Haciendo ciudad con equidad en Ribera Norte: Vivienda social v2.0

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Escrito por Guillermo Hevia*

La forma de actuar del Proyecto Ribera Norte va a ser totalmente novedosa a la hora de enfrentar y hacerse cargo del tema de la vivienda social en Chile al romper con la tendencia de erradicación de los pobladores de las ‘tomas’ a la periferia proponiendo una innovadora modalidad de radicación al integrarlos a la dinámica de la ciudad formal.

Siguiendo el historial de Concepción, los asentamientos informales habían perdido cualquier tipo de movilidad espacial, densificándose e incrementando la precariedad de sus asentamientos locales. El Proyecto Ribera Norte busca solucionar los terrenos asumiendo su condición de estanco, maximizando sus beneficios de conectividad para integrarlos. Así, este fragmento de la ciudad aparece como potencial polo de desarrollo urbano, en un intento que la vivienda social deja de ser tema aislado hacia una consideración a nivel ciudad.

Concepción, un polo de desarrollo de importancia nacional e influencia multirregional, se presenta como el segundo asentamiento humano más numeroso de nuestro país después de Santiago. Consecuencia de lo anterior, el tema de la vivienda social y la inequidad se convierten en un aspecto clave y no exento de polémica a lo largo de toda su historia. El Proyecto Ribera Norte no será la excepción y buscará hacerse cargo, de una vez por todas, del mismo. 297214627_1.jpg

Históricamente, el borde sobre el que interviene el proyecto había estado desocupado producto de su mala calidad, inundaciones y riesgos sísmicos. Este abandono se revierte cuando trabajadores de la maestranza comienzan a ocuparlo; dado que no tenían los recursos para instalarse en otro lugar, tuvieron que optar por dichos suelos. Hacia la década del sesenta, los grupos más privilegiados se localizaron en el centro de la ciudad y la clase media compró casas en los anillos inmediatamente exteriores a este centro, opción similar pero en sectores más alejados fue la del sector medio bajo, quienes ocuparon viviendas en zonas más deterioradas. Los sectores populares por su parte, mantenían su localización física histórica, pero incrementaban la densidad y las condiciones indignas de vida. Lo anterior deja en manifiesto su limitada movilidad espacial, hecho que se iría acentuando en el tiempo.

El proyecto busca revertir definitivamente la condición histórica de unas mil familias que ocuparon el lugar desde 1930 y abrir oportunidades de inversión en un sitio con excelente conectividad, aprovechando la escasa distancia de estas zonas al centro y por tanto a los servicios y lugares de empleos. De esta forma, estos se convierten en una externalidad positiva que ayudaría, complementaría y sería clave en el proceso de reversión de la pobreza extrema, incorporando un nuevo polo de desarrollo, equipamiento y conectividad. Se integra a los pobres a la ciudad, al epicentro mismo del desarrollo, generando una excepcional fuente de equidad, manteniendo una visión socialmente responsable e incluyente de todos los grupos sociales. Se entiende que el problema no se soluciona sólo con una vivienda digna, sino que los elementos son mucho más complejos.

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El tema de la vivienda social, no pasa a ser una meta más en el proyecto, sino uno de los objetivos primordiales tanto del proyecto como de su gestión. Es por esto y lo anterior que busca radicar y no erradicar a los pobladores, dotarlos de una vivienda digna y consolidarlos en sus lugares de residencia históricos. Esta decisión revierte la tendencia de gestión en nuestro país de llevar a los pobres a terrenos más económicos en la periferia lejana, donde si bien se soluciona un déficit inmediato, se generan una serie de problemas a mediano y largo plazo.
Es por eso que en vez de seguir esta lógica, se va a revertir la situación de obsolescencia física y funcional imperante en ese momento y en ese lugar, tanto de los campamentos como del suelo sobre el que se ubican, con lo que se pone fin a las amenazas y riesgos de inundaciones y sismos. Por otro lado, desaparecen los campamentos preexistentes y se los reemplaza por vivienda digna y de calidad, al mismo tiempo que se los dota de espacios públicos, de recreo y de esparcimiento. Lo que se hace de alguna manera es generar un soporte físico que revierta la situación de hacinamiento, insalubridad, condiciones de vida indigna y violencia, que van más allá de la simple vivienda.

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Otro aspecto novedoso es que estas medidas no van a ser tomadas por los responsables del proyecto exclusivamente, sino que se pretende hacer participar y opinar a la comunidad en el proyecto que a futuro cambiará sus vidas; informarlos y entusiasmarlos con las propuestas. Además por su envergadura y porque aborda temáticas sociales y urbanas, la vinculación entre distintos organismos como juntas de vecinos, municipio, organizaciones gremiales, empresas de servicios públicos y universidades, por ejemplo, resultaban claves.
“Este discurso muestra como la utilización de canales informales de gobernabilidad eran una práctica habitual desde el inicio del proyecto. La legitimidad social alcanzada por esta iniciativa permitió redefinir la forma de ejercer el poder, debilitando a las burocracias tradicionales e imponiendo una modalidad de ‘hacer ciudad’ basada en el dialogo informal con los actores que defendían intereses particulares.”1

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Es así como tanto las ideas en torno a la radicación de los pobladores como la localización de los elementos más significativos de la propuesta fueron soluciones colectivas, surgidas en una intensa mesa de conversación.

