Hidroaysén se hunde
Ni Bernardo Matte ni los ejecutivos de Endesa imaginaron jamás este escenario: su proyecto estrella en Aysén haciendo agua por todos lados. Lo evidencian las más de tres mil observaciones que le hicieron los servicios públicos y una serie de desprolijidades que se presentaron en la elaboración del proyecto. Pero en vez de reconocer los errores, la empresa optó por salir al paso con arrogancia, estrategia que en el Gobierno miran con muy malos ojos. Por Darío Zambra B.
La audiencia estaba compuesta en su mayoría por ingenieros. Probablemente eran unos cincuenta.
Era el mediodía del jueves pasado y los profesionales oían atentos la exposición de Hernán Salazar, el hombre que Endesa y los Matte pusieron como gerente general de HidroAysén, el proyecto que hoy los tiene con jaqueca.
Repasaba un powerpoint repleto de antecedentes de esos que los ingenieros adoran. De repente, Salazar quiso distender un poco el ambiente y lanzó un seudo chiste: “Las líneas de transmisión se llaman así porque van ‘tras’ las centrales”, soltó.
Apenas se escuchó un par de risas. Quienes rieron lo hicieron porque la talla era fome. Quienes no, también.
La escena refleja en parte la posición en la que hoy está Salazar. Al igual que en ese auditorio, ya ni en Endesa ni en la familia Matte le celebran las tallas.
Lo pusieron a la cabeza del proyecto de inversión más grande que hoy se tramita en el país: las cinco centrales hidroeléctricas que pretenden levantan en la Patagonia, en las que desembolsarán 3.200 millones de dólares.
Sin embargo, su gestión no los tiene nada contentos. Por el contrario, las críticas a la forma en que ha conducido la iniciativa son abundantes.
Las razones están a la vista: la noche del miércoles HidroAysén recibió las 3.150 observaciones que formularon 36 servicios públicos, las que el consorcio debe responder en ocho días.
Esto en la práctica significa que está obligada a suspender la tramitación del proyecto, porque es imposible que aclaren estas dudas en el plazo que establece la Conama. Quienes conocen el proceso aseguran que como mínimo la empresa podría retomar la tramitación en seis u ocho meses, pero lo más probable es que esta tarea les demande cerca de un año de preparación.
“Con esto la empresa se va para la casa”, sostienen. Pero lo hace con la cabeza gacha, porque tanto la imagen de los Matte como de Endesa se dañó al presentar un Estudio de Impacto Ambiental (EIA) que contenía miles de omisiones, información errónea, datos inexactos y e incluso definiciones ilegales. “Es un estudio pésimamente elaborado”, asegura un profesional que lo estudió en detalle (ver recuadro).
Pese a que el ambiente ya estaba enrarecido, el terremoto en la sociedad entre la familia Matte y Endesa se desató recién el pasado 6 de octubre.
Fue ese día cuando la mayor parte de los servicios públicos de la Región de Aysén evacuó sus respectivos informes, los que dejaban en muy mal pie la presentación de HidroAysén.
Desde entonces el proyecto comenzó a deslizarse por un despeñadero. Una caída que incluso podría arrastrar a Hernán Salazar, ya que los últimos golpes han provocado que algunos hayan puesto en duda su continuidad en el proyecto.
LAZOS AFECTIVOS
Segundo semestre de 2007. Ese era el plazo que se habían autoimpuesto en HidroAysén para ingresar las represas al sistema de evaluación.
Pero la fecha se fue corriendo, una y otra vez. En el Gobierno la percepción que se tenía es que las postergaciones continuas indicaban que se estaba preparando en detalle cada uno de los impactos y mitigaciones de las centrales.
Pero esa impresión se esfumó apenas comenzaron a llegar las primeras observaciones, las que eran rotundas.
No era el único motivo que había elevado las expectativas. En Endesa enfatizaban que invertirían doce millones de dólares en el diseño del estudio.
