La Modificación al Plan Regulador Comunal de Santiago centro
El pasado 31 de mayo se aprobó la modificación al plan regulador de Santiago para el sector centro histórico, o triángulo fundacional.
Las acciones de mayor impacto, son el aumento de inmuebles de conservación históricos (se suman 87), la creación de zonas “especiales” o zonas de amortiguamiento y la modificación de la zona de conservación histórica A1, de acuerdo a la realidad actual en cuanto a estado de conservación de zonas protegidas. Se deja de considerar el sector poniente del triángulo fundacional dentro de lo protegido debido a la mayor dinámica de construcción de edificios en altura…
El objetivo de este cambio es el de revitalizar el centro histórico aprovechando sus cualidades morfológicas, apostando por un desarrollo mas regenerativo.
El fundamento de dicha medida es reconocer a ese sector como la zona con mayor espesor histórico por excelencia, por su condición de lugar fundacional, y por eso mismo resguardar esa morfología. La acción se circunscribe en un entendimiento del patrimonio urbano como un recurso cultural, una oportunidad de desarrollo. Esta visión regenerativa entiende al tejido patrimonial como un bien distintivo, capaz de catalizar un tipo de desarrollo, que además de ser sustentable a largo plazo, es conciente del espesor cultural con el que dicho tejido carga, y es capaz de transmitir.
Las restricciones tanto en zonificación como en altura, a simple vista disminuyen la rentabilidad de la operación por terreno, lo cual reduce la dinámica inmobiliaria predominante.
Respecto a esto, cabe mencionar que el desarrollo de las ciudades es a largo plazo, el tejido histórico es un bien cultural, y la cultura una de las prioridades dentro de la agenda pública. Por otro lado la manera en que se están llevando a cabo los proyectos inmobiliarios trae beneficios a corto plazo y no renovables, mientras que un desarrollo regenerativo trae beneficios preservando el bien cultural, lo cual, podría decirse que es renovable en el sentido de la herencia o legado a generaciones futuras, de ahí la idea de patrimonio. En segundo lugar las acciones de resguardo no son necesariamente acciones de estanco. El tejido patrimonial es reciclable, ese reciclaje es el que provee el soporte en el que se lleva a cabo el desarrollo de la ciudad, manteniendo su identidad y configurando para sus habitantes un fragmento de ciudad reconocible.
El problema es que la regulación es insuficiente sin gestión. Si se está preservando el centro fundacional es necesario generar medidas que hagan realmente factible una forma alternativa de desarrollo. En ese sentido, así como se creó una Corporación para el Desarrollo de Santiago que gestionó la implementación de políticas de renovación urbana, se podría pensar en una figura similar que lo haga con políticas de regeneración urbana. Así como se implementaron instrumentos que incentivaron tanto la oferta como la demanda residencial en el centro, podrían implementarse instrumentos pensando en un desarrollo regenerativo. Incentivos tributarios, bonos transables o subsidios son medidas factibles y necesarias para generar este tipo de desarrollo.
La modificación obliga a pensar una nueva manera de intervenir este sector de la ciudad, las medidas, más que restricciones, se pueden ver como desafíos para un desarrollo mas armónico, sustentable y conciente del valor de su condición de sector fundacional.