Bici+metro: una bicicleta en las calles, un auto menos
Los beneficios del uso de la bicicleta como medio de transporte en la ciudad son indiscutibles, desde los personales vinculados a la salud, al ahorro de tiempo y dinero, hasta las ganancias para la ciudad completa, como son el aporte a la descontaminación y a la descongestión de nuestras saturadas ciudades. Si bien la conciencia de que el uso de bicicleta nos beneficia a todos ha aumentado en los últimos años, surgiendo movimientos independientes que promueven el uso de ésta – Movimiento Furiosos Ciclistas, Arriba ‘e la Chancha, Bicibilízate, entre otros – solo el 1.9% del total de los viajes realizados en la ciudad de Santiago se hacen en este medio de transporte.
Y es que sumado a la evidente falta de ciclo vías y a los riesgos propios que esto genera, hay dos variables que es necesario satisfacer para tomar la decisión de moverse en bicicleta: que la distancia a recorrer no sea muy extensa, y tener un lugar seguro donde dejar la bicicleta.
Ambas necesidades son las que intenta resolver el proyecto bici+metro. Bajo la premisa de que una bicicleta en las calles es un auto menos, un grupo de estudiantes de arquitectura y diseño desarrolló el proyecto, que cosiste en la implementación de estacionamientos para las bicicletas en estaciones de metro. La idea es generar un sistema articulado donde la bicicleta sea un vínculo de acercamiento viable e integrador a la red de transporte público, generando estaciones intermodales que conecten el transporte individual con el colectivo. Si bien la red de metro ha llegado a variados puntos de la capital y sigue creciendo, su extensión no es lo suficientemente amplia como para que de cualquier punto de la capital sea viable, por razones de tiempo, llegar caminando a una estación; si bien la próxima implementación del Plan Transantiago generará redes intercomunicadas de transporte, la bicicleta podría convertirse en un complemento a éste, siendo la herramienta ideal para acercar este medio público a un mayor porcentaje de la población.
El proyecto fue uno de los cuatro ganadores del primer concurso en políticas públicas para estudiantes UC, y sus autores (Samuel Bravo, Verónica Illanes, Montserrat Lobos y Metthew Lydiatt) aventuran que “Por simple que parezca, esto puede cambiarle la cara a Santiago”.
A la fecha hay desarrollados tres prototipos para tres estaciones de metro, esperando que luego de una fase piloto de implementación, sea viable la réplica de éste en distintos puntos de Santiago. Dos de estos prototipos se los presentamos aquí: baik pai y 50º, desarrollados para las estaciones Francisco Bilbao (L4) y Cristóbal Colón (L4), respectivamente. Los tres modelos han tenido como propósito generar prototipos seguros que generen la confianza necesaria en los usuarios para dejar durante la jornada su bicicleta ahí. Además se han considerado variables de diseño, de presupuesto, de replicabilidad, y de optimización del espacio.
Si bien han existido iniciativas parecidas en ocasiones anteriores, y modelos equivalentes funcionan en otros lugares del mundo, hay que esperar qué es lo que dice el Metro. Los tres prototipos ya han sido enviados al éste, en espera de una favorable respuesta. Mal que mal, si bien el proyecto requiere una inversión inicial no se pueden negar las ventajas que la implementación de éste traería para la ciudad, los ciclistas, automovilistas (una bici, un auto menos) y por supuesto para el metro mismo.
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