Edificio Plaza Las Lilas en construcción, ahora sí
Cuando a finales del 2005 se anunciaba la demolición del cine Las Lilas, y la posterior construcción de dos torres por parte de la inmobiliaria Penta, pocos quedaron indiferentes. Mientras los vecinos se organizaban y uno que otro político se movilizaba, en Plataforma Urbana aparecía un artículo detrás de otro, entre resoluciones de la contraloría y movilizaciones en la plaza. El asunto es que, finalmente, el proyecto está en construcción.
La situación que se genero alrededor de este edificio no es aislada; es casi una ecuación repetida cada vez que se dan ciertas condiciones: (1) un entorno con cierto valor para sus vecinos, quienes pretenden mantener densidades bajas, (2) un sector en que, dado su posición dentro de la ciudad, las densidades actuales se presentan como insostenibles en el tiempo, y (3), como consecuencia de lo anterior, un alto interés por parte de empresas inmobiliarias en invertir ahí; lo mismo ha ocurrido en Providencia, Ñuñoa, San Miguel, por nombrar sólo algunos casos, en que los vecinos (que terminan actuando como BANANA) se enfrentan a las presiones inmobiliarias por densificar sectores privilegiados y estratégicamente ubicados.
Entendiendo la legitimidad de que vecinos se movilicen para mantener cierto estándar de vida, es necesario entender también que la densificación en los sectores céntricos de la ciudad es, si se quiere, “un mal necesario” para frenar en alguna medida el desbordante crecimiento por extensión que se da en Santiago, y las consecuentes repercusiones en los tiempos de viaje, contaminación, etc.
Ahora bien, cómo es esta densificación es otro tema. El caso de la Plaza Las Lilas, donde el proyecto ya está en marcha y las grúas ya instaladas, abre el debate ya no sobre la necesidad o no de densificar comunas como Providencia, sino de con qué diseño y posteriores impactos hacerlo.
En un artículo anterior al respecto, se leía el siguiente comentario:
“A mi me gusta mucho ir a la plaza que esta al otro lado de Eliodoro Yañez (la plaza de los perros), frente a Las Lilas. Tiene muchos edificios de vivienda, y no encuentro que eso la afecte en lo más mínimo. Aunque son edificios de 6 pisos aprox., no torres de 17 pisos. En todo caso, no creo que unas Torres le hagan tan mal la Plaza Las Lilas, siempre y cuando la llegada al suelo se piense bien y no sea una fortaleza cerrada como el proyecto Imago Mundi de C. Colón.”
Lo que se plantea aquí es clave. ¿Cómo se dará el encuentro de este proyecto inmobiliario con el resto de la ciudad, en cuanto al impacto vial, el encuentro con el suelo y de los espacios que éste propone? Si bien el nombre del edificio, “Parque Las Lilas”, invita a pensar que el suelo liberado en la controversial manzana pretende hacerse cargo de este aspecto, todo indica que –por evidentes razones de seguridad- este espacio quedará cerrado tras una reja de dimensiones inciertas, convirtiendo este suelo en un parque privado [se consultó al respecto a la inmobiliaria en cuestión, pero no se ha recibido respuesta]. No hay que olvidar que, si bien el barrio ya cuenta con dos consolidadas plazas y posiblemente no requiere de más áreas verdes públicas, la cuadra en que históricamente se encontraba el controversial cine, tradicionalmente poseía una serie de equipamientos –comercio y servicios- que servían al barrio. La desaparición y el reemplazo de éstos por un primer piso de acceso privado, tendrá sin duda alguna repercusiones en el sector.
Posiblemente ya no hay mucho que hacer a este respecto; sin embargo, en el contexto de la extensa lista de proyectos inmobiliarios que se desarrollan para la ciudad y que seguramente se concretarán, parece sensato preguntarse por cómo éstos –y en particular el primer piso- se enfrentan a barrios que crecen en densidad y que requerirán a la larga más que rejas y muros ciegos para consolidarse.