Valdivia: ¿Nuestra Ciudad del Futuro?

Hace unos días, invitado por Manuel Tironi, tuve la oportunidad de participar en una reunión con profesionales de Valdicor, la Corporación para el Desarrollo de Valdivia, lo que me dejó muy motivado. Fueron varias las razones, pero sobre todo se debe a que pareciera que Valdivia está en un momento bastante único, una especie de punto de inflexión donde si se hacen las cosas bien, y se juntan las acciones y visiones tendientes a potenciar el desarrollo de la ciudad, Valdivia puede pegarse un tremendo salto cualitativo y convertirse un verdadero ejemplo de ciudad. Lo bueno de esto, es que en Valdicor lo tienen claro.

Espero dentro de poco tiempo tener más noticias al respecto y contarles más detalles sobre Valdivia, por lo pronto, les dejo un artículo que Manuel había escrito hace un tiempo en enjambre.org sobre la ciudad, que parece muy atingente postearlo acá. El título, es el original de enjambre.org.

Valdivia: ¿Nuestra Ciudad del Futuro?

por Manuel Tironi

Estuve esta semana en la hermosa ciudad de Valdivia, capital de la novísima Región de los Ríos, presentando en el VI Congreso Chileno de Antropología. El congreso, algo desordenado pero bien; sin embargo lo que realmente me llamó la atención fue Valdivia misma (no sé porque la feminizo, pero suena mejor). Y como todo en la vida, me llevo gratas y no tan gratas sensaciones.

Lo primero que hay que decir es que Valdivia es preciosa y que es probable que junto a Valparaíso no tengamos otras ciudades con identidades tan fuertes. Se trata del Calle-Calle y de la selva valdiviana y de los cisnes y de los humedales y de la influencia mapuche y del mercado fluvial y de la arquitectura/cultura alemana, pero también de la Universidad Austral, del Centro de Estudios Científicos, de una ciudad bien planificada, del Museo de Arte Contemporáneo, de su Festival de Cine y del (alto) capital cultural que se respira en la zona. Valdivia es nuestro collegetown por excelencia, incluso me atrevería a decir que es nuestro Princeton, Oxford o Ithaca/Cornell, ciudades intermedias o pequeñas, ricas en naturaleza y calidad de vida y densas (densísimas) en capital cultural y humano.

Caminando por su costanera, llena de familias jóvenes paseando (me tocarón unos días espectaculares), comprando merkén (auténtico) en su mercado o deambulando por la U. Austral llena de estudiantes, queda la sensación que Valdivia es el lugar más apropiado de Chile para crear una ciudad 2.0, o sea una ciudad que encarne todos los requisitos del siglo 21: actividadades terciarias avanzadas, identidad urbana, sostenibilidad, conocimiento de punta, calidad de vida… ¿Qué otra ciudad puede competirle a Valdivia? Santiago es descaradamente la ciudad más grande y rica del país, pero por lo mismo es una ciudad caótica y poco manejable; Valparaíso podría ‘darle la dura’ a cualquier otra ciudad chilena, pero primero tiene que solucionar problemas estructurales graves (desempleo, obsolescencia física, pobreza); Antogafasta puede ser el cluster de la actividad/innovación minera, pero sin menospreciar esta importante ciudad, ¿quién querría irse a vivir a ‘Antofapasta’ (una imagen a todas luces injusta, pero que indica la percepción que se tienen de la ciudad)?. En definitiva, muchas ciudades chilenas cuentan con atributos locacionales de gran atractivo, pero ninguna cuenta -aún- con el mix que ofrece Valdivia.

Pero no todo es jauja. En mi estancia en Valdivia me di cuenta de que la ciudad tiene que hacerce cargo de varios puntos si de verdad quiere convertirse en la ‘ciudad boutique’ que, a mi juicio, debería ser. Son varios los déficits, pero acá me concentraré sólo en tres:

1. Se nota poca interacción entre empresa y producción de conocimiento científico. Digo esto sin ninguna evidencia empírica más que mi sensación, pero no creo estar muy alejado de la realidad. La U. Austral es una de las mejores de Chile y el CECS es una institución de nivel mundial, pero si ambas fuerzas no se alían entre sí, y entre ellas y el sector privado/productivo, el impresionante capital humano que tiene la zona no se traducirá en crecimiento y en transformaciones productivas. Esto es fundamental si lo que se quiere es crear procesos endógenos de innovación y desarrollo.

2. No es fácil llegar a Valdivia. Solo LAN tiene vuelos, haciéndolos demasiado caros (sale más barato ir a Buenos Aires). El transporte terrestre está mejor consolidado. La frecuencia de buses Santiago/Valdivia es alta y la variedad de servicios amplia. Pero no pasa lo mismo con trayectos de menor distancia, por ejemplo a otras ciudades sureñas. Unos colegas de Concepción me comentaban que demoran 6 horas a Valdivia (!!!), porque el bus sigue parando en cada pueblo del camino. Urge asimismo tener un bus express a Puerto Montt o, porqué no, un tren rápido. Puede sonar exagerado lo del tren rápido, pero ojo que Valdivia -y en general las ciudades sureñas que crecen a pasos agigantados- debe solucionar el problema de la interconexión y la movilidad si quiere ser una ciudad competitiva.

3. A Valdivia le falta night economy y amenities. En el aeropuerto Pichoy (que no tiene un redbank!), ya volviendo a SCL, me encontré con un amigo filósofo que también había asistido al congreso. Mi amigo ya es profesor (es experto en complejidad), tiene una carrera bien consolidada y por lo mismo, me decía, feliz se vendría a Valdivia si le ofrecieran un proyecto interesante. Pero me contó una anécdota que de alguna manera explica porqué mucha gente (como mi amigo) no se muda a Valdivia. Me decía que después de una cena en casa de un profesor anfitrión, algunos decidieron ir a tomarse un trago. Era un día jueves a las 12 de la noche. Les costó tanto encontrar un bar abierto que estuvieron a punto de desistir. Me decía esto con un tono un poco paternalista, como diciéndome ‘Valdivia todavía es un pueblecito’. El punto es que si Valdivia quiere atraer capital humano y retener al que forma, tiene que hacer un esfuerzo por ser una ciudad más dinámica, una ciudad más ‘urbana’. Esto pasa por ser una ’24-hours city’ pero también por entregar más atractivos a individuos que le dan gran importancia a la cultura, el consumo y el tiempo libre. Por ejemplo, la ciudad tiene que hacerce cargo rápidamente de su riverfront. Mis amigos arquitectos de la zona (CAMA – hot architecture, ja!) me dicen que agentes privados y públicos ya tienen planes. Ojala que prosperen, porque es imprecindible que Valdivia consolide su núcleo urbano central llenándolo de actividades, y que aproveche de pasada su gran recurso e hito, el río.

Eso. Lindo desafío tiene Valdivia por delante.