“Dubai” o “Do Buy”?
Con el espíritu de ampliar nuestas redes y conocer más profundamente el fenómeno de las ciudades instantáneas de Emiratos Arabes, contactamos a Jorge Daccarett, Director ejecutivo de Fundación Palestina Belén 2000- Chile y Coordinador del Consejo Interempresarial Chileno-Arabe. El siguiente artículo relata la experiencia Dubai, dentro de marco del último viaje de la Asociación de Inmobiliarios, derribando mitos y abriendo una reflexión sobre el futuro desarrollo de esta ciudad.
Por Jorge Daccarett
Director Ejecutivo Fundación Palestina Belén 2000 – Chile
Mucho se habla de Dubai pero hay que ir para darse cuenta que el león no es como lo pintan. Dubai es una gran obra en construcción, en donde casi todos los proyectos que han prometido están ya sea en obra o en maqueta. Este emirato, que a falta de petróleo ha optado por convertirse en un “hub” turístico, comercial, de salud y paraíso fiscal para inversionistas, sigue al pie de la letra su Plan Estratégico 2015 que refleja la visión de Sheikh Mohammed Bin Rashid Al Maktoum quien frente a cada proyecto, por loco que parezca, siempre dirá “why not, let’s do it” en la medida que le garantice flujo de turistas e inversionistas.
De esta manera, en Dubai han comenzado a aparecer excentricidades como la Isla de las Palmeras, la torre más alta del mundo, el hotel más lujoso del mundo, un mall con una cancha de esquí en el desierto, entre otras. Y parece que su plan de generar una oferta para una demanda que piensan captar en base a la misma les está funcionando, ya que lo primero que han generado es toda la credibilidad de los mercados internacionales para desarrollar nuevos proyectos que asombran y sorprenden.
En cualquier caso, ya aprendieron como ganarle terreno al mar y al desierto, y es asi como un desértico emirato de 70 kms de costa se convertirá en unos pocos años en un parque de diversiones más grande que Hong Kong, un Waterfront más grande que Singapur, y una colección de torres y edificios con una arquitectura que parece ser donde los bosquejos más osados de los arquitectos encuentran terreno fértil para convertirse en realidad.
Sin embargo, para el que busca encontrarse con la cultura árabe milenaria, Dubai no es la ciudad. Desde que uno entra a un avión de Emirates se da cuenta que el idioma árabe no es más que un saludo a la bandera, ya que se trata de un emirato multicultural, de lo cual los “dubaitíes” se enorgullecen. Sólo el 20% de la población es nativa, quienes cuentan con innumerables privilegios como la entrega de terrenos, casas, bonos por matrimonio, educación, salud y servicios básicos gratuitos y obviamente exención de todo tipo de impuestos.
El resto de la población corresponde a expatriados, principalmente obreros hindis y pakistanis que han hecho de Dubai una ciudad con un look & feel con autopistas y rascacielos de muro de cortina que podría perfectamente ser Miami, Las Vegas o Singapur, y con un estilo árabe que parece más bien una imposición forzosa para que el turista se sienta en un mundo árabe más del estilo Epcot Center.
Tanto así que el idioma oficial es el inglés, y Dubai es la única ciudad árabe del mundo donde no flota en el aire la llamada a la oración de los muecines que caracteriza al ciudades como Damasco, Ammán o El Cairo, para evitar que el turista sienta aprensiones respecto de lo “peligroso” que es el Islam. Curiosamente, para aumentar la sensación de seguridad, parece no haber policía, ya que lo único que está sólo escrito en árabe son los autos patrulleros. Y es un lugar donde se puede caminar de noche sin problemas, tanto hombres como mujeres solas y vestidas en la usanza más occidental.
Y digo de noche ya que de día el calor es espantoso, tema que convierte a Dubai en la ciudad menos ecológica del mundo por la cantidad de aires acondicionados funcionando las 24 horas.
Por todo, con los mesiánicos claims de algunos proyectos como “Where Vision Inspires Humanity” de Nakheel o “For the Good of Tomorrow” de Dubai Holding, no sería de extrañar que en el más puro estilo de Buck Rogers en el Siglo XXIII, el próximo proyecto de Sheihk Mohammed se llame “The Breeze” y consista en una cúpula gigante que proteja todo el emirato de los rayos UV y lo climatice. Tal vez si le presentan el proyecto y eso garantiza más turistas e inversiones, también diga: “Why not? Let’s do it”.