Seguridad, Delincuencia y Arquitectura
por Constanza Abusleme Bucarey
Uno de los problemas más evidentes de los barrios santiaguinos hoy es la seguridad, y últimamente ha sido un tema constante en los medios de comunicación. Antes que nada, algunas definiciones:
Delincuencia: acción de delinquir, que es una acción u omisión voluntaria o imprudente penada por la ley. (http://www.rae.es)
Seguridad Ciudadana: se vincula a la ausencia de delincuencia y de temor a ella; es decir, la inseguridad ciudadana se restringe a las amenazas a las personas y los bienes derivadas de la actividad delictiva. (pazciudadana)
Victimización: delitos que ocurren efectivamente. (pazciudadana)
Datos a considerar:
• El 92,5% de las personas tiene la sensación de que la delincuencia ha aumentado, 86,7% piensa que puede ser víctima de un delincuente, un 51,2% en la calle y un 26,6% en su casa. (Encuesta telefónica El Mercurio, junio 2006)
• La victimización en los hogares fue de un 38,3% frente a una sensación de inseguridad de un 48,6% correspondiente a quienes piensan que serán víctima de un delito en los próximos 12 meses. (INE, 2006)
• Ya en 1999 se hablaba de que 6 de cada 10 hogares han tomado medidas de seguridad (enrejados, sensores infrarrojos, perros guardianes, etc.) que alcanzaban cada año los 50 mil millones de pesos (prácticamente lo mismo que robaban los delincuentes). (M. Ramos y J. A. Guzmán, 2000)
• En 1998, un estudio del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) concluyó que en el delito operaban otras inseguridades, “aquellas provocadas por el debilitamiento del vínculo social, del sentimiento de comunidad y finalmente, de la noción misma del orden”. Donde el delincuente, era una metáfora de otros miedos. (M. Ramos y J. A. Guzmán, 2000, p. 194)}
¿Qué tienen que decir sobre esto la arquitectura y el urbanismo? A nivel arquitectónico, la seguridad de una vivienda se puede manifestar con paredes más altas y cercos electrificados en los lugares donde hay fondos para eso, cosas que a fin de cuentas cambian también la configuración de barrio.
Según Paz Ciudadana
“La experiencia internacional indica que una buena estrategia de diseño urbano puede mejorar la calidad de vida de la población. De hecho, si esta estrategia es exitosa en la motivación de las personas para ocupar las áreas públicas, para cooperar en su mantención y para recuperar la confianza en los espacios públicos, se produce -entre otras consecuencias positivas- una mejor relación entre los vecinos, una mayor percepción de libertad, menores niveles de temor a la delincuencia y menores oportunidades para los delincuentes.”
Bien sabemos que eso llamado seguridad es una ilusión que algunos (más que otros) necesitamos para vivir tranquilos. Pero algunas de las medidas de seguridad no hacen sino alienar cada vez más a los habitantes de los barrios santiaguinos (transversalmente a su nivel socioeconómico), encerrando en verdaderas fortalezas a sus habitantes, alejándolos cada vez más de su barrio y por consecuencia de su ciudad.
Respecto a estos verdaderos enclaves fortificados Caldeira (en Salcedo, 2000) sostiene que están “cambiando el paisaje de la ciudad, sus pautas de segregación espacial, el carácter del espacio público, y la interacción pública entre sectores sociales diversos”. Así, la interacción social no es una opción, ya que pasa automáticamente al plano de inseguridad o de invasión de espacios; “las restricciones, la sospecha y el miedo estarían, cada vez más, marcando las interacciones sociales” Salcedo (2000), generando “un miedo constante a la exposición, pues todas las diferencias son potencialmente tan explosivas como las existentes entre un traficante de drogas y una persona común” (Sennett, en Salcedo, 2000).
