Autopistas Urbanas… ¿problemas de diseño?
Ya bastante tiempo ha estado en el ojo del huracán el tema de las autopistas atochadas en Santiago. Es un tema que no sólo involucra a Costanera Norte, sino en general a todos los enlaces entre las autopistas “de alta velocidad” y en sus salidas hacia la ciudad.
Sin embargo hay ciertos puntos que tratar sobre lo que se espera de una autopista urbana y para lo que realmente sirve. Varios de estos fueron explicados por el nuevo Ministro de Obras Públicas Eduardo Bitrán en una entrevista dada al programa “Última Mirada“.
Un punto sensible que se ha planteado es que los accesos están mal diseñados, proponiendo como solución el ampliar éstos para obtener un flujo más expedito. El problema que se logra con esta “solución” es desplazar el cuello de botella de las salidas de la autopista a las calles de la ciudad. El tejido urbano no es capaz de recibir a la cantidad de vehículos entregados por la autopista a la velocidad que traen, generando nuevos cuellos de botellas y manteniendo los tacos.
De esto surge una solución algo ingenua que es construir más autopistas. Sin embargo, para tranquilidad de muchos, el nuevo ministro de Obras Públicas, Eduardo Bitrán, ha planteado que la construcción de nuevas autopistas urbanas no está dentro de sus prioridades (Exceptuando el tramo de Vespucio Oriente, que falta para completar el anillo Vespucio).
Consideró que la inversión ya hecha en la ciudad es suficiente, sólo necesitando mejoras puntuales y de corrección, y que lo que se debe proponer ahora es cómo mejorar el transporte público para incentivar a dejar el auto en casa. Reveló también con respecto a la congestión en las autopistas que, pese a ser promocionadas como “su trabajo a 5 minutos”, son construidas pensando más que nada en los sectores productivos y no en el ciudadado común y corriente.
Explicó también que existe una teoría económica que sugiere que cada automóvil genera un perjuicio al resto (disminuye la velocidad de desplazamiento), por lo que debe pagar una compensación por el daño causado. En palabras simples significa aplicar un impuesto (otro más) a los automovilistas, esta vez sin embargo como un medio de reducir la congestión. Ante la pregunta si aplicaría esta medida, señaló que necesita un respaldo político fuerte, por lo que es difícil implemenatarla, y que por sobre todo no está dentro de sus planes.
Es momento entonces de reflexionar: los costos de desplazamientos subirán cada vez más (hoy es un 39% más caro andar en auto que el 2001 como lo indica este artículo). Por ello es necesario tener una visión clara a largo plazo y tomar medidas conducentes a frenar el uso del automóvil y no llegar a extremos como los de Londres en que se cobra un “peaje” de 14 dólares diarios ($7.400 aproximadamente) por ingresar en auto al centro de la ciudad.
Un motivo sufiente para dejar el auto en casa, ¿o no?