Opinión – Mitigaciones viales
Si queremos que exista un desarrollo sustentable en nuestras ciudades, y más aún en las saturadas como Santiago, debemos tener responsabilidad social y realizar de una manera oportuna las cosas a las que nos obliga la ley.
CADA AUTORIDAD regional de transportes tiene bajo su responsabilidad el control de los efectos del crecimiento de las ciudades, sobre todo a la luz del aumento explosivo del parque automotor. La herramienta se llama Estudio de Impacto sobre el Sistema de Transporte Urbano (Eistu). Estos estudios se exigen con el propósito de establecer las condiciones que cada titular de un proyecto de construcción debe cumplir para poder llevarlo a cabo. Se someten a estos estudios los proyectos de edificación residencial desde 250 estacionamientos, proyectos de uso comercial desde 150 estacionamientos, locales escolares desde 721 alumnos, establecimientos deportivos y recreativos que tengan capacidad desde mil y una personas y los terminales de locomoción colectiva desde los mil metros cuadrados.
Cada seremi de Transportes, con distintas entidades públicas, revisa cada uno de estos Eistu elaborados por especialistas privados, y de acuerdo con la seriedad y calidad de ellos, los aprueba, rechaza de plano o los devuelve con observaciones. El boom inmobiliario observado en las comunas de Las Condes, Vitacura, Lo Barnechea, Ñuñoa, Providencia y La Florida, entre otras, hace necesario que estos estudios sean rigurosos, teniendo en cuenta que, según el volumen de cada proyecto, las medidas de mitigación pueden considerar ensanche de calles, colocación de semáforos, cambios en la dirección del tránsito, ejecución de caleteras, empalmes con otras vías, etcétera.
Los Eistu son indispensables para que las nuevas obras de construcción se inserten correctamente en la ciudad, pero como existe una lamentable desinteligencia en el aparato del Estado y algunos medios de comunicación entregan información equivocada, es conveniente que todos los directores de obras municipales procedan de acuerdo con la lógica más elemental para exigir su cabal cumplimiento.
¿Por qué decimos esto? Hace unos días leímos en un diario de tiraje nacional la siguiente afirmación: “Mientras dicho proyecto, que se pretende comenzar a construir el próximo año, mantenga el Eistu rechazado, la Municipalidad de Vitacura no podrá hacer la recepción de la obra cuando concluyan los trabajos” (sic). El reportaje se refería al mall de Cencosud que se planifica construir próximamente en los terrenos arrendados por la Congregación Holly Cross del Colegio Saint George a esa conocida empresa de retail. Y de su lectura se infiere que se podrían iniciar las obras sin tener aprobado el Eistu, porque éste se exigiría sólo para la recepción de las mismas.
Tenemos la obligación de aclarar el punto sólo con el propósito de que las cosas se hagan bien y de modo que la ciudadanía esté debidamente informada. En efecto, en el caso planteado por ese medio de comunicación, para que se inicien las obras del mall el Eistu debe estar aprobado por el seremi metropolitano de Transportes y es requisito sine qua non desarrollar todas las obras de mitigación vial en el período de la construcción de ese equipamiento mayor, teniéndose presente que la recepción final del mall se otorgará sólo cuando estén terminadas todas las obras viales exigidas por la autoridad sectorial.
Esto es corroborado en la circular 644, DDU-Específica número 25/2008 del 13 de agosto de 2008, suscrita por el arquitecto Luis Eduardo Bresciani, jefe de la División de Desarrollo Urbano del Ministerio de Vivienda, quien expresó en el punto 5 de su instrucción: “Los Eistu deben ser presentados y aprobados junto a la solicitud de cada permiso de edificación y el cumplimiento de las mitigaciones viales que señale dicho estudio se harán exigibles a la recepción definitiva de la edificación”. Por tanto, si de verdad queremos un desarrollo sustentable en nuestras ciudades y más aún en las saturadas como Santiago, debemos tener responsabilidad social y hacer en forma oportuna las cosas a las que nos obliga la ley.
Que en Santiago existan varias megaconstrucciones ejecutándose sin tener aprobados los Eistu no nos debe extrañar. Siempre hay vivos que sostienen que las leyes deben ser cumplidas por los otros y no por ellos mismos.
Patricio Herman – Fundación Defendamos La Ciudad