La Habana. Post (a l e s) urbanas

Una corta visita a la ciudad de la Habana permitió hacerme una idea generalizada de ella, entendiendo tres partes principales, una Habana vieja restaurada, una Habana vieja deteriorada y una Habana “nueva”, refiriéndose a la última ola de construcciones antes de la Revolución de 1959, a partir de cuando la ciudad se congela…

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La Habana vieja en restauración contempla un área de 2,1 kilómetros cuadrados y 3.500 edificaciones de las cuales la séptima parte se considera valiosa y el resto de valor ambiental. Fue declarada Patrimonio de la Humanidad en 1982. Mucho antes que eso, en 1925, se nomina a un Historiador de la Ciudad para que se haga cargo de la protección y valorización de la ciudad antigua. Luego en 1983, se funda la Oficina del Historiador de la Ciudad como institución pública que sistematiza la labor del Historiador. Esta se dedica a restaurar poco a poco una inmensa masa de edificios valiosos que van desde el colonialismo hasta el neoclásico y barroco.

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La caída del bloque socialista, entre otros factores, implica una importante crisis económica que obliga a la Oficina del Historiador a auto sustentarse. Es por esto, que en 1993 se le dota de autonomía, dejando así de ser una institución supeditada al gobierno provincial, lo que permite una agilización en la toma de decisiones. También se crea una compañía turística (Habaguanex) para explotar el turismo en la ciudad antigua. Se crea un sistema empresarial para así obtener utilidades de la explotación del patrimonio histórico lo cual permite financiar la inmensa labor de restauración.

Circundando el centro de la ciudad en restauración, existe una importante área de edificios valiosos gravemente deteriorados. El deterioro es inevitable, el contraste entre la opulencia pre revolucionaria y la imagen actual recalca la dificultad de mantener una ciudad antiguamente rica en una situación de pobreza. Cabe destacar que los cubanos ante la imposibilidad de restaurar, mantienen. Apelando al ingenio y la técnica se apean (o sujetan) la gran mayoría de los edificios que no son posibles de restaurar por el momento.

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Al otro extremo de La Habana, siguiendo la ruta del Malecón, se encuentran los barrios del Vedado y Miramar. Ambos de suma elegancia, exhiben mansiones neoclásicas y eclécticas hermosas, deterioradas y subdivididas. Miramar se encuentra en mejor estado por ser actualmente sede de embajadas y debido a que a los años siguientes de la revolución estas mansiones fueron ocupadas por dirigentes de la misma, lo que impidió su subdivisión y deterioro, contrario a lo que sucedió en el barrio el Vedado.

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Hitos en la ciudad hay muchos, cabe mencionar el Hotel Habana Libre, centro de operaciones del ejército revolucionario despues de 1959, la plaza Copelia, en donde hay filas de cubanos esperando servirse helados o la famosa Plaza de la Revolución en donde millones se conglomeraban para escuchar los discursos de Fidel, entre muchos otros de esta fascinante ciudad.

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Quisiera citar por último la Plaza del Antimperialismo, situada justo en frente de la “oficinas” de EEUU en la Habana. Esta Plaza se caracteriza por un conjunto de grandes banderas negras que tapan el edificio símbolo del imperialismo yanqui fuertemente desaprobado, como recordatorio que pase lo que pase, y escapen quienes escapen en balsa a las playas de Miami, uno de los fundamentos de un régimen de mas de 45 años, es la oposición al capitalismo avasallador del régimen occidental.