Aeródromo de Chiloé ha mejorado calidad de vida de isleños, y hay más turismo y negocios
Pese a que el recinto ya requiere una urgente ampliación, debido a la alta demanda, la llegada de la conectividad aérea a la isla ha traído una serie de beneficios sociales y económicos.
Por Pamela Gutiérrez, La Tercera
“Es maravilloso”. Bernardita Oyarce está sentada al lado de su esposo, Phillip Hamann, y una hija, y no oculta su alegría. “Viajamos una vez al mes a ver a nuestros hijos que estudian en Viña del Mar. Antes nos demorábamos 11 horas en el viaje, y desde que está el aeródromo, solo cinco”, agrega.
Junto a otros 120 pasajeros a bordo de un Airbus A320, los miembros de la familia Hamann son algunos de los chilotes que han visto cambiar sus hábitos de vida gracias a la inauguración, hace un año, del aeródromo de Mocopulli, que conecta a la isla por vía aérea con Puerto Montt y Santiago, ahorrando un significativo tiempo en los traslados desde y hacia el continente.
Arnoldo Poblete es otro ejemplo de ello. Trabaja desde hace 15 años en un astillero en Chiloé, y tarda 17 horas en viajar a Santiago a ver a su madre. Por eso solía ir dos veces al año. “Me sale 60% más caro, pero gano tiempo. Este año ya he ido cuatro veces a Santiago”, dice.
Además del tiempo ganado en familia, la banda Trifulka ha incrementado sus conciertos en 300%, asegura el músico Rolando Maldonado, que vive en Santiago. “Antes nos demorábamos una noche en llegar desde Santiago, y ahora solo tres horas. Ganamos dos días”, asegura.
En el mismo vuelo viajan tres doctores de la Asociación de Médicos de la Clínica Alemana, quienes estarán tres días de intercambio en el Servicio de Salud de Castro. “Con el ferry igual hubiéramos venido, pero hubiera sido más complicado”, reconoce el doctor Luis Moya. Y destaca que gracias al vuelo, pierde menos horas de consulta en Santiago.
Unos asientos más allá, el director de Cenabast, Valentín Díaz, visitará por dos días los servicios de salud de Castro y Puerto Montt: “Vengo hace cuatro años, y con el ferry era mucho más largo, porque desde Puerto Montt uno demoraba cuatro horas. Ahora, solo 30 minutos”.
Falta de espacio
El tema médico ha sido uno de los viajes que más se han incrementado, asegura el gobernador de Chiloé, César Zambrano.
Por el aeródromo -no es aeropuerto, porque carece de policía internacional, aduana y SAG- han transitado entre noviembre de 2012 y octubre pasado 50.829 pasajeros. Es decir, unos 4.621 viajeros mensuales. Según LAN, de esa cifra, el 35% se queda entre una y dos noches y el 30%, de tres a cinco noches.
El presidente de la Cámara de Comercio de Castro, Julio Candia, asegura que el aeródromo “es un antes y un después en el turismo”, al consignar que la ocupación hotelera se ha incrementado en un 10%.
De hecho, el presidente de la Asociación de Hoteleros, Félix Oyarzún, ha notado que el turismo de negocios -asociado a los salmones y mariscos- ha registrado un aumento, “pero el verdadero auge va a empezar desde fines de este año”. El parque Cucao también ha recibido más visitantes: “Antes no iba nadie entre abril y noviembre, pero ahora va gente de la temporada media; o sea, el equivalente al turista que venía en diciembre o marzo”, acota Zambrano.
Paradójicamente, este auge de pasajeros trajo aparejado un problema: la infraestructura del recinto aéreo quedó estrecha en menos de un año.
Si llueve o hay viento, 122 pasajeros quedan a la intemperie al bajar del avión, porque hay que ir caminando hacia la zona de desembarque; las maletas se dejan a mano en un receptáculo, y en la sala de embarque los funcionarios de la DGAC hacen pasar solo la mitad de los pasajeros para la revisión y después al otro grupo. Un proyecto del MOP busca ampliarlo en 600 m2.
“Cada vez que se hace un proyecto pensado en Chiloé, siempre es pequeño, siempre es la mitad. Nos dicen que no va a ser rentable, pero ese es el pensamiento centralista”, sostiene el alcalde de Castro, Nelson Águila.