instala un señor a vender flores, como girasoles y tulipanes. Por ahí es frecuente también ver a niños pedaleando en bicicleta y perros paseando junto a sus amos.
Esas calles tienen un ritmo de vida y una tranquilidad que conservan pocos barrios de la comuna y para mantenerlo, la Municipalidad de Providencia impulsará un proyecto para convertir a ese sector en una zona de baja velocidad vehicular.
Para eso se reducirá la velocidad máxima a la que podrán transitar los vehículos, a partir de fines de 2013: de los 60 kilómetros por hora actuales a 30. Lo mismo se hará en otros seis barrios patrimoniales de la comuna: las villas William Noon, Keller, Los Gráficos, Caja del Seguro Obrero y La Pequeña Providencia, que integran las calles General Flores y Cirujano Guzmán (ver infografía).
La alcaldesa de Providencia, Josefa Errázuriz, explica que primero habrá una marcha blanca. “Luego, queremos replicarla en forma gradual en todas las demás Zonas Típicas y de Conservación Histórica que existen en Providencia, que son 27 en total. La idea es que los peatones transiten con seguridad por estos barrios y que mantengan su escala humana”, sostiene la edil.
Nicolás Cañas, arquitecto de la Dirección de Barrios y Patrimonio del municipio, precisa que el alcance de esta medida dependerá de cada uno de los sectores. Por ejemplo, en la población Caja del Seguro Obrero, un conjunto de 30 viviendas art decó de 1929, regirá para una cuadra de Valenzuela Castillo, entre Infante y Román Díaz.
En tanto, en William Noon, villa de casas pareadas proyectadas en los años 20 a pasos de Manuel Montt con Eleodoro Yáñez, la restricción correrá para toda la calle Alberto Magno, en una cuadra. En el Vaticano Chico, en cambio, la norma regirá para la mayoría de sus calles.
Calles intervenidas
Además de instalar señalética que indique la nueva velocidad permitida, en estas calles se realizarán intervenciones para lograr que los automovilistas circulen más lento.
En cada unas de las vías donde regirá la restricción, se construirán resaltos en las esquinas, que además actuarán como cruces de peatones. Según grafica el jefe del Departamento de Ingeniería de Tránsito del municipio, Gerardo Fercovic, estos son “una especie de lomos de toro más largos y planos, que quedarán al nivel de la vereda, lo que facilitará el paso de los peatones”, dice.
También se redistribuirán los aparcaderos en superficie de estas calles, de manera que se generen curvas artificiales que obliguen a bajar la velocidad. Así, en la mitad de la vía, los vehículos se estacionarán junto a una de las aceras y en la otra mitad, frente a la vereda contraria. “Con eso los autos tendrán que andar más lento para desviar su trayecto”, explica Nicolás Cañas.
En las vías más amplias, como es el caso de Alberto Magno, en la villa William Noon, se construirán pequeñas plazoletas, con árboles y asientos, en medio de la calzada, que funcionará como una mini rotonda (ver infografía).
“Todas esas intervenciones las complementaremos con fiscalización, de manera de que la norma efectivamente se cumpla”, asegura Fercovic.
La experiencia europea
La implementación de “Zonas 30” -como se conoce a las vías que tienen esta restricción- es parte del programa con que Josefa Errázuriz fue elegida alcaldesa.
Sus asesores urbanistas tomaron la idea de Europa, donde se ha desarrollado con éxito en países como Francia (ahí partió el modelo hace más de 20 años), Alemania, Suiza, Reino Unido, Holanda y España.
En Barcelona, por ejemplo, el Ayuntamiento de la ciudad lo implementó en 2006 en barrios como Sagrada Familia, el Raval, la Barceloneta y el distrito 22@, en Poble Nou.
Óscar Figueroa, investigador del Instituto de Estudios Urbanos de la U. Católica, afirma que la experiencia de las ciudades europeas “ha sido positiva. Ahí efectivamente se ha logrado que los autos y los peatones puedan compartir de manera civilizada el mismo espacio, por eso se ha extendido por diferentes países”.
Milton Bertín, consultor internacional en seguridad de tránsito, explica que se trata de una medida urbanística cuya efectividad ya ha sido probada. “La vi en varias calles de Amsterdam y funciona muy bien, así que es positivo que se comience a implementar por primera vez en Santiago”, asegura.
¿Podría esta medida que obliga a los automóviles a circular más lento provocar congestión en estas calles? Bertín asegura que eso no sucederá, ya que se aplicará en vías de tipo local, donde no hay tacos.
El director del Departamento de Ingeniería de Tránsito de la municipalidad, agrega, que en Santiago “los vehículos circulan en hora punta a entre 20 y 25 kilómetros por ahora. En cambio, en estas calles podrán hacerlo a 30 kilómetros, por lo que siguen siendo más fluida”.