A 20 años de su creación, el parque Llullaillaco se abre al turismo
Por Mario Rojas Martínez, El Mercurio.
A 4 mil metros de altitud, en el límite entre Antofagasta y Argentina:
La zona, una de las más aisladas del país, cuenta con un remozado refugio de alta montaña para guardaparques y visitantes.
Un volcán con su cumbre a 6.739 metros de altitud, una de las cinco mayores del mundo de ese tipo de macizos.
Valles de lava, tres salares, cuencas de ríos que no alcanzan a desembocar en el mar, lagunas altiplánicas, petroglifos y sitios ceremoniales de la época prehispánica, donde se han descubierto tres momias de niños y tramos del Camino del Inca.
Son algunos de los principales atractivos del Parque Nacional Llullaillaco, uno de los más extremos del país, ubicado a cuatro mil metros de altitud, casi en el límite entre la Región de Antofagasta y la frontera con Argentina.
La belleza escénica de los paisajes de Llullaillaco -que en lengua aimara significa “agua caliente”: Yacu es “agua”, y lloclla , “caliente”- se completa una abundante fauna: vicuñas y guanacos; suri, que es una especie de ñandú enano; pumas, zorros, flamencos, perdices y el último refugio de chinchillas en la región.
Antofagasta, 275 kilómetros al oeste, es la ciudad más cercana al complejo de 268.670 hectáreas, que desde el 9 de agosto de 1995 tiene la calidad de Parque Nacional.
“Sus visitas son mínimas porque es casi inaccesible para el turismo masivo. Casi todos los visitantes son andinistas y una de nuestras tareas es llevar un registro de su número”, explica Ricardo Moyano, director de la Conaf de Antofagasta.
Por ello, con el apoyo del Sernatur, municipios como el de San Pedro de Atacama y compañías mineras, la institución abrió su acceso al público.
Pero la falta de caminos pavimentados y de señalética, además de la numerosa presencia de terrenos ocupados por yacimientos mineros, donde hay que solicitar permisos para cruzarlos a través de servidumbres de paso, son las principales trabas en los que ya se comenzó a trabajar.
Infraestructura y tours
Actualmente se accede desde la Ruta 5 Norte, en la comuna de Taltal, o desde el pueblo de Peine, en el extremo sureste del Salar de Atacama.
Para estimular el desarrollo turístico, una de las primeras obras en la zona fue la apertura de un refugio permanente, de alta montaña de la Conaf, para guardaparques y turistas que requieran pernoctar en la zona.
Allí las temperaturas en invierno pueden caer a -20 °C y la nieve cierra todos los accesos.
En los próximos meses comenzará la instalación de señalética para demarcar las vías de acceso.
“Recomendamos a todos los visitantes que antes de visitar la zona concurran a nuestras oficinas en la región para avisar sobre su viaje, coordinar una vía de acceso y también informar a Carabineros su itinerario, como resguardo”, explica Jorge Vega, administrador en Llullaillaco.
Irina Salgado, directora del Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) de Antofagasta, destaca el potencial turístico de esta zona. De los 643.929 turistas que en 2013 visitaron la Región de Antofagasta, 109.905 fueron extranjeros que demandan, principalmente, sitios de intereses especiales.
“Ahora tenemos que trabajar en mejorar los accesos y también en desarrollar tours más permanentes desde Antofagasta, San Pedro de Atacama o Taltal”, subrayó la directora.