A 4 años del 27-F, Onemi alista nueva política nacional para reducir riesgo ante emergencias
Por Macarena Toro y Gustavo Aracena, El Mercurio.
Documento ya está en etapa de revisión de los ministerios sectoriales y solo resta la firma del Presidente:
Ministerios y otros organismos considerarán zonas de riesgo y factores naturales en realización de sus políticas públicas. Estrategia será un deber cuando se apruebe proyecto de nuevo sistema de emergencia, hoy congelado en el Congreso.
Desde mayo de 2013 el Gobierno ha puesto 15 veces suma urgencia al proyecto de ley enviado en 2011 que crea un nuevo Sistema Nacional de Emergencias. Esta medida ha sido casi el único avance de la iniciativa que busca reparar los vacíos que evidenció el terremoto que hace cuatro años sacudió a Chile.
Pero mientras en el Congreso el proyecto sigue congelado y aún es objeto de un debate que no se concreta en avances, la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) alista una nueva política nacional de reducción de riesgos ante emergencias. La iniciativa es un complemento al proyecto de ley, centrado en la reacción ante una catástrofe y la prevención hacia la población.
Según explicó a “El Mercurio” el director de la Onemi, Ricardo Toro, el documento ya es revisado por los ministerios y solo resta la firma del Presidente para que esté listo. Su ejecución obligatoria dependerá, eso sí, de la aceleración del proyecto de ley, que se espera esté aprobado este año. De todas formas, los ejes de la política ya podrán ser un referente para los diversos organismos que trabajan ligados al sistema de protección civil.
En palabras simples, Toro explica que esta política apunta a que, para cosas tan básicas como la edificación de un colegio o sus arreglos, la construcción de un puente u otra obra, se consideren los factores geográficos y los análisis de riesgo de cada lugar. Esto, ya que paralelamente la Oficina de Emergencias presentará a la Presidenta Bachelet su plan de acción 2014-2018 que contempla, entre una serie de medidas, la creación de un mapa de riesgo para todas las localidades del país.
“Es un catastro de lo que existe en la zona. Por ejemplo, yo tengo en Maitencillo la zona de riesgo con 20 colegios, cinco hospitales, una población determinada, niños y ancianos. El mapa de riesgo está orientado específicamente a saber cuál es la amenaza que tiene ese lugar y cómo la podemos minimizar y enfrentar”, explica.
Avances y planes pendientes
Para la elaboración de los mapas de riesgo, la Onemi ya tiene listo un catastro nacional hecho con el Instituto Geográfico Militar. Paralelamente, se ha trabajado en conjunto con el Centro Sismológico Nacional de la U. de Chile para mejorar los equipamientos y así la capacidad de reacción. Si el 27 de febrero de 2010 había 50 sismógrafos en todo el país, hoy hay 70 y a fin de año llegarán a 90. Todas las estaciones cuentan con un GPS y un acelerógrafo, equipo que mide la aceleración del suelo.
El plan para 2016 es tener instalado 20 equipos más, que permiten elevar la precisión sobre los sismos. Por su parte, el Ministerio de Vivienda ya ha instalado 220 acelerógrafos y 30 de ellos deberían quedar conectados a la red sismológica este año. El director del Centro Sismológico de la U. de Chile, Sergio Barrientos, explica que estos avances se deben a un convenio con la Onemi que este año entregará $3.800 millones para seguir fortaleciendo la red.
El gran desafío, explica, es ahora fortalecer la comunicación de esos equipos, ya que según explica su subdirector, Mario Pardo, si se cae internet, cae la información sobre la mitad de ellos. De ahí que Barrientos destaque que en su plan de avances, además de los nuevos equipos, se intentará lograr que 20 estaciones sismológicas tengan una conexión “a todo evento. Esas estaciones son las que van a resistir cualquier embate”, aunque son mucho más costosas.
Y aunque aún queda mucho para avanzar, tanto Toro como Barrientos coinciden en que se está avanzando lo más rápido que se puede y que el tiempo de reacción ante un terremoto ya es de cinco minutos. A eso se suma el trabajo del SHOA de la Armada, que logró bajar a 3,5 minutos su capacidad de reacción. Con todo, una alerta de maremoto podría estar en 10 a 12 minutos.
Sin embargo, como en Chile la primera ola puede ingresar hasta 10 minutos después del sismo, se ha trabajado fuertemente en la capacitación de los “informantes Mercali”, funcionarios que dan una alerta preventiva en los primeros minutos que puede activar una evacuación. Luego, con la información oficial, se puede descartar o confirmar la medida, aunque Toro explica que no se bajará una alerta hasta una hora después de la emergencia.
“Prefiero que me critiquen porque evacué y no pasó nada a que me critiquen porque no hice nada y tengamos pérdidas”, enfatiza Ricardo Toro.
”Prefiero que me critiquen porque evacué y no pasó nada a que me critiquen porque no hice nada y tengamos pérdidas”.
RICARDO TORO
DIRECTOR DE LA ONEMI
”Estamos avanzando lo más rápido que se puede hacer. Estamos en la dirección correcta, pero nos faltan especialistas”.
SERGIO BARRIENTOS
DIRECTOR CENTRO SISMOLÓGICO NACIONAL
Sube inversión en zona del epicentro
La Región del Biobío, epicentro del terremoto de 2010, comienza a dejar atrás las huellas del desastre que dejó el 27-F, y desde 2013 ya se ha concretado la fuerte inversión de la red de emergencia.
La Onemi ya tiene habilitado el nuevo Centro de Alerta Temprana en Concepción, que funciona 24/7 y ha aumentado la coordinación con otras organizaciones, según cuenta el director regional, Gonzalo Arroyo. Se han invertido $437 millones en la nueva oficina, 15 trabajadores, una camioneta, 12 equipos de telecomunicaciones, sistema satelital y de generación de energía que dura cuatro días.
El municipio de Talcahuano también ha invertido $300 millones en la Dirección de Gestión de Riesgo, que ya tiene habilitadas tres sedes sociales como centros de emergencia comunitarios.
Bomberos por su parte ya tiene los 25 carros bomba de Concepción con equipamiento estándar. El desafío para ellos es “crear la central de comunicaciones a nivel provincial”, dice el comandante Leonardo Palma
Vandalismo y robos atentan contra sistema de protección
Pese a que están enrejados, los equipos de sismógrafos que envían la información sobre cada movimiento telúrico son constante objeto de asaltos. Las baterías y los paneles solares que los alimentan son robados, dejando completamente inactiva esa estación, lo que afecta directamente la calidad de la información que pueden obtener las autoridades. La compleja situación ha llevado incluso a que los especialistas tengan que reevaluar los sectores donde instalan las nuevas estaciones, para intentar evitar la delincuencia.
El director de la Onemi, Ricardo Toro, lamenta que además en los simulacros de maremoto se ha podido advertir que muchos letreros que informan los sitios seguros están rayados o destruidos. “Tiene que haber una resiliencia de la población sobre que tienen que cuidar estos elementos que al final del día van a salvar su propia vida y la de sus familiares”, enfatiza.