Pero su mayor orgullo era la licitación internacional que hicieron para escoger a la consultora que elaboraría el EIA, en las que participaron las oficinas más top de la industria ambiental.
Finalmente, se lo adjudicó el consorcio conformado por las chilenas Poch y EPS y la sueca Sweco.
Fuentes que conocieron de cerca este proceso cuentan que a Endesa le interesaba en especial tres criterios de selección: que el consorcio estuviera integrado por una firma nacional y otra extranjera; que tuviera experiencia en proyectos de más de mil megawatts, aporte que en este caso hizo Sweco; y que su equipo tuviera la mayor cantidad de maestrías, que es como los españoles denominan a los magíster y doctorados.
Este consorcio cumplía con los tres requisitos, por eso le asignaron el mayor puntaje. Sin embargo, tenía también otro requerimiento especial que Endesa se preocupó de mantener en reserva y evitar que fuera evidente: necesitaba una consultora que fuera leal a los planteamientos de la empresa mandante.
Por esta razón, el nombre de Poch se abrió casi de forma natural. Porque entre el grupo Enersis y esta consultora existía un vínculo por lo menos afectivo.
El fundador de esta firma, en 1989, -junto a su amigo Miguel Sánchez Carril- fue el ingeniero civil Andrés Poch Wustlicht quien trabajó en Chilectra -empresa madre del holding- durante 36 años.
Ingresó a la compañía eléctrica en 1933, un año después de titularse en la Universidad Católica, y ya en 1970 ocupaba el cargo de gerente general.
Poch Wustlicht falleció en agosto del año pasado y hoy es su nieto, Andrés Poch Pirreta, quien está a cargo de esta consultora.
LO QUE EMPIEZA MAL
Cuentan en la sociedad que a las pocas semanas de iniciado el trabajo comenzaron los problemas. Ingendesa había encargado a siete universidades -entre ellas la PUC, la Chile, la Usach y la Austral- elaborar las líneas base del medio en que se instalarían las represas.
Sin embargo, cuando fueron analizados se dieron cuenta de que algunos de estos informes tenían serias falencias. “Algunos parecían hechos por estudiantes universitarios”, confidencian. Por esta razón -agregan las mismas fuentes- si las cosas habían empezado mal, era inevitable que terminaran de la misma forma.
Dicho y hecho. Un profesional del equipo relata que cuando el consorcio entregó el primero de los informes, a mediados del año pasado, Ingendesa e HidroAysén hicieron tal cantidad de observaciones “que fue rechazado rotundamente. En muchos aspectos había información faltante y datos que no se entendían”.
Para la elaboración del segundo informe, el consorcio se habría puesto las pilas. Según la misma fuente, “se contrataron muchos más profesionales y Poch pasó a la primera línea de trabajo, sobre todo por diferencias que tenía Sweco”.
Otros profesionales que conocieron de cerca la elaboración de este EIA aclaran que más bien los roces se produjeron con Ingendesa, la consultora del holding Enersis y mandante directa de Poch-Sweco-EPS.
“El problema con Ingendesa es que su política era que se hicieran los estudios que ellos querían y no los que el consorcio consideraba eran los óptimos”, explican.
De hecho, entre los expertos de las consultoras ambientales -una industria en la que todos se conocen- la impresión que existe es que esta filial de Endesa es finalmente la responsable de la calidad del EIA.
Una anécdota que refleja las dudas que se han tejido sobre Ingendesa se registró en internet. En Diálogo Sustentable, una de las comunidades de Yahoo!, se produjo una guerra epistolar entre César Hormazábal, el ingeniero forestal de Ingendesa a cargo de revisar el EIA, y Jaime Solari, socio de la consultora SGA. Éste último trató a Hormazábal de “inepto”.