La vivienda social va a ser entendida no como un hecho aislado, sino como un componente fundamental del proyecto que debe relacionarse con los aspectos urbanos e inmobiliarios del mismo. La solución al problema social, en el proyecto Ribera Norte se logra no sólo con la construcción de la misma, sino que fundamentalmente a partir de la relación con los otros componentes, aprovechando la externalidad positiva que implica el hecho de encontrarse a sólo seis cuadras del centro y del sector de mayor desarrollo del proyecto Ribera Norte. En ese sentido se aprovecha la externalidad positiva existente producto de la proximidad, así como también las futuras externalidades que generarían los otros aspectos y componentes del proyecto, como los nuevos edificios públicos (Intendencia, Centro Cívico), los nuevos parques y espacios públicos (Costanera, Bicentenario) y todo el nuevo sistema vial y de transporte (Costanera, Biotren).51739050_6.jpg

Hoy, el hecho de que la radicación de los campamentos y la construcción de vivienda social haya sido un componente fundamental del proyecto, ha tenido la consecuencia de percibir el proyecto como concepto social más que como un proyecto urbano total. Este se ha convertido sin duda en el principal problema actual, y contra el que se tendrá que lidiar en el futuro, puesto que siempre se planteó la integración fluida entre lo urbano, lo social y lo inmobiliario.
El hecho de que se ha encasillado el proyecto como algo social, genera un cierto recelo y temor a la hora de invertir por parte de los privados, temiendo el poco éxito que pudieran tener las inversiones. En este sentido el Portal Bicentenario representa el único ejemplo, junto con el supermercado Líder y la sede de la Universidad Santo Tomás, de inversión privada, lo que no es suficiente. Es este tercer componente el que se encuentra más estancado respecto de lo proyectado.

El principal merito del Proyecto está en entender la vivienda social de una manera diferente a como siempre se la ha pensado.

Como postula Elemental: “dejar de pensar el problema de la vivienda como un gasto y empezar a verlo como inversión social. De lo que se trata es de garantizar que el subsidio de vivienda que reciben las familias, se valorice con cada día que pasa. Todos nosotros, cuando compramos una vivienda esperamos que se valorice en el tiempo; de hecho los bienes raíces son casi sinónimo de una inversión segura. Sin embargo en este momento, la vivienda social, en un porcentaje inaceptablemente alto, se parece más a comprar un auto que una casa; cada día que pasa, las viviendas valen menos. Esto es muy importante de corregir porque a escala de país, nos gastaremos 10 billones de dólares en los próximos 20 años, (sólo si proyectamos el presupuesto actual del Ministerio de Vivienda). Pero también a escala de una familia pobre, es clave entender que el subsidio de vivienda será por lejos, la ayuda más importante que recibirán, por una única vez en la vida, por parte del estado; y es justamente ese subsidio el que debiera transformarse en un capital y la vivienda en un medio, que les permita a las familias superar la pobreza y no sólo protegerse de la intemperie”2

Bibliografía

Libros, Tesis y Revistas:

  • MARDONES, María; VIDAL, Claudia, Revista Eure nº 81 septiembre 2001 “la Zonificación y evaluación de los riesgos naturales de tipo geomorfológico: un intrumento para la planificación urbana en la ciudad de Concepción”, Santiago.
  • SABATINI Francisco; CERDA Jorge; CÁCERES Gonzalo. “Segregación residencial en las grandes ciudades de Chile, 1970-1992 : Concepción y Valparaíso” Ministerio de Planificación y Cooperación 2001, Santiago, Chile.
  • “Ribera Norte, Concepción de cara al Bío-Bío”, 2001, Concepción, Chile, Ministerio de vivienda y Urbanismo, Proyecto Ribera Norte.
  • Documentos PRCC, y Plan Seccional Ribera Norte, modificadas en 2006

Links Relacionados:

* Este Post corresponde a un paper escrito en el marco del ramo CTMA2 de Arquitectura en la UC, el segundo semestre de 2007.

  1. Zunino, Hugo; Scripta Nova , revista electrónica de geografía y ciencias sociales, Universidad de Barcelona. http://www.ub.es/geocrit/sn/sn-194-86.htm, disponible en Noviembre de 2007 []
  2. Aravena, Alejandro, Montero, Alfonso, Cortese, Tomás et al. “Quinta Monroy”. ARQ no.57, Santiago, jul. 2004, p.30-33. []