Editorial – Infraestructura educacional
(El Mercurio, 15/09/2008)
El derrumbe ocurrido en el Liceo de Aplicación ha puesto de relieve el mal estado de los edificios en que funcionan muchos de los principales establecimientos educacionales del país. Influyen en esto la antigüedad de muchas de las construcciones, su falta de mantenimiento a lo largo de los años y, en algunos casos, el hecho de que las obras iniciales nunca se concluyeron del todo.
Pese a la poca importancia asignada a este aspecto durante el intenso debate educacional, las malas condiciones físicas en que se desarrollan las actividades educativas han contribuido muchísimo a extender el malestar y la rebeldía entre los alumnos. Ahora, súbitamente, se ha vuelto urgente mejorar la infraestructura educacional, pero debiera desarrollarse un programa global, que lleve a superar las principales deficiencias en un plazo razonable.
El Ministerio de Educación anunció ya los primeros pasos de un plan diseñado con rapidez para enfrentar una situación que se arrastra por años, como si fuera una emergencia surgida en forma inesperada: se prevé recuperar 20 establecimientos en el país, con un gasto cercano a 40 mil millones de pesos. De los liceos favorecidos, 14 son de Santiago y, aparentemente, el plan básico del Gobierno consistiría en desarrollar los proyectos que habían sido elaborados por la Municipalidad de Santiago en 2007. No se conocen hasta ahora otros estudios que hayan evaluado la infraestructura y que contengan propuestas sobre lo que debería hacerse para contar con edificios dignos, modernos y seguros, apropiados para la enseñanza de nuestros tiempos.
En los últimos años se construyeron numerosos colegios de muy buena factura, en especial desde que se puso en marcha la jornada escolar completa. Sin embargo, al aprobarse dicha ley -que incluía disposiciones referentes a las construcciones- no se hizo una evaluación sistemática de las necesidades del sector, y si bien puede discutirse si la extensión de jornada fue o no un acierto, en el plano meramente de infraestructura esa ley dejó en malas condiciones a los mejores colegios, pues ellos, por limitaciones insalvables de sus instalaciones, no pudieron ampliar su jornada y, por tanto, no recibieron recursos para modernizar sus edificios. Pero no todo es un asunto de recursos, porque ellos no han faltado para otras inversiones educacionales del sector estatal, como la sede de Rengo de la Universidad de Valparaíso, que después de construida ha sido abandonada, por la no viabilidad del proyecto.
El sector educacional es prioritario para Chile y recibe una cantidad importante de recursos. Gestionarlos apropiadamente es responsabilidad del gobierno central, los municipios y otras instituciones, que no siempre han otorgado a la educación la prioridad que merece.
No todo es asunto de recursos, porque ellos no han faltado para otras inversiones educacionales del sector estatal, como la sede de Rengo de la U. de Valparaíso.