La historia y el legado de la Viña Santa Rita
Hasta el 9 de octubre, el Museo Andino exhibe fotografías históricas de la hacienda y otras que Max Donoso tomó durante un año. Junto a un libro conmemorativo, la exposición es impulsada por la Fundación Claro Vial.
La historia de la Viña Santa Rita comienza hace unos 1.500 años. En 2005, bajo las bodegas se encontraron restos de un pueblo que habitó en la zona central de Chile hacia el año 500. Y también tiene huellas incas: el camino Qhapaq Ñan fue trazado en 1400 por este mismo territorio. Así se describe en el libro “Santa Rita. Un monumento histórico en el valle del Maipo”, proyecto que se concretó gracias a la Fundación Claro Vial (presidida por María Luisa Vial de Claro, viuda de Ricardo Claro). Contó con la colaboración de la Viña Santa Rita y el respaldo de la Ley de Donaciones Culturales.
Abarca toda la historia que rodea la viña, y está acompañado de antiguas fotografías del fundo junto a nuevas imágenes tomadas por el fotógrafo Max Donoso, quien durante un año registró el recinto en sus diferentes estaciones.
En la investigación participaron desde historiadores hasta los mismos trabajadores de la viña, quienes aportaron antiguas imágenes y relatos que fueron clave en la reconstrucción histórica. Todo está narrado por el arquitecto Hernán Rodríguez, director del Museo Andino, institución que a su vez fue impulsada por la fundación y que está emplazada en la misma viña.
Para celebrar los 10 años del museo, hasta el 9 de octubre estará abierta una muestra que exhibe las fotografías de Donoso, además de una secuencia con imágenes de la memoria: una historia con hitos significativos de la vida social, cultural y agraria chilena, desde que naciera como estancia a fines del siglo XVI. Con don Melchor Jaraquemada y su hijo Juan Agustín, sus propietarios entre finales del siglo XVIII hasta 1844, la hacienda tomó una nueva dimensión con la construcción del canal de regadío que llevó aguas del río Maipo a los secanos de Paine y de paso a Santa Rita. Hacia 1880 la hacienda fue adquirida por Domingo Fernández Concha, quien modernizó la propiedad, comprando cepas francesas para la viña y botellas, y encargando maquinaria francesa para encorchar. Con ello, en 1882 comenzó a vender vino. Fue él quien además contrató al arquitecto alemán Teodoro Burchard para edificar la nueva casa patronal, en estilo italiano, que sobrevive en la actualidad, rodeada del parque diseñado por el alsaciano Guillermo Renner.
La llegada del poeta
Hacia 1911, la hacienda fue adquirida por el suegro de Fernández Concha, Vicente García Huidobro, padre del poeta Vicente Huidobro. Fue uno de los treinta nietos de Domingo Fernández que, junto a sus padres, habitaron la casa hasta fines de los años 20. En la hacienda trabajaban, entonces, cien familias. Con la crisis económica de 1929, la hacienda inició un letargo de varias décadas. Sus casas, parques y bodegas fueron declarados monumentos históricos en 1972.
“El libro es una edición limitada y de lujo, por lo que nos planteamos hacer una exposición que permitiera a toda la gente entrar al espíritu de este. Es una muestra de fotografía que se sostiene por sí sola, pero su corazón está en entrar al conocimiento de una parte de nuestro territorio. Diría que lo que más nos atrae es la posibilidad de que sirva de modelo a otras instituciones o empresas de investigar la historia de sus orígenes y a compartirla con la gente”, comenta Rodríguez.
El director del museo cuenta que descubrieron, por ejemplo, que hasta la década del 70 la viña era prácticamente una ciudad en sí misma: “Había 132 casas, tenía cancha de fútbol, una panadería, cine. Queremos contactarnos con toda esa gente para escribir su historia”. Rodríguez agrega que incluso Violeta Parra vivió en la viña varios meses y que allí conoció a una mujer que le transmitió muchos cantos.
“Para el museo esta muestra es una retribución al lugar donde estamos instalados. Después de 10 años de tener esta relación, es una bonita manera de dar un regalo al equipo”, concluye Hernán Rodríguez.