“Es que estaban haciendo las cosas pésimo en una central termoeléctrica en Quintero, donde no presentaban medidas de compensación para las nuevas emisiones. Por eso yo decía que si Endesa Chile era capaz de esta frescura con una centralita de 240 MW en Ventanas, ¿qué cosa no sería capaz de hacer en Aysén con 2.600 MW en juego?”, cuenta Solari.
Esta suma de tropezones y roces marcaron los resultados del estudio. “El consorcio elaboró el mejor EIA para este proyecto. Es normal que en un proceso de evaluación ambiental surjan observaciones de los servicios públicos. Todos los proyectos sometidos al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental requieren plazos y etapas para dar respuesta satisfactoria a las observaciones de las servicios”, argumenta Paulina Toro, coordinadora de aspectos legales del consorcio.
Hernán Salazar, el más cuestionado de los ejecutivos, tiene la misma impresión: “No estoy de acuerdo con que sea un proyecto mal hecho. Ésta es una iniciativa de cinco centrales y con las observaciones que hay, si las llevan a la cantidad de represas, está absolutamente dentro de lo que hemos visto en este sistema”.
Son las únicas opiniones positivas que se han escuchado. Según Patricio Rodrigo, dirigente del Consejo de Defensa de la Patagonia, “la calidad del estudio es muy mala. No se analizaron riesgos como los terremotos, las inundaciones, ni los volcanes. Al parecer, prefirieron omitir los estudios de estos riesgos”. Y un profesional de la Conama agrega: “Con todo esto, su imagen técnica quedó sumamente dañada”.
LA ESTRATEGIA DE LA ARROGANCIA
Las más de tres mil observaciones que se le hicieron al EIA no son los únicos errores que cometieron Endesa y los Matte.
En La Moneda están convencidos de que los ejecutivos de HidroAysén tuvieron excesiva confianza en dos factores: en las palabras de respaldo que habían recibido de los ministros Edmundo Pérez Yoma y Marcelo Tokman, y en la capacidad de lobby de la sólida red de contactos que los socios del proyecto tienen en la Concertación.
Tanto Eliodoro como Bernardo Matte, los dos hombres fuertes de la familia controladora de Colbún, tienen llegada directa con el Gobierno.
Y por parte de los inversionistas españoles, están el presidente de Chilectra, Jorge Rosenblut -quien fue subsecretario de la Presidencia de Eduardo Frei y hombre clave en la recaudación de las platas en la campaña de Michelle Bachelet-, y el director de Endesa, Jaime Estévez, ex ministro de Obras Públicas de Ricardo Lagos.
A estos nombres se sumará en las próximas semanas un hombre de peso: el ex vocero de Gobierno de Lagos, Osvaldo Puccio, quien será director consejero para Latinoamérica de Acciona, el grupo español que, junto a la italiana Enel, controla Endesa España.
Su exceso de confianza también se basó en la cantidad de millones que han gastado en asesorías comunicacionales. Para posicionar la imagen de las centrales en Aysén han trabajado con la empresa de lobby de Eugenio Tironi, con la transnacional Burson Masteller y con Adimark, a quienes encargaron una encuesta para medir el nivel de aprobación a la iniciativa.
“Pero parece que se concentraron más en las comunicaciones y el lobby que en el estudio”, sostiene un crítico a la iniciativa.
En HidroAysén estaban tan seguros de su estrategia que no se esperaban esta cantidad de observaciones. En La Moneda supieron que la vía de las adendas era la lógica desde que comenzaron a caer los informes de los servicios, sobre todo desde el 7 de octubre.
Fue en esa oportunidad cuando la ministra de Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, criticó los antecedentes que hasta entonces había recibido y aseguró que el EIA de las centrales de Aysén “no estaba a la altura”.
Como estos organismos enviaron una serie de preguntas a la compañía, se desechó el otro camino que había: la aplicación del Artículo 24 del SEIA, que rechaza un estudio por carecer de información esencial para su evaluación. Decisión que, como explica el intendente de Aysén, Selim Carrasco, “recae según la legislación en el director regional de Conama, José Pablo Sáez”.
