Accidentes menores y calles casi al límite de su capacidad traban el tránsito en Santiago

Según autoridades y expertos, el sostenido aumento del parque automotor está ocasionando que un trastorno puntual genere efectos en toda la red vial.

Por Francisco J. Fuentes, El Mercurio

Varios conductores capitalinos aún mantienen fresco en la memoria el recuerdo de la mañana del lunes 4 de este mes.

Ese día, pasadas las 8:00 horas, un camión cargado con combustible volcó justo en la intersección de Costanera Norte, en el Puente Centenario. Suficiente para generar un efecto en cadena que virtualmente llegó a paralizar el tránsito hasta la comuna de Independencia, por el poniente; Peñalolén y La Florida, por el sur; Gran Vía por el oriente y La Pirámide, por el norte.

Esa misma mañana las obras de construcción de Metro y un camión con problemas en la Ruta 78 añadieron diversos trastornos que terminaron en una congestión generalizada, y que ayer fue descrita por un especialista como “la tormenta perfecta”.

Escenarios como este -en los últimos 10 días se han vivido al menos 24 episodios de efectos globales- es la evidencia empírica de los cálculos de la unidad de Planificación del Ministerio de Transportes: la demanda, empujada por el sostenido aumento del parque automotor (5,4% anual), está generando niveles de ocupación del 80% de la vialidad disponible.

Esto implica que por cada kilómetro de vía, 800 metros están ocupados por automóviles, sin considerar que en las intersecciones la cantidad de vehículos intentando moverse excede hasta en 140% el espacio disponible.

Según la coordinadora de esa unidad, Cecilia Godoy, frente al escenario actual “la capacidad vial se puede optimizar y lo estamos haciendo al máximo. No habríamos resistido los desvíos de tránsito por nuevas obras si no estuviéramos utilizando las herramientas disponibles”.

Godoy añadió que esto radica básicamente en la gestión de semáforos, “que nos permite en el 90% de los casos repartir mejor los flujos. Si no, las demoras aumentarían al doble”.

Claramente no es suficiente. Para el especialista en transportes de la consultora Urbano Proyectos, Andrés Villaseca, para encontrar una solución hay que distinguir entre la velocidad de aumento del parque automotor y la de crecimiento de la infraestructura: “Obviamente, las calles crecen menos que los autos y, por lo tanto, el acento debe estar en intervenir el volumen de viajes y en diversificar la oferta”.

Al respecto, plantea que se debe “mirar la zona oriente, que genera el 70% de los viajes dentro de Santiago. Ahí, lo único que los usuarios aceptarían es Metro, y por lo tanto lo ideal es aumentar la red hacia esa zona”.

A su juicio, las medidas también pasan por mejorar y focalizar el transporte público, construir la Costanera Central y potenciar el eje del Cuarto Orbital.

Diego Savino, gerente general de Costanera Norte, cree que las grandes vías aún cuentan con capacidad suficiente, “pero el problema está en las conexiones y salidas. No es cierto que al construir más autopistas esto se soluciona; lo que falta es mejorar los nudos, y eso es caro”.

Ejemplifica con la rotonda Lo Curro, donde la vía local tiene capacidad para descargar 700 autos por hora, pero solo Costanera Norte aporta hasta 3.200 vehículos en horario punta.

Añade que la ciudad debe apuntar a “evitar que 100 vehículos bloqueen el tránsito de 4.000″.

”Estamos cerca del 80% de saturación, hay horarios en que la capacidad está muy al límite y cualquier incidente provoca grandes trastornos”.

CECILIA GODOY
COORDINADORA DE PLANIFICACIÓN DE TRANSPORTES

El problema de los camiones

Otro aspecto que los especialistas destacan como de mayor efecto sobre los atochamientos es la presencia de vehículos mayores durante las horas punta.

Según datos del INE, en los últimos cinco años la cantidad de viajes de camiones y buses creció 34%, alcanzando los 134 millones solo en 2012.

Esto, sumado a que la presencia de un camión significa restar espacio a dos autos por lo menos, llevó a Transportes a restringir su circulación durante las jornadas de mayor demanda en marzo pasado. ¿El resultado? La reducción de tacos alcanzó hasta un 10%.