Sobre esto, desde el punto de vista urbano se pronuncian, entre otros, Space Syntax, definido por John Peponis (Atlanta 2000) como “una teoría y método claramente identificable para vincular rigurosos análisis formales con el estudio de las funciones sociales, significado cultural y el entendimiento conductual del espacio construido, en contextos contemporáneos e históricos” y CEPTED (Prevención de Delincuencia Mediante el Diseño Ambiental).
De este último, Paz Ciudadana ha publicado algunas recomendaciones de diseño “para que el ejercicio de la vigilancia natural por parte de las personas alcance su máxima potencialidad” (“Manual del espacio seguro” 2004), fomentando una lectura del espacio urbano (es decir, reconocer aspectos ambientales y arquitectónicos que facilitan actos delictivos o bien apoyan condiciones de seguridad, basándose en mirar, procesar información y solucionar cada caso) en las distintas situaciones urbanas, que comparten aspectos como:
• Buena relación visual entre exterior e interior (control visual, buena iluminación)
• Conexión espacial entre antejardín y vereda (ventanas de buen tamaño, sin muros o vegetación que se interpongan en su campo visual)
• Buenas condiciones ambientales (fachadas en buen estado, limpieza, elementos ornamentales que denotan la presencia de personas)
Dependiendo del sector socioeconómico, varían sustancialmente el tipo de medidas que se implementan y sus consecuencias en cada barrio. Para conocer mejor sus diferencias y similitudes, se toma como referente dos barrios de Las Condes (una de las comunas que invierte más en seguridad en Santiago), el sector de Paul Harris oriente y Paul Harris poniente (barrio Colón Oriente) aproximadamente a la misma altura, examinados a través de un corte transversal a la calle.
En ambos sectores se presentan elementos en común como el antejardín y una vereda (casi del mismo ancho en los dos barrios) con una parte con vegetación y otra pavimentada. La altura de las rejas entre el antejardín y la vereda es prácticamente la misma en ambos sectores, variando sólo su permeabilidad: mientras en Río Guadiana son rejas permeables, en Cerro Alegre son impermeables (reforzadas con madera o láminas de fierro).
El primer caso reafirma la conexión visual existente entre la vivienda y la calle, que se presenta mucho más activa (gente socializando a lo largo de ésta, como extensión de la vida cotidiana, además de flujo vehicular) que en Cerro Alegre. Incluso se podría postular que debido a que existe una vida de barrio más activa en Río Guadiana, buscan reforzar el lazo con el exterior a través de rejas permeables.
Lo contrario resulta en Cerro Alegre, donde se evita el contacto con la calle, volcando la vida al interior de la casa. En vez de presentar flujo vehicular, es más una calle estacionamiento, donde la presencia de los autos reemplaza a la de las personas.
Es importante notar que a pesar de que las medidas del corte son muy similares en los dos barrios, la intensidad de la vida urbana que presentan es absolutamente distinta. Mientras en Cerro Alegre podemos hablar de un corte formado por instancias independientes unas de otras (antejardín-calle-antejardín), en Río Guadiana en cambio se presentan las tres instancias fusionadas por la actividad de sus habitantes, potenciadas con puertas abiertas y rejas permeables.
¿Hay algún barrio más seguro que otro? Da la impresión de que las medidas se compensan: más inversión en hermetismo contra una inversión en los lazos vecinales. ¿Es uno más efectivo que otro? Ambos barrios son muy cercanos, por lo que los potenciales “peligros” son los mismos. Quizás la lección está en ver cuál de los dos sectores ha dejado que el miedo maneje su manera de vivir y de relacionarse con su entorno y si eso conlleva alguna ganancia.
Bibliografía
Ramos, M. & J. (2000). La Guerra y la Paz Ciudadana. Santiago de Chile: LOM Ediciones.
Salcedo, R. (2002). El espacio público en el debate actual: Una reflexión crítica sobre el urbanismo post-moderno. En EURE, vol.28, no.84, p.5-19. También disponible en la World Wide Web: http://www.scielo.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0250-71612002008400001&lng=es&nrm=iso>
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