La capital se prepara para enfrentar 17 grandes obras que buscan cambiarle la cara
A la fecha, solo seis de las grandes intervenciones han tramitado permisos para desviar el tránsito.
Por Francisco J. Fuentes, El Mercurio
Hace una década, las calles de Santiago enfrentaban un escenario de colapso vial por la irrupción de grandes obras.
Entonces, la construcción de las autopistas urbanas, la primera repavimentación de la Alameda y el avance de la Línea 4 entre La Florida y Providencia, obligaron a intervenir parcialmente diversas calles, desplazar los tránsitos o sencillamente, a cerrar algunas vías estructurantes.
Pero el caos vial dejó una lección: a fines de 2008 el gobierno decidió generar una única instancia que autorizara y resolviera la descoordinación vial, traspasando a la Secretaría Regional Ministerial de Transportes dicha responsabilidad.
Hoy, cuando solo en la zona oriente tres de cada cuatro habitantes usan su auto a diario, la capital se prepara para enfrentar al menos 17 intervenciones urbanas de alto impacto.
Se trata de proyectos de distinto tamaño, pero que implicarán rotura de pavimentos, expropiaciones y desvíos.
De ellas, once corresponden a las obras que Metro realiza por la construcción de las líneas 3 y 6, y las faenas de mejoramiento o aumento de capacidad de las autopistas urbanas (ver infografía).
Según explicó el seremi de Transportes, Sergio Stephan, pese a la decisión de generar una “ventanilla única”, hasta ahora solo seis de estas obras proyectadas para estar en ejecución a fin de año, han presentado un plan de desvíos.
Al día de hoy se han autorizado los trabajos del corredor de transporte de Las Rejas, el enlace subterráneo entre Costanera Norte y Ruta 5, la ampliación del enlace Manquehue-Kennedy, y los proyectos Legado Bicentenario en el Barrio Cívico.
También cuentan con visto bueno la reconstrucción del paso superior Condell, en Américo Vespucio con Lo Boza, y más recientemente, el corte del eje San Diego-Bandera por la construcción de las futuras estaciones de Línea 3, Plaza de Armas y Universidad de Chile.
Según el gerente general de Costanera Norte, Diego Savino, “esperamos que, tal como ocurrió en la construcción del eje oriente poniente (en la década pasada), esta vez no se presenten dificultades muy complejas, salvo las ocasionadas por el desplazamiento de los flujos. Nos hemos coordinado para que incluso, al intervenir la rotonda Pérez Zujovic, algunos tránsitos y desvíos generen algunas mejoras respecto de cómo ciertos puntos operan hoy”.
Igual esperanza albergan en el MOP, donde aseguraron que a partir de la experiencia “estamos logrando cambiar la forma de hacer proyectos y un ejemplo de esto será la autopista Américo Vespucio Oriente, donde no solo nos estamos preocupando del automovilista, sino de su conexión con el entorno”.