Delirio de Estación Central

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Terminaban los setentas cuando Rem Koolhaas asomó en la historia con Delirious New York. El formato del “manifiesto retroactivo” sirvió para subirse al carro de la ciudad que ocupa el podio del dinamismo urbano en el imaginario occidental. A través de este manifiesto que miraba hacia el pasado de Manhattan saturado por el vertiginoso capitalismo yankee, se generó el concepto de la “cultura de la congestión”, entendida por Koolhaas, y más tarde por el estado del arte en la arquitectura de los 90s, como el paradigma de la fuerza que hacía vivir las ciudades. Delirious New York valoró retrospectivamente, y a la distancia, los más chabacanos emprendimientos en Coney Island, el lugar donde las masas de la ciudad-capital encontraban evasión y pertenencia a las fuerzas del progreso de la técnica y la cultura. En Santiago de Chile, el sector entre la Estación Central de ferrocarriles y el cruce de la Alameda Bernardo O’Higgins con General Velazquez ha alcanzado un feroz dinamismo que casi podría formar parte de un manifiesto como ese. Solo que sin distancia, difícilmente las disciplinas se alimentarían de lo popular.
Una Catedral que alberga a miles de feligreses en una estructura que se extiende entre los predios conseguidos en la manzana al oriente del Terminal de Buses más importante de chile, sin ningún tipo de material presuntamente “noble” que su símil de las religiones tradicionales obligatoriamente tendría que usar. Sólo los fierros necesarios con algo de latones pintados de blanco, el resto lo logra la fé, y un coro de cientos de evangelizados en un rincón animando a la gran multitud.

Una monumental estación intermodal no-planificada que supera cualquier escala proyectada por la administración central, y que maneja un alcance territorial mínimamente vislumbrado por las autoridades “oficiales”. Por mucho tiempo, aprovechado por un vilipendiado persa que ligeramente sigue instalado en las inmediaciones, hasta que el flujo fue entendido por quienes lo trabajan como fuente de dinero; al menos dos Malls se construyen en paralelo, sumando entre todos tal vez las mismas grúas que iluminan el “progreso oficial” en otras áreas de la Capital, lejanas de ésta. Todo sumado a los más grandes proyectos de la Inmobiliaria que más construye en todo Santiago.

En Chile el antes llamado “pueblo” se ha visto integrado en los mecanismos de consumo, fundamentalmente a través del crédito que han probado pagar bien. Gracias a esta condescendencia financiera, el Retail en Chile es distinto. Casi podemos hablar de la “dimensión social del Retail”, cuando los objetos de consumo llegan a la inmensa mayoría de los chilenos e lugares donde no existe la clase media que en otras latitudes nutre en forma exclusiva los centros comerciales. El Mall casi como un elemento inclusivo. Que chiste.

Como tanto se han encargado de dejar en claro autores como Saskia Sassen o Mike Davis, en la imagen que comúnmente se construye sobre las economías globales, se tiende a devaluar a este tipo de actores, por una sobrevaloración de quienes forman parte de las altas esferas del mercado. Así como se olvida la importancia del flujo de trabajo contra el de capital, en las ciudades el “progreso oficial” esconde los lugares donde las mayores transformaciones urbanas toman cuerpo, generando una imagen alejada del ordenado y brillante “progreso”. Así el Paradero 14 de Vicuña Mackenna pasó demasiado rápido frente al cuerpo disciplinar, y así está la Estación central lejos de formar parte del foco de atención. ¿Demasiado chabacano? La verdadera pregunta es si siempre habrá que hacer manifiestos “retroactivos”, que se dediquen a confirmar lo que ya sabemos, para colgarse de procesos que ya ocurrieron a la distancia ¿Es posible, en vez de validar para las élites los fenómenos masivos de hace siglos, entender y participar de los procesos masivos y profundamente chabacanos de la ciudad de hoy?

Al menos en Estación Central, se viene encima un enorme Delirio.

Fotografía del Autor: En el sector está además la ex Universidad Técnica del Estado, las enormes dependencias del Hogar de Cristo, Tres terminales de Buses, la Unidad Vecinal Portales, una autopista urbana cubierta, además de encontrarse cercano a la infraestructura cultural del eje Matucana.