Después de la declaración de Uriarte, los responsables instalaron una nueva estrategia de tres puntos centrales, pero que a la larga podría pasarles la cuenta: insistir en que el estudio está bien hecho, no hacer ningún mea culpa y criticar el trabajo de los organismos públicos que evaluaron el proyecto.
Lo hicieron en forma paralela dos de los hombres clave en esta alianza; el gerente general de Endesa, Rafael Mateo, y su par en Colbún, Bernardo Larraín Matte.
El primero dijo en una entrevista: “Tenemos que utilizar las mejores tecnologías. Se puede medir las distancias a palmos o con tecnología ( ). HidroAysén no hace ningún mea culpa. Ha hecho un EIA serio, riguroso y profundo. Hoy no tiene que pedir disculpas a nadie, al contrario”.
En tanto, el mismo día 18 de octubre, Larraín fue por el mismo camino: “Si hacemos una analogía, el SAG usó una regla de una librería -para estimar la superficie inundada- e HidroAysén un instrumento de medición con precisión láser”.
En La Moneda estas declaraciones fueron interpretadas como un cambio en la actitud de la compañía, centrada esta vez en la arrogancia y en la prepotencia, sobre todo en la descalificación al trabajo de los servicios públicos.
Por esta razón, el propio Pérez Yoma fue quien puso las cosas en su lugar. “Encuentro fuera de lugar que un señor gerente de Endesa se permita tener apreciaciones despectivas de los funcionarios que evalúan sus proyectos. No queremos ni matonaje de las empresas ni de los ambientalistas ni de nadie”, enfatizó.
Desde entonces, algunos sectores del Gobierno comenzaron a comparar este proceso con la crisis de los cisnes por la que atravesó Celco, sobre todo por la similitud en la forma de enfrentar con arrogancia los errores que habían cometido.
En esa oportunidad la estrategia cambió cuando la situación se hizo insostenible y comenzaron a caer los ejecutivos de la firma de Angelini. Por eso no se descarta que la salida de Hernán Salazar de la primera línea en la sociedad pueda significar un cambio en la actitud que hasta ahora han tomado el grupo Matte y los ejecutivos de Endesa.
En todo caso, esta batalla es menor frente a la que se librará desde el segundo semestre del próximo año, cuando ingrese a evaluación la línea de transmisión que llevaría la energía desde Aysén a Santiago.
O más que una batalla, el verdadero obstáculo de una carrera que, según el mismo Salazar, no es de cien metros, “sino un maratón en la que recién se están corriendo los primeros mil metros”. Un maratón que, en todo caso, ha resultado accidentado y en la que nada asegura que este competidor alcance su meta.
Cinco observaciones graves
1. Según el Sernageomin, “no se presentan mapas geológicos con la ubicación exacta de las represas, ni su cota de inundación. Faltan las coordenadas de los muros, la geología y las obras involucradas, en cortes transversales y paralelos al muro”.
2. A juicio de la Conaf, “existe infracción manifiesta de la normativa ambiental que rige para el Parque Nacional Laguna San Rafael, Parque Nacional Bernardo O’Higgins y Reserva Forestal Lago Cochrane y para los ecosistemas forestales en el área de influencia”.
3. Según el SAG, “las superficies de inundación de los embalses Baker 1 y Baker 2 presentan diferencias significativas y sustanciales que superan las informadas por el titular en más de un 90% respecto a lo modelado por el Servicio, a tal punto que el valle del río Colonia, el valle del río los Ñadis y la confluencia de los ríos Neff y Baker serían inundados”.
4. “Faltan estudios de detalle de la tectónica de las zonas involucradas”, dice Sernageomin.
5. Según Sernatur, “el EIA determina que la alteración a la variable paisaje será significativa en cuanto a magnitud y duración. No obstante, la información aportada es insuficiente e incompleta para realizar una evaluación que permita determinar el impacto real del proyecto sobre esta variable”.