¿Se aproxima el ocaso del Petróleo?
por Hernán Bianchi
El uso creciente del automóvil en el mundo ha logrado despertar numerosas dudas de su sustentabilidad en el tiempo como medio de transporte, particularmente por depender de una fuente energética como el petróleo.
Algunas amenazas asociadas al uso masivo del petróleo en el mundo se identifican con los conflictos políticos de Medio Oriente, el aumento sostenido de su precio o crisis históricas como la de 1973, la imposibilidad de renovar este recurso energético, y los impactos medioambientales (de escala planetaria, urbana y local) asociados a su consumo.
La hasta ahora inquebrantable dependencia del petróleo por parte del transporte motorizado ha incentivado a repensar las estrategias de consumo energético en escenarios futuros, dado el acelerado proceso de motorización mundial que tuvieron las naciones industrializadas y que viven ahora las en vías de desarrollo.
Esto indica que las economías no están dispuestas todavía a frenar los procesos de motorización y mayor uso del automóvil en todo el mundo, por más que los problemas asociados a la contaminación y costos energéticos persistan.
Las tecnologías propuestas abren el panorama de alternativas que pudieran adquirir niveles más desarrollados en el futuro del transporte individual, asumiendo que el automóvil es una modalidad que permanecerá en el largo plazo.
Algunas de las posibles alternativas al petróleo pueden resumirse en los siguientes grupos, los tres primeros reducen la dependencia del petróleo para operar, y los tres últimos utilizan otras fuentes:
A. Los sustitutos fósiles del petróleo: El más popular quizás hoy en día sea el gas natural comprimido (o GNC), usado en varias ciudades del mundo por vehículos livianos y pesados para abaratar costos de autonomía y reducir las emisiones. En Chile esta tecnología es utilizada principalmente por taxis o flotas de vehículos comerciales. Otro sustituto fósil es la posibilidad de convertir carbón mineral en petróleo, proceso considerado seriamente como reemplazo a corto plazo para países de alto consumo energético como EE.UU. y China, ya que los costos actuales del crudo están alcanzando el horizonte para hacer viable esta alternativa.
B. Los sustitutos orgánicos del petróleo: También conocidos como flex-fuels, consisten en distintas mezclas de combustible cuyo componente predominante es material orgánico proveniente de biomasa o procesos agrícolas. Algunas mezclas utilizadas por países con grandes áreas de cultivo como Brasil o EE.UU. son el bio-diesel, el Etanol (E-85%), metanol (M-85%) y alcohol entre otras. Esto permite que gran parte del recurso provenga de fuentes renovables de energía, los que se combinan con cantidades menores de combustible fósil.
C. El vehículo híbrido: Vehículos pesados como buses han incorporado tecnología electro-diesel, en que el motor a combustión genera la energía eléctrica para producir el movimiento, reduciendo así el consumo y las emisiones. También se han desarrollado vehículos livianos de pasajeros con dos motores, uno de combustión y otro eléctrico, que son activados independientemente dependiendo de las condiciones de manejo. El pionero en producir una versión masiva de vehículos para cinco pasajeros con esta tecnología fue Toyota en 1997 con el modelo Prius, al que con el tiempo se han sumando muchos otros fabricantes gracias a su creciente popularidad y similitud con los automóviles que ya conocemos.
D. El vehículo eléctrico: Solía ser el favorito para reemplazar al vehículo a gasolina hace unas décadas, lo que ha generado la construcción de varios prototipos. General Motors lanzó el año 1996 el programa “EV1” para introducir el primer auto eléctrico de comercialización masiva en California. El 2003, el EV1 fue cancelado por ser económicamente inviable y las unidades fueron retiradas y destruidas por GM.
E. El vehículo solar: Funciona con paquetes de baterías tal como el vehículo eléctrico, solo que en vez de recibir energía de una red, las baterías son cargadas a través de paneles solares. Esta tecnología es la más limpia, ya que no depende de fuentes externas de energía (plantas eléctricas) para operar; pero su desarrollo no está cerca de alcanzar niveles comerciales.
F. La celda de combustible: Es probablemente la mejor candidata hasta ahora para reemplazar definitivamente el motor de combustión, ya que la celda genera electricidad consumiendo hidrógeno y emitiendo únicamente vapor de agua. De hecho buses a hidrógeno circulan de manera experimental en algunas ciudades de países como China o Alemania. Las desventajas del vehículo a hidrógeno son principalmente dos; la tecnología sigue siendo cara, y el hidrógeno – el elemento más abundante en el universo – necesita de mucha electricidad para ser aislado. Por lo tanto, de nada sirve producir una energía limpia que se sustenta en plantas de electricidad que queman petróleo y carbón.
En todo caso, es fundamental entender que estas y otras alternativas energéticas apuntan a repensar únicamente las propiedades locomotivas del automóvil, por lo que no resuelven una multiplicidad de otros impactos y limitaciones – especialmente en el medio urbano – asociados al transporte motorizado privado. Entre muchas pueden mencionarse la congestión, ocupación de suelo urbano, intrusión visual, segregación espacial y varios otros efectos asociados al uso masivo del automóvil y la infraestructura pensada para brindarle cada vez mayor velocidad.