Revisitando los Estudios Urbanos Chilenos
Por Manuel Tironi *
¿Dónde deberían estar, o qué debería suceder con, los estudios urbanos chilenos en los próximos 10 años? Esta pregunta presupone que algo está mal con los estudios urbanos locales. Efectivamente, considero, humildemente, que están algo aletargados. O mejor dicho, que mientras nuestras ciudades experimentan cambios vertiginosos y que la teoría urbana (y social) ha dado saltos tectónicos, nuestros estudios sobre lo urbano siguen estos avances desde la galería. También creo que en los últimos años han ocurrido cambios significativos (así que desde ya mis disculpas a los estudiosos urbanos que no se sientan identificados con lo que viene), pero es necesario reforzarlos y consolidarlos. Hice un listado de 10 cambios que me gustaría ver en esta dirección, pero por respeto con el lector me centraré en tres.
1. Acercarse a la sociología. O a la antropología, la geografía humana, los estudios culturales o cualquier otra disciplina que los reconecte con la teoría social. Porque a diferencia de lo sucedido con los urban studies Gym Teacher: The Movie divx norteamericanos y (sobre todo) europeos, queda la impresión que la emancipación de los estudios urbanos chilenos del yugo sociológico involucró también un divorcio de éstos con el debate teórico de avanzada.
Ojo, no digo que nuestros estudios urbanos no tengan debates teóricos, sino que éstos tienden a estar desactualizados, a ser algo ingenuos y a caer en el ensimismamiento. El problema estriba en que la teoría es como una lente que te permite “ver” los fenómenos sociales; o sea sin buena teoría (buena = actualizada) los riesgos de empantanarse en problemas de investigación añejos y repetitivos es altísima. Siento, lamentablemente, que ha pasado eso en Chile por mucho tiempo.
La única manera de hacer un upgrade teórico es dejando por un momento de lado la teoría urbana (los Harveys y los Sennetts, las Zukins y las Sassens) que es siempre más blanda y simplificada, y zambullirse a la teoría social dura y pura. Por ejemplo, me atrevo a decir que si los estudios urbanos chilenos no comienzan a sintonizarse con el llamado “giro performativo” en cualquiera de sus versiones -actor-network theory, teoría no-representacional e incluso teoría de la práctica- sus alcances conceptuales y epistemológicos, y por lo tanto su capacidad para dialogar con la comunidad académica global, se verán severamente disminuidos.
2. Acercarse a la arquitectura. Una confesión. Corría el año 2005. Estaba a punto de terminar mi master en planificación urbana en la universidad de Cornell y tenía todo arreglado para continuar con el doctorado. Hasta que fui a una conferencia de Rem Koolhaas. Ese mismo día decidí que no tenía nada que hacer en un doctorado en planificación urbana, y menos en EE.UU.
¿Qué vi en Koolhaas? Lo mismo que echo de menos en los estudios urbanos chilenos: coraje para encontrar la solución más creativa a través de la mezcla y remezcla de la arquitectura, el diseño, el urbanismo, la sociología y lo que sea; osadía para hacer academia con elementos no-académicos y viceversa. Veo a los estudios urbanos chilenos muy pacatos, vergonzosos de innovar, temerosos de salirse de la rigurosidad científica y/o importancia pública. Veo poco vuelo creativo: nada de mezclas raras, nada de asociaciones peregrinas.
Creo que los estudios urbanos chilenos deberían mirar con más respeto “las formas de hacer” de los arquitectos. O puesto de otro modo, reconocer que las ciencias sociales no son el único ni el mejor modo de ordenar el conocimiento y su proceso de creación. Acercándose al modus operandis de la arquitectura se perderá algo de sistematicidad científica, ¿pero a quién le importa si el resultado es sugerente, efectivo y, lo más importante, desafiante para quien lo propone?
3. Alejarse del policy-making. Condición sine qua non para lo anterior es que los estudios urbanos dejen de tener ojos sólo para los MINVUs, MOPs y PNUDs del mundo: no todo es política pública en esta vida. Para calmar a los ortodoxos, no estoy diciendo que haya que olvidarse de las políticas públicas, sino que hay otros campos de trabajo por explorar.
¿Y cuál es el problema con las políticas públicas? Pues que por un proceso sociológico que sería muy largo de explicar, las políticas públicas tienden a considerar como legítimo sólo el conocimiento de origen cuantitativo, naturaleza técnica y vocación pragmática. Y esto, a su vez, tiene dos consecuencias. Primero, que constreñidos por los requerimientos de las políticas públicas, los temas de investigación se restringen: temáticas más exploratorias y menos domesticables a la lógica de la métrica no tienen cabida en para el financiamiento público. Y los investigadores, que de algo tienen que vivir, empiezan (muchas veces inconcientemente) a sintonizar sus discursos e investigaciones a estos enmarcamientos restrictivos.
El resultado es un déficit crítico en investigación básica y, sobre todo, en investigación fresca y novedosa. Este es la segunda consecuencia: el avasallamiento de los estudios urbanos a las políticas públicas ha mermado la posibilidad de abrir nuevos campos de investigación, de explorar nuevas vetas teóricas y de innovar en las metodologías, o sea de crear una disciplina dinámica y en constante desarrollo.
Un caso paradigmático que a mi juicio representa los tres puntos anteriores, es la segregación, tema “sagrado” de los estudios urbanos chilenos actuales. Esta línea de investigación ha puesto su foco casi exclusivamente en el diseño y/o en la implementación de políticas públicas. Esto ha logrado sensibilizar a los tomadores de decisiones, algo a todas luces positivo, pero a costos muy elevados. Se sigue buscando “medir” la segregación como hace 10 años, con herramientas predominantemente cuantitativas y de baja complejidad. Y no se ven avances ni debates teóricos significativos, no se vislumbra un intento por cuestionar sistemáticamente, utilizando todo el instrumental analítico disponible, si las definiciones de “barrio”, “familia”, “clase social”, “integración”, “arraigo” o “desigualdad” siguen siendo las mismas en un mundo perforado por las nuevas tecnologías de comunicación, las nuevas formas de construcción identitaria y las nuevas estructuras urbanas.
¿Qué hacer frente a todo esto? Básicamente atrevernos a innovar, o sea ponerse a leer, aprender de otras disciplinas y replantearse supuestos. Y obviamente, no asustarnos cuando veamos a alguien haciéndolo.
* Manuel Tironi. Sociólogo y master en desarrollo urbano de la P. Universidad Católica de Chile, master en City and Regional Planning de Cornell University y candidato a doctor en urbanismo por la Universitat Politècnica de Catalunya. Ha participado en numerosas investigaciones sobre planificación estratégica, industrias creativas, modelos de innovación territorial, regeneración urbana y citymarketing.