La Unesco declara al Camino del Inca Patrimonio de la Humanidad
Por Romina de la Sotta y Daniela Silva, El Mercurio.
En la sesión 38 del Comité de Patrimonio Mundial
La postulación conjunta de nuestro país con Argentina, Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú consiguió ayer en Qatar una victoria inédita para 693 kilómetros del Qhapaq Ñan.
Justo en días de intensos triunfos futbolísticos, Chile acaba de batir un récord. Claro que no lo logró solo, sino asociado a otros cinco países sudamericanos. Ayer, 693 kilómetros del Qhapaq Ñan -o Camino del Inca- fueron declarados Patrimonio de la Humanidad en la 38ª sesión del Comité de Patrimonio Mundial de la Unesco, que se realiza en Doha (Qatar).
En 2001 Perú invitó a Argentina, Bolivia, Chile, Colombia y Ecuador a sumarse a esta iniciativa inédita que ahora ha conseguido la declaratoria de este itinerario cultural, marcando un hito histórico.
“La votación de todos los miembros del Comité fue unánime”, cuenta desde Doha a “El Mercurio” José de Nordenflycht, secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales (CMN). “Esta es la declaración multinacional más compleja de América Latina y el Caribe, por la cantidad de países involucrados, la longitud de los segmentos reconocidos, la cantidad de bienes arqueológicos y la diversidad de comunidades”, aclara.
La inédita iniciativa de cooperación regional -que traspasó varias administraciones políticas en más de una década de trabajo- fue desarrollada por los ministerios de Cultura y de Relaciones Exteriores, las comisiones nacionales de cooperación con la Unesco y las secretarías técnicas del Qhapaq Ñan de los seis estados parte.
“Este nombramiento es un hito no sólo por la coordinación de seis países y la extensión del territorio, sino también por la relevancia simbólica e histórica de este trayecto. Es comparable con la Ruta de la Seda o el Camino de Santiago de Compostela, pero ninguno de esos trayectos patrimoniales convocó la gestión de varios países”, comenta el director de la Escuela de Arquitectura UC Emilio de la Cerda y ex secretario ejecutivo del CMN.
“El Qhapaq Ñan va más allá de un sistema funcional de comunicación para la dominación de un imperio por sobre sus territorios. Es una herencia material e inmaterial que asume y reelabora en el tiempo la cosmovisión de los distintos pueblos andinos que, bajo la lógica del Suma Qamaña -buen vivir-, se imponen en un territorio complejo convirtiendo sus fragilidades en oportunidades, a partir del uso equilibrado de sus recursos”, dice De Nordenflycht.
La diversidad que presenta el Qhapaq Ñan -o Sistema Vial Andino- en cada uno de los países es mayúscula. Perú tiene el honor de contener el centro del Tawantinsuyu en Cusco y cuenta con la mayor extensión nominada por la Unesco, de 250 kilómetros de camino asociados a 81 sitios arqueológicos. Colombia, en cambio, suma solo 17 kilómetros, pero con singularidades constructivas como que allí el inca haya logrado unir sitios con 1.200 metros de diferencia de altura.
Bolivia cuenta con 85,7 kilómetros de dos caminos que se bifurcan al norte del Titicaca. Y mientras los 108,8 kilómetros de Ecuador incluyen el complejo arqueológico Ingapirca, a 3.120 metros de altura, los 118,5 kilómetros de Argentina poseen cien santuarios cordilleranos que comunicaban al inca con los apus -espíritus de los cerros-. El más emblemático es el complejo Llullaillaco, que se extiende entre los 4.800 y los 6.670 metros sobre el nivel del mar.
El caso de Chile también tiene sus particularidades: son dos rutas longitudinales que suman 112,9 kilómetros, con 138 sitios arqueológicos asociados. El expediente presentado ante la Unesco destaca que el desierto de Atacama representó el mayor desafío ambiental para el inca, y que este logró conquistar las inhóspitas condiciones de aridez y altura gracias al intercambio que tuvo con las poblaciones locales aimara, atacameña, colla, diaguita y copiapó.
Actualmente, en los seis países existen 231 comunidades que viven alrededor del Qhapaq Ñan, y que también fueron fundamentales para la declaratoria. “En la postulación no solo se involucraron los estados, sino también las comunidades indígenas, y eso hace que este proceso sea histórico. Esto no se protege solamente porque reúne puntos arqueológicos; muchos sitios todavía están en uso”, apunta De la Cerda.
Con la declaratoria, la Unesco reconoce las profundas huellas de este magnífico sistema vial que fue el más extenso del mundo en el siglo XVI -con 30 mil kilómetros-, cuando conectaba a diez millones de personas. Cubrió desde el centro oeste de Argentina y Chile hasta el sur occidente de Colombia, y permitió el comercio y el intercambio cultural.
Ese será el sexto Patrimonio de la Humanidad para Chile, sumándose a las iglesias de Chiloé, Valparaíso, las salitreras de Humberstone y Santa Laura, Sewell y Rapa Nui.