Editorial – Plebiscito polémico
(El Mercurio, 04/01/2009)
Difícil ha sido el proceso que, finalmente, ha llevado a la aprobación oficial de un plebiscito en Vitacura, para zanjar las diferencias entre grupos de vecinos en torno a cambios en el plan regulador.
Dos años han pasado desde que el municipio comenzó a estudiar las modificaciones, cuya tramitación fue demorándose por los estudios de transporte que debían realizarse en paralelo. El aspecto más interesante del proceso provino del rol que los propios vecinos comenzaron a jugar, defendiendo públicamente sus posturas y organizándose para hacerlas valer frente a la autoridad, al punto de asumir un papel protagónico en las elecciones de hace dos meses.
El punto central de la discordia es la construcción en altura en algunos barrios, defendida por quienes son dueños de casas que quedarían en ese régimen, y resistida por los propietarios de barrios interiores, que no están en las avenidas principales, en las que se hace posible construir edificios. Para el grupo “Salvemos Vitacura”, máximo defensor de esta última postura y el que provocó el llamado a plebiscito, cinco son los barrios que deberían quedar incluidos en la consulta: Escrivá de Balaguer, Kennedy Oriente, Nueva Costanera, Costanera Sur y Santa María de Manquehue. Inicialmente, el concejo había acordado incluir sólo a los dos primeros, pero luego decidió también considerar el tercero, entendiendo que en los dos restantes no hay controversia o las decisiones son de potestad del gobierno central.
Este caso confirma los cambios, lentos y poco perceptibles a veces, que se están dando en la ciudadanía chilena, que cada vez se muestra más consciente de sus derechos y dispuesta a desafiar a las autoridades, cualquiera sea el nivel. El movimiento estudiantil ha sido el caso más emblemático, pero existen muchas otras muestras: más de 30 movimientos vecinales, en distintos lugares del país, han forzado a las autoridades a cambiar sus decisiones.
Otro factor -aún en evolución- son los plebiscitos comunales como medio para resolver estos diferendos ciudadanos. Es valioso el paso dado por Vitacura para enfrentar el tema, pero la experiencia es aún escasa, y el 15 de marzo podrán sacarse más conclusiones. Por el momento, caben ciertas preguntas: ¿Dará esa fecha tiempo para un debate serio? ¿Participará más de la mitad de los votantes inscritos para que el resultado sea vinculante? ¿Logrará el plebiscito zanjar de modo definitivo el tema? ¿Hay otras fórmulas más baratas para lograrlo? ¿Qué rol jugará el alcalde en la discusión?