Congestión vehicular por rascacielos inquieta a los vecinos de la Costanera

414595797_zz.jpg(El Mercurio, 28/09/2008)

Acusan que ya hay tacos en el sector en horas punta y temen caos vial en 2010, cuando finalicen las obras. Por Catalina Caro y Víctor Zúñiga

La sola construcción de 25 mil nuevos estacionamientos en el sector de “Sanhattan”, en Las Condes y Providencia, provocará atochamientos vehiculares, a raíz de la construcción de rascacielos en la zona, lo que ya alarma a los dirigentes vecinales.

La señal de congestión máxima, que implicará severas deficiencias de acceso tanto para ingresar como para salir del lugar, la envió el miércoles pasado desde el edificio de la Sofofa -Costanera 2777-, a pasos de la megaobra, el connotado arquitecto Marcial Echenique, quien sostuvo que habrá complicaciones mayúsculas de tránsito, debido a la construcción de las megatorres Costanera Center y Titanium, que afectará a Las Condes, Providencia y Vitacura.

“Los inmobiliarios construyen el edificio y se van. Y ahí va a quedar la congestión sin resolver”, dijo.

Mientras, las juntas de vecinos están consternadas y molestas.

El presidente de la Junta Vecinal número 11 de Providencia, del sector Costanera, Marcelo Bohm, acusa que como principio opera la “política de hechos consumados”, en donde se ejecutan proyectos en la ciudad y los vecinos son los últimos en ser informados y consultados. “Todo esto es muy complicado. Si hay congestión hoy ahí, no hay que tener mucha imaginación para darse cuenta de lo que pasará el 2010, cuando estén las megatorres terminadas. Va a ser un caos, y estamos espantados”, dijo.

Recalcó que el tránsito por el sector en la actualidad es complejo, porque las obras demandan incluso sacar pistas de las calles aledañas a las faenas. “Ponen letreros y sacan dos pistas. Así de patudos”, recalca el representante vecinal.

Bohm insiste que todo se hace “a puertas cerradas”, pese que los vecinos tapizan de cartas a las autoridades para hacer ver las dificultades e incoherencias, sin resultado alguno. La situación le molesta, pues siente que “los vecinos estamos al último”.

En tanto, en la Las Condes, Luz Arrau, presidenta de la junta de vecinos de El Golf norte, dice que en su comunidad cunde la preocupación. “No sabemos cómo vamos a entrar y salir del barrio. Actualmente los bocinazos y tacos son insoportables, y ni siquiera están en funcionamiento los nuevos edificios”, dijo la presidenta vecinal.

Arrau siente que la escasa planificación vial está destruyendo El Golf. Califica la situación como “una monstruosidad”.

Cuenta que desde hace 17 años que vive en el sector, y desde ese tiempo hasta ahora todo ha cambiado mucho. “Antes acá imperaba la tranquilidad, era maravilloso”.

Sin embargo, asegura que en la actualidad deben programarse antes de salir, pues es imposible movilizarse en automóvil en las horas punta, lo que afecta la calidad de vida de los vecinos.

Pese a esto, Arrau asegura que no se irá de la comuna, pues peleará por su barrio, a la espera de que la situación mejore.

Más distantes pero no menos preocupados están los vecinos de Vitacura.

Ana Véliz, de la junta de vecinos A11, vive hace 42 años en el sector oriente, y manifesta que las cosas han cambiado demasiado negativamente en los últimos cinco años. “Es terrible lo que nos está pasando”, sostuvo.

DENSIDAD
CONGESTIÓN: A mayor altura de los edificios, mayor uso de calles por automóviles, dice Marcial Echenique.

Afirman que falta más fiscalización

El representante de “Defendamos la Ciudad”, Patricio Herman, sostuvo que el proyecto Costanera Center debió haber pasado por un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) para su aprobación, lo que implicaba consulta ciudadana, y no una mera Declaración de Impacto Ambiental (DIA) como ocurrió.

Explicó que el DIA para Costanera fue aprobado en el año 2001, cuando el volumen del proyecto era el 30 por ciento de lo que es hoy.

“Es decir, el proyecto inmobiliario más grande que se ha hecho en la historia de Chile en 4 hectáreas, con 700 mil metros cuadrados y una inversión de 600 millones de dólares, que consiste en 4 megatorres y un mall comercial, incluido el rascacielo más alto de América Latina de 300 metros, no pasó por Estudio Ambiental. Es para la risa. Chile es el reino de los hechos irregulares consumados”, dijo. Ello fue posible gracias a una legislación seccional del año 1980 que es deficitaria a las normas actuales, afirmó. “Debieron haberse aplicado normas del Plano Regulador Metropolitanao de Santiago”.

En rigor, los responsables de fiscalizar la obra son la Municipalidad de Providencia, el Ministerio de Vivienda, muy ausente, y la Conama, dijo Herman.

En los próximos días, la entidad dará a conocer una serie de irregularidades del proyecto, adelantó.