Nuevo World Trade Center en New York: desde la Destrucción a la Participación Ciudadana.
Escrito por Maria José Bisbal*
Para asegurar el éxito de un proyecto urbano, se tienen que considerar las piezas que aportan todos los involucrados, tanto la normativa impuesta por el gobierno, las personas y empresas que van a invertir o quienes lo van a habitar a diario. Es por esto, que la participación constante asegura su sostenibilidad y que se desarrolle como proyecto íntegro. Bajo estos parámetros, el proyecto de reconstrucción del WTC site y reconstrucción de Lower Manhattan subrayan un claro ejemplo de cómo desarrollar un proyecto urbano con éxito. Manhattan es un ícono de desarrollo, economía y poder a nivel mundial; toda intervención realizada o por realizarse en la isla, se encuentra bajo la tela de juicio del mundo entero, por lo que cualquier acción debe ser ampliamente consultada y estudiada antes de gestarse. La gran conmoción que generó el atentado terrorista contra las Torres Gemelas, icono de poder de la economía americana, determinaría la gran inquietud respecto al futuro del WTC site. En consecuencia, los gestores del nuevo WTC han trabajado a partir del feedback con la ciudadanía, donde cada etapa dentro de los planes generales, se ve intervenida por reuniones, exposiciones y consejos ciudadanos que varían las características del proyecto.
En cada intervención realizada, se incorpora el input entregado por la opinión pública (ciudadanos de LM, de NY, de USA y el mundo), del mercado inmobiliario, de las autoridades de transporte, de las familias de las víctimas y los intereses comerciales, además de las entidades gubernamentales a nivel local, regional y nacional que gestionaron gran parte del proyecto y cuya influencia determinó este método de desarrollo participativo.
El proyecto de reconstrucción del WTC reconoce los problemas que tenía el complejo anterior, generando espacios públicos de calidad y abriendo nuevas calles que aseguren un uso constante del sector además de una adecuada conectividad con el barrio y la ciudad. Sumado a esto, sugiere una imagen ciudad renovada, a través de la construcción de rascacielos modernos, que serán el nuevo skyline de Nueva York.
Además, el proyecto del nuevo WTC, aprovechó la instancia para incorporar el plan de revitalizar todo Lower Manhattan, que estaba tendiendo a vaciarse en consecuencia del deterioro del sector luego del desastre. Esta revitalización se llevó a cabo a través del desarrollo de nuevos barrios residenciales, nuevos parques, la apertura de nuevas calles y bulevares, así como también nuevas estaciones de ferry y metro, y el remozamiento de barrios como Wall Street. Con esto se pretende posicionar a Lower Manhattan como un centro de comercio a nivel mundial, asegurando la conectividad en todas las escalas, integrando todos los medios de transporte de la ciudad.
Este método de desarrollo en base a la participación multidisciplinaria pretende integrarlo y globalizarlo a largo plazo, contemplando todos los elementos necesarios para que el proyecto se consolide y que todos los actores involucrados queden satisfechos. Con esto, se evitan posibles contrapartes que podrían retardar el proceso de construcción, o incluso liquidar al proyecto, como sucedió, por ejemplo, con el antiguo proyecto de la Costanera Norte, que pasaba al borde del cerro San Cristóbal.
Por otro lado, este tipo de desarrollo participativo hace las mitigaciones necesarias durante el desarrollo del proyecto; desde la creación de nuevas calles hasta incentivos por medio de subsidios a empresarios que se instalaran en el sector, y no cuando éste ya está construido como en Chile, donde proyectos como el Transantiago han generado descontento colectivo en los ciudadanos hasta una última instancia. Estas consideraciones aseguran que luego de la entrega de la construcción, el proyecto funcione y que el barrio donde se sitúa cobre vida no solo como una zona con horario de oficina que queda vacío en la noche, sino que como un barrio con buenos espacios públicos que extiendan el horario de uso a las 24 horas del día.
Chile, sin embargo, ha comprobado que dista de desarrollar proyectos urbanos íntegros como el mencionado anteriormente, pues su modalidad tiende al desarrollo de proyectos sin mayor participación ciudadana y sin grandes estudios de mitigación. Esto como forma de abaratar costos de construcción y acortar los tiempos de desarrollo de los proyectos para que entren dentro del periodo del gobierno de turno. Consecuencia de esto, proyectos como el ‘Repoblamiento del Centro de Santiago‘ se han desarrollado sin éxito a su escala propuesta, con un enfoque miope de desarrollar casi únicamente el área habitacional, dando completa libertad de acción a los inmobiliarios para que invirtieran en estos sectores. Esta forma de actuar fijó como fin del proyecto la cantidad de gente atraída por sobre la calidad de los barrios que se estaban construyendo.
El interés por producir espacios públicos en un centro ante todo financiero como el WTC, podría ser un ejemplo de cómo se debe articular un proyecto urbano de gran envergadura con el lenguaje de la vía pública. De este modo, sin importar el grado de impacto de la intervención, no se deja de construir ciudad para el ciudadano. Así, en nuestro país, Sanhattan evidencia la falta de sensibilidad en el momento en que las torres proyectadas llegan al suelo y pierden toda conexión con el transeúnte. Este resultado desarticulado es inherente a la falta de integración en el proceso, donde el ciudadano se mantiene al margen tanto en la gestión como en el uso.
¿Qué tendría que hacer nuestro país para proyectar exitosamente? Elevar la participación antes de finiquitar un proyecto, pues cada disciplina afectada está consciente de sus necesidades y así evitarían el caos posterior. Un proyecto íntegro requiere una participación transdisciplinar coordinada, haciendo una lectura certera de la demanda ciudadana activa. Hay que prevenir con participación, antes de lamentar el desastre.
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* Este Post corresponde a un paper escrito en el marco del ramo CTMA2 de Arquitectura en la UC, el segundo semestre de 2007.
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