Editorial – Casco histórico de La Serena
(El Mercurio, 07/12/2008)
Para incentivar la remodelación urbana en la decaída zona céntrica de La Serena, su municipio busca reformar algunos aspectos de la normativa comunal que hoy frenan su desarrollo. Aparte de las restricciones que establece el plano regulador para toda el área histórica, existen también importantes limitaciones a la edificación derivadas de la categoría de zona típica, que incluye a 100 manzanas de esa ciudad. En éstas hay importantes casonas que son monumentos nacionales, ejemplos del pasado arquitectónico colonial y neocolonial, intervenido según el Plan La Serena, de 1952, que añadió ornamentos neoclásicos correspondientes a otra época de la historia urbana del lugar.
La categoría de zona típica asignada a este extensísimo terreno que abarca 170 hectáreas, además de otras restricciones de constructibilidad, obliga a toda posible intervención a ceñirse a la tipología del conjunto del área. Con ello se limitan no sólo aspectos de estilo de los posibles proyectos, sino también la altura de las edificaciones, lo que impone un obstáculo serio al desarrollo de parte importante de la ciudad. Esto no sería del todo objetable si se tratara de una superficie urbana más acotada, pero ampliar estas exigencias a 100 manzanas de una urbe de tamaño intermedio parece una desproporción, que incide en el hecho de que hoy viva en el centro de La Serena sólo el 1,9 por ciento de sus casi 200 mil habitantes.
Sobre el rescate de zonas patrimoniales en los cascos históricos, hay en el mundo y aun en nuestro continente numerosas experiencias exitosas, que asumen ese desafío como oportunidad para establecer un plan de desarrollo urbano enfocado de manera integral, y no sólo desde un punto de vista exclusivamente conservacionista. Los cascos históricos que por diversas razones hayan ido perdiendo vitalidad deben ser reintegrados a la vida de la ciudad, otorgándoles un nuevo destino urbano, mediante la asignación de usos que los potencien.
Las categorías que impone el Consejo de Monumentos Nacionales a diversas áreas de interés patrimonial no van aparejadas con los mecanismos modernos indispensables para que ellas se desarrollen en forma armónica con el resto de la actividad urbana. En numerosas ocasiones, esto causa paradójicos bolsones de deterioro en las zonas que se busca proteger.
El caso de La Serena confirma una vez más la urgencia apremiante de una renovación profunda de la añeja legislación que establece los criterios conservacionistas del referido consejo.