Plan de limpieza de escombros en 198 piscinas aluvionales
Iniciativa busca proteger a la población de los efectos de precipitaciones.
Por Mario Alejandro Rojas, El Mercurio
Junio de 1991, una inusual e intensa lluvia que se extendió por algunas horas provocó un aluvión de rocas, barro y escombros que escurrió hacia Antofagasta desde quebradas de la cordillera de la Costa que desembocan en la ciudad. Hubo un centenar de muertos y miles de viviendas arrasadas.
Ocho años después, en 1999, la Dirección de Obras Hidráulicas del MOP inició la construcción de una red de 198 piscinas de control aluvional en cuatro quebradas: La Cadena (55 pozas), Salar del Carmen (48), El Ancla (44) y Baquedano (51).
La acumulación en ellas de toneladas de escombros y en sus inmediaciones, como neumáticos, muebles, electrodomésticos, restos de autos, desechos industriales, basura domiciliaria, entre otros, motivó que el MOP y el Gobierno Regional de Antofagasta activaran el primer plan permanente, en las últimas dos décadas, para mantenerlas limpias y despejadas.
El objetivo de las estructuras es proteger a la población de los efectos de precipitaciones que podrían generar aluviones -rocas, barro, agua y escombros- en esta desértica zona.
Cada una de las piscinas puede contener hasta 60 mil m {+3} de material aluvional, y acumulan hasta 600 m {+3} de basuras y escombros al año. Su despeje le cuesta al Estado al menos $13 millones al mes. El plan considera la inmediata limpieza de sectores aledaños a las piscinas y un programa permanente de monitoreo y limpieza.
INVERSIÓN
Hasta la fecha, en la construcción de la red se han destinado $11.600